Cómo surge el populismo y cómo salir de él
Tsipras en Grecia, Podemos en España, Grillo en Italia, Wilders en Holanda, Hofer en Austria, Le Pen en Francia, el Brexit en Reino Unido o Trump en USA no han surgido fruto de la casualidad.
A diez años de la crisis económica recordamos que aquella trajo empobrecimiento e ira. Lo que ha traído la postcrisis es populismo, impotencia y depresión social. Porque cuando los problemas no se abordan y se les dan soluciones satisfactorias entonces se pudren y acaban generando males mayores.
Como la causa principal de la crisis era de valores la crisis continúa, porque no ha habido una regeneración ética que impida que se repita una crisis semejante.
Lo malo de la situación actual es que hemos sufrido pero no hemos aprendido. ¿Qué hacer para sembrar esperanza y contribuir a hacerla realidad?
Un sociólogo influyente como Alain Touraine vaticinó una etapa convulsa en la que se rompería el "silencio de las víctimas".
Puede ser que el actual apoyo a los populismos de uno y otro signo sea el primer paso de esa ruptura. Pero ojalá que la justificada indignación ciudadana no se quede ahí, dejándose llevar por la demagogia de quien más grita, sino por quien sea capaz de liderar una regeneración social y política acompañada de cambios profundos.
En ese cambio deseado la sociedad civil tiene mucho que decir y que hacer.
Los que se fijan en la botella medio vacía lamentan la falta de compromiso de la sociedad civil y lo interpretan como un pecado de omisión. Pero hay también quien ve la botella medio llena. Gente que contribuye al despertar de la sociedad civil; que ha roto el silencio y ha dejado de mirar para otro lado ante la injusticia, la insolidaridad, o la irresponsabilidad.
Eso último es un germen de esperanza. Y yo, que soy de pueblo, te puedo asegurar que cuando se siembra bien se acaba recolectando.