"Consagrarle toda una catedral a un libro honra toda la cultura" Sigüenza: la catedral del libro (y del Doncel)
Nos salen al trote estos versos de la entrañable e indevota coplilla popular segontina: ”¿Cómo quieres que en Sigüenza / dominen los liberales,/ habiendo allí tanta monja,/ tanto canónigo y fraile?”
Su procedencia semántica es la voz celta de la raíz “seg”, con el significado de, “lugar de victoria” con la abrumadora y rápida convicción del acierto del incorruptible romano Marco Poncio Catón, cuestor y político militar, el primero en citar este lugar como “mansio” importante en la calzada construida en su tramo desde “Emérita Augusta” a Cesaraugusta”
“El Doncel de Sigüenza” falleció en 1486 en plena campaña de la Reconquista en tierras granadinas, a los 25 años de edad
“El Doncel de Sigüenza” falleció en 1486 en plena campaña de la Reconquista en tierras granadinas, a los 25 años de edad
Por tierras alcarreñas castellano-manchegas, y desde sus lejanías históricas –civiles y religiosas-, nos salen al trote estos versos de la entrañable e indevota coplilla popular segontina :”¿Cómo quieres que en Sigüenza / dominen los liberales,/ habiendo allí tanta monja,/ tanto canónigo y fraile?”.
Equipados del contenido turístico, cultural, religioso y artístico, adivinado además en los versos, ya en Sigüenza descubrimos que su procedencia semántica es la voz celta de la raíz “seg”, con el significado de, “lugar de victoria” con la abrumadora y rápida convicción del acierto del incorruptible romano Marco Poncio Catón, cuestor y político militar, el primero en citar este lugar como “mansio” importante en la calzada construida en su tramo desde “Emérita Augusta” a Cesaraugusta”, tal y como se describe posteriormente en el “Itinerario” de Antonino Pío.
Cristianizado este lugar, bien pronto se erigieron dos iglesias románicas ensambladas, siendo nombrado obispo el francés don Bernardo de Agén. Ya desde el año 1140 la población fue declarada y considerada “Ciudad Episcopal”, al renunciar Alfonso VI –el del “El Cid Campeador-“ a su soberanía, a favor de la Mitra. Dato tan relevante explica la importancia que adquirió la ciudad desde los inicios de la Reconquista, así como su catedral, magnífica y ejemplar obra del arte medieval español…
Pero, antes de nada, a nosotros nos espolea hoy saciar el interés por desvelar el porqué precisamente esta catedral luce el título de “la del libro”, además de la del “Doncel”, emblema y prestigio de la ciudad y de una buena parte de las tierras adyacentes, episcopales, cívicas, liberadoras y aún liberales…
La historia es la de que en una de las capilla catedralicias, con pinturas alusivas a la Pasión de Jesús, se ubica el sepulcro de don Juan Martín Vázquez de Arce, conocido como “El Doncel de Sigüenza”, fallecido en 1486 en plena campaña de la Reconquista en tierras granadinas, a los 25 años de edad. La obra del sepulcro erigido pocos años después se le asigna al gran maestro de la escultura gótica castellana llamado Sebastián de Almonacid, quien labró la figura, no de un cuerpo rígido, sino incorporado, con una cruz de la Orden de Santiago en el pecho y un libro abierto en sus manos.
La singularidad del hecho radica también en que no se trata de un libro “sagrado”, sino de cualquier otra materia, dado que, de por sí, los libros –la cultura- siempre fue, es y será, santa, principio merecedor de ser meditado durante el eterno descanso de mármol de donceles o aspirantes a serlo…
Consagrarle toda una catedral como la de Sigüenza, a un libro y un lector “doncel”, perpetuamente empeñado en su contemplación y meditación, honra y prestigia toda una cultura…
Dato idénticamente relevante a tener en cuenta en la visita a la catedral de Sigüenza nos lo sirve ponerse en contacto con los nombres y apellidos de los miembros del episcopologio que la rigieron a lo largo de los siglos, todos procedentes de las más ilustres, nobles y feudales familias francesas en sus tiempos primeros y, posteriormente, españolas. Solo su cita le abrirá al visitante algunas de las múltiples sorpresas artísticas de las que es dueña, señora y administradora esta catedral. Parte de la letanía es esta: Bernardo de Agén, Simón Girón de Cisneros, Pedro de Fonseca, Alonso Carrillo de Albornoz, Alonso Carrillo de Acuña, Diego López de Madrid, Juan de Mella, Pedro González de Mendoza, Pedro Pacheco Ladrón de Guevara, Diego de Espinosa, Fray Lorenzo Suárez de Figueroa (hijo de Rui Gómez de Silva y de Ana de Mendoza y de la Cerda, Príncipes de Éboli), Francisco Javier Delgado Venegas, Manuel Fraile y García, Francisco de Paula Benavides Navarrete…
Prácticamente todos ellos fueron Cardenales de la Iglesia -uno de ellos depuesto por lar armas-, que pasaron después a ocupar sedes hispalenses, salmantinas, tarraconenses, granadinas, santiagueñas, toledanas… y con categoría eclesiástica de “Patriarca de las Indias Occidentales y Primados de las Españas"… De uno de estos cardenales, la Reina Isabel la Católica solía comentarle a su esposo Fernando “la gallardía y alteza de la que alardeaban los bellos pecados capitales de nuestro Cardenal”, con referencias explícitas a lo hijos de este, conocido también como “el Tercer Rey de España”... (Eran otros tiempos, otros reyes y otros cardenales, es la exculpatoria e infeliz explicación que todavía se les brinda a los turistas ingenuos…).
Y así, con cualquiera de los bien editados folletos turísticos en la mano, o siguiendo las orientaciones de los, o las, guías capacitados para ello, nos disponemos a contemplar la fachada principal con sus dos contrafuertes, con puerta románica del siglo XII, la Puerta de los Perdones, otras con decoración geométrico-mudéjar, la “Torre del Santísimo”, la “Puerta del Mercado”… En el claustro trabajaron bajo la dirección de Vozmediano, canteros de prestigio. La decoración de la “Puerta de Jaspe” corrió a cargo de Francisco de Baeza, con posible intervención de Covarrubias. La “Capilla de Santiago Zebedeo” presenta portada plateresca, con escudo de don Fadrique de Portugal. La “Sala Capitular” alberga el Museo. La “Capilla de la Concepción” muestra un amplio arco escarzano muy modulado.
En el interior de la catedral, es notable la “Capilla de san Pedro”, del siglo XV, con colosal portada de Francisco de Baeza y la magnífica obra gótica del sepulcro del obispo Luján. Las capillas de la Anunciación y de san Marcos son exponentes excepcionales de arte y riqueza. La silla principal del coro, en el centro de la nave principal, fue tallada por el maestro Enrique Alemán. El trascoro es barroco y contiene el altar de la Virgen de Santa María la Mayor, patrona de la ciudad.
La puerta de la sacristía es de tendencia manierista. En puerta de “Pórfido”, de principios del siglo XVI, destaca el escudo de Carvajal y una talla en bajo relieve de “Dios en Majestad”. El altar de santa Librada luce pinturas de influencia leonardescas... Merece alta reseña y multitud de consideraciones el mausoleo de don Fadrique de Portugal. Los enterramientos de nobles y obispos hacen pensar aún a los turistas más ligeros/as de ropa y atuendos.
De gran interés es el retablo mayor renacentista, obra de Giraldo de Merlo. Realizado entre los años 1609 y 1611. En la construcción y decoración de la girola intervinieron eminentes artistas. Las sacristías de los Mercenarios y la de las Cabezas, ofrecen misteriosas imágenes apocalípticas, de trazo, significación y belleza espectaculares. La capilla del Espíritu Santo alberga un cuadro de El Greco. Otras capillas como la del Cristo de la Misericordia y la citada de los Arce, completan la girola, siempre con añoranzas artísticas y de piedad para el retablo del “Maestro de Sigüenza” dedicado a san Juan Bautista y a santa Catalina, que disfruta de la gloria inmarcesible de la felicidad artística universal del Museo del Prado de Madrid.