David López Royo Compromiso ¿hasta qué punto?
Cuando alguien trata de utilizarnos lo mejor es distanciarse y buscar a las personas más adecuadas para realizar las etapas de la vida con sentido de responsabilidad, y con vocación de construir una amistad sincera y fraterna. Este debe ser el punto de nuestro compromiso
Hemos inaugurado, hace tres días lo que se podría considerar la almendra del verano, los días comprendidos entre el 15 de julio y el 15 de agosto, días marcados por dos festividades, la Virgen del Carmen y la Virgen de Agosto, al menos de momento los parámetros cristianos están presentes, lo cual no significa que tengan mucho peso en la gran mayoría de las personas. La realidad y el sentir de la sociedad se han transformado por una visión más secularizada y, por ende, menos religiosa y más social.
La Iglesia, la verdad, tampoco ayuda mucho a que se sigan manteniendo las tradiciones. El relato de una sociedad que, poco a poco, se va separando de la Iglesia está calando con fuerza.
En el mundo de la política, aunque vivimos mediatizados por los medios de comunicación y éstos no dejan de ofrecernos noticias relacionadas con el devenir de lo que ocurre entre los partidos políticos y lo que sucede en los diversos gobiernos existentes, también se está dando que una inmensa mayoría de personas viven alejadas de la política.
El desapego de la Fe y de la política tiene un punto en común y se halla en la respuesta que queramos dar a la siguiente pregunta ¿compromiso para qué?
Las personas nos hemos comenzado a percatar que comprometerse por una causa que tiene a la Fe como bandera supone, en la mayoría de los casos, un sufrimiento añadido porque los responsables de las Instituciones religiosas te terminan dejando abandonado. Prima, como en el resto de los mortales, la dimensión ideológica , es suficiente observar la postura de la Iglesia Católica en España con respecto a Cataluña y España.
Si nos vamos al mundo de la política, nos encontramos con que la manera de actuar de los responsables políticos deja a infinidad de personas fuera de juego. Éstas son utilizadas para obtener un rédito político y en el momento en el que alguien toma la decisión de que ya no son útiles son apartadas.
Es suficiente con mirar estos días a nuestro alrededor en plena almendra estival para percatarnos que no existen ejemplos que puedan ser un aliciente para el compromiso.
Tener la sensación que nos engañan es muy frustrante y genera distanciamiento con respecto al mundo de la Iglesia y al mundo de la política. La existencia de soberbia en los responsables respectivos no les está dejando ver el gran tormenta que se está fraguando.
En unos años el mundo de lo religioso, al menos el católico, quedará reducido a una mínima expresión. El envejecimiento de sus instituciones es una realidad palpable que no se podrá ocultar por mucho tiempo. Esto lo que debería de ayudar es a realizar nuevos planteamientos en la manera de ejercer su misión en la sociedad; sin embargo más que mirar el futuro con la luz propia de la Fe, lo hacen con el miedo de entender que están desapareciendo. Esto lo único que genera es pánico y nubla cualquier posibilidad de cambio para seguir estando presentes en la sociedad.
En la política, los que están ejerciendo actualmente el poder, viven sometidos al oropel que genera tener responsabilidad de gobierno. Se consideran que sus planteamientos son los únicos posibles, pero ignoran a la fuerza política que más representación pueda tener. Esto sirve para todas las situaciones políticas existentes en Ayuntamientos, Comunidades Autónomas y Gobierno de España. Ignorar significa no querer escuchar otras visiones. Ignorar comporta el alejamiento de cualquier vía de diálogo. Ignorar es pensar que mi verdad tiene patente de exclusividad.
Esta forma de proceder hace que los que votamos cada cuatro años nos sintamos personas ignoradas, lo cual comporta alejamiento. Los políticos viven atareados por las propias guerras existentes entre ellos. Piensan que los ciudadanos no nos damos cuenta; pero lo que ellos no saben es que nuestro sentido común nos dice que nos tenemos que desvincular de los perfiles políticos que tan solo nos quieren cada cuatro años para utilizarnos en favor de sus intereses.
Por lo tanto la respuesta a la pregunta del compromiso es que no queremos vivir comprometidos con Instituciones que tienen miedo al futuro o que intentan plantearnos un futuro según sus premisas.
Compromiso sí, pero un compromiso basado en la libertad y en la voluntad de querer construir proyectos conjuntos.
Cuando alguien trata de utilizarnos lo mejor es distanciarse y buscar a las personas más adecuadas para realizar las etapas de la vida con sentido de responsabilidad, y con vocación de construir una amistad sincera y fraterna. Este debe ser el punto de nuestro compromiso. La almendra central de este periodo estival puede ser un buen momento para renovar nuestra vocación de servicio, la vocación que todas personas debemos de tener para fomentar el compromiso