Qué olvidar, qué recordar

Dice una leyenda que dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron y uno pegó al otro. El ofendido escribió en la arena:

Hoy, mi mejor amigo me ha pegado una bofetada

Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde decidieron bañarse.

El que había sido abofeteado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo.

Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra:
Hoy, mi mejor amigo me salvó la vida.

Intrigado, el amigo preguntó:

¿Por qué después de pegarte escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra?

Sonriendo, el otro respondió:

Cuando un gran amigo nos ofende, debemos escribir en la arena, donde el viento del olvido y el perdón lo acaban borrando. Pero cuando nos pasa algo grandioso, debemos grabarlo en piedra. Grabarlo en la memoria del corazón, donde ningún viento pueda borrarlo.

Pilar y yo queremos, desde el corazón y con el corazón, dedicar esta bella leyenda a todos esos familiares y amigos que han pasado por nuestras vidas grabando recuerdos en piedra. Con un recuerdo especial, en el año que dejamos atrás, a quienes nos acompañaron (con su presencia o su recuerdo) en la boda de nuestra hija Irene.
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