Una de las cinco ovejas que tengo para que pasten alrededor de la granja de cerdos está enferma, he ido a buscar una medicina y me dicen: tiene que ir el veterinario a ver al animal. ¿Quién es el veterinario de su explotación? Se lo dije y me espetan: Ese es el de su explotación de cerdos. Necesita otro para su explotación de ganado lanar. Les comenté: ¡Son cinco ovejas! Necesita un veterinario de explotación. Accedieron a que por esta vez viniera el veterinario de la granja, le recetó cinco inyecciones, una se la puso el día que vino y volvió los cuatro días siguientes para ponerle una cada día. Me cobró las inyecciones y los cinco viajes. Por supuesto tres veces lo que hubiera embolsado de haberla vendido. El último día me dijo: No se olvide de pedir un veterinario para su explotación lanar y comprar “El libro de la explotación”. Ya lo tengo, le dije. Tiene el de los cerdos, necesita otro para las ovejas. Esto contó el ganadero está mañana. Comentamos todos: Los burócratas de Bruselas, los españoles hacen parte, hacen gala del desconocimiento de lo rural, abusan de su autoridad, cobran salarios excesivos de nuestra bonhomía, tal vez tolerancia estúpida, paras condenarnos a muerte