En otro tiempo, los mayordomos de la fiesta, a estas alturas habrían recogido, en los momentos oportunos, y vendido al mejor postor para juntar el dinero para pagar los todos elementos esenciales para la celebración de la fiesta, San Antonio. La solemnidad de los oficios, la calidad de la música y la cantidad de fuegos dependía de la cantidad de dinero que se hubiera recaudado después de vender el grano, las patatas y todo lo que los mozos, organizados por los mayordomos, hubieran juntado de haber ido pidiendo de casa en casa. Hoy, a la salida de la novena, los mayordomos recogerán la cuota que cada casa debe de aportar. “Nosotros no sabíamos lo que podríamos hacer hasta tener el dinero de la venta de lo que habíamos cogido. Hoy los mayordomos saben perfectamente lo que pueden hacer porque saben de antemano con cuánto dinero contarán. En principio, tantas casas, tantas cuotas tanto dinero. Puede haber alguna casa que se auto margine. Si esto ocurre, nadie dirá qué casa pero todo el mundo sabrá cuál”, dijo un señor mayor. La casa que se haya auto marginado seguirá teniendo relación con cada una de las otras casas pero el pueblo la tendrá señalada.