Las redes sociales como arma o como adormidera
En un entorno dominado por unos medios de comunicación de masas capaces de generar esclavitud mental, la democracia puede llegar a convertirse en una farsa.
Pero la sociedad de la información puede, también, actuar como catalizador de la responsabilidad social de todos. Puede, por ejemplo, ser un cauce para discriminar entre comportamientos responsables e irresponsables. Y también impulsar formas de democracia directa.
Se hace necesario, para ello, una propuesta ética, que contribuya a aprovechar al máximo el potencial que las nuevas tecnologías de la comunicación ofrecen.
La rebelión ciudadana es posible. No tiene por qué concebirse como una gran explosión que se produzca de la noche a la mañana. Pero sí puede ser una revolución lenta pero efectiva.
La amenaza de la democracia no viene de la sociedad de la información sino de la sociedad mediática. De los lobbies que la controlan, que nos dicen qué hacer, nos marketinean, nos manejan y manipulan, nos quitan libertad y nos condicionan la vida.
La amenaza no esta solo en los telediarios sesgados sino también en los valores y modelos culturales y de relaciones sociales que los diversos medios de comunicación trasmiten y fomentan al ofrecer unas películas u otras, unos programas u otros.
Es una amenaza que requiere no solo ponerse a la defensiva y protegerse sino actuar proactivamente.
Exige una rebelión de ciudadanos que no se resignen a convertirse en víctimas de la sociedad de la información. Que hagan de ella un medio para abrir nuevas vías que faciliten la participación y el compromiso ciudadano para construir una sociedad más justa, solidaria y sostenible.
Eso es lo que yo personalmente pretendo hacer a través de este blog, desde mi interpelación a ser luz del mundo y sal de la tierra.