"Septiembre debería ser el mes de la esperanza" Volver a empezar
"Hablamos del comienzo del curso político, del momento propicio para establecer negocios nuevos, de las oportunidades que se nos pueden brindar para introducir en nuestro día a día elementos saludables que nos hagan cambiar nuestros hábitos"
"Se trata, una vez alcanzado en el calendario el mes de septiembre, de buscar nuevos caminos. Buscar siempre supone arriesgarse"
"Siempre hay que estar dispuestos a volver a empezar. No es posible avanzar en nada si no realizamos el ejercicio de volver a empezar"
"Dado que es septiembre, dejemos que el ciudadano Xavier Novell pueda volver a empezar. La vida siempre debería ser un volver a empezar porque optar siempre puede llevar el riesgo de la incomprensión; pero, también, puede llevar la confianza de hacer renacer la esperanza"
"Siempre hay que estar dispuestos a volver a empezar. No es posible avanzar en nada si no realizamos el ejercicio de volver a empezar"
"Dado que es septiembre, dejemos que el ciudadano Xavier Novell pueda volver a empezar. La vida siempre debería ser un volver a empezar porque optar siempre puede llevar el riesgo de la incomprensión; pero, también, puede llevar la confianza de hacer renacer la esperanza"
Llegados al mes de septiembre, se puede decir que es un volver a empezar. Es cierto que el año se inicia en enero; pero, seguramente influenciados por el curso académico, septiembre se convierte en el punto de inicio para muchas actividades.
Hablamos del comienzo del curso político, del momento propicio para establecer negocios nuevos, de las oportunidades que se nos pueden brindar para introducir en nuestro día a día elementos saludables que nos hagan cambiar nuestros hábitos -comidas sanas, obligación de hacer deporte, buscar momentos para meditar y un largo listado de buenas intenciones-.
Se trata, una vez alcanzado en el calendario el mes de septiembre, de buscar nuevos caminos. Buscar siempre supone arriesgarse. Quien no quiera aventurarse no puede pretender que exista ni siquiera la posibilidad de poder alcanzar la meta.
Es cierto que atreverse a iniciar proyectos nuevos supone exponerse a no alcanzar la meta deseada; pero ¿qué es mejor no hacer nada o intentar implicarse en la puesta en marcha de proyectos nuevos que pueden resultar innovadores?
La respuesta no debería ser otra que el intentar implicarse.
Por esta razón siempre hay que estar dispuestos a volver a empezar. No es posible avanzar en nada si no realizamos el ejercicio de volver a empezar.
Cierto es que los cánones impuestos por las relaciones sociales hacen que muchas personas, por miedo y por una disfrazada prudencia, no estén dispuestos a lazarse a inaugurar nuevos senderos. Esto hace que se pierdan oportunidades de desarrollar nuevos proyectos. No se dan cuenta que con esta manera de pensar están terminando poco a poco con los proyectos existentes.
Volver a empezar es emprender para crear innovación y, sobre todo, generar confianza y esperanza.
También es verídico que quien emprende está sometido a una mayor exposición y esto hace que aparezcan las envidias y los ataques. Siempre hay personas dispuestas a destruir a quienes se empeñan en proponer proyectos nuevos. Seguramente, muchos de nosotros hemos experimentado, en algún momento de nuestras vidas, este hecho, y hemos sufrido por ello.
Cuando se ha intentado emprender para mejorar proyectos sobre los que uno ha podido tener alguna responsabilidad ejecutiva y te has encontrado con una persecución sin precedentes, tienes que esforzarte por no sucumbir y por no dejarte arrastrar por quienes solamente buscan la destrucción.
Lo más sorprenderte no es el ataque al proyecto nuevo e innovador que se quiera inaugurar, lo más inaudito es el abandono que se sufre por parte de personas que creías que eran amigas y que, sin embargo, se alejan y hasta desaparecen. Pero esto no debe ser nunca una escusa para dejar de intentar comenzar de nuevo. Siempre hay que volver a empezar.
Cuando se cree en un proyecto que puede resultar innovador no conviene dejarse arrastrar por la tierra de la negatividad, hay que estar dispuestos a iniciar una carrera que te lleve a la meta que deseas alcanzar. Hay que correr y hay que hacerlo intentando afianzar en cada paso dado un poco de esperanza y una gran dosis de confianza.
Septiembre debería ser el mes de la esperanza, porque el volver a empezar supone adentrarnos en la cultura del cambio. Un querer cambiar para mejorar lo iniciado, no importa cuándo, puede ser hace unos días, unos meses y hasta un buen número de años. Los emprendedores saben que cada día tiene que ser un volver a empezar, que la pervivencia de los proyectos solamente es posible si existe empeño y constancia sin dejarse impresionar por los ataques que se puedan sufrir.
Volver a empezar es el común denominador de quienes arriesgan, aunque esto suponga sufrir.
Volver a empezar es alejarse de quienes solamente te quieren o te han querido para aprovecharse y, después, destruirte.
Volver a empezar es presentarse ante los demás como un emprendedor que, desde la sencillez, busca ayudar y colaborar.
Hay tantos proyectos en los diversos ámbitos de la vida política, religiosa, económica, empresarial y social que deberían replantearse el volver a empezar. Son proyectos caducos, que sobreviven por la inercia; pero que terminarán sucumbiendo ante aquellos que han sabido inaugurar el camino de la innovación.
Quien no desea innovar lo que hace es destruir, y no precisamente a la competencia, sino que se está destruyendo a sí mismo poco a poco. Tiene puesto el foco en los demás y no se percata que el problema está en uno mismo. Esto les está pasando a muchas instituciones vinculadas a la política, a la religión, a la empresa, a la economía y a la sociedad.
Siempre hay que volver a empezar y no hacerlo es espantoso.
Ya que estamos en septiembre, lo dicho ¡Volvamos a empezar!
Para concluir, dado que es septiembre, dejemos que el ciudadano Xavier Novell pueda volver a empezar. La vida siempre debería ser un volver a empezar porque optar siempre puede llevar el riesgo de la incomprensión; pero, también, puede llevar la confianza de hacer renacer la esperanza. En la Iglesia hay gente que acusa, juzga y condena manipulando y faltando a la verdad. Estos no entrarán en el reino de los cielos, no lo digo yo, lo dice, según está escrito en el Evangelio, Jesús de Nazaret, que predicó paz, concordia, fraternidad y amor ¡Cuánto falta de todo esto en el propio seno de esta Institución milenaria!