El Instituto Teológico de Compostelano acoge una mesa redonda sobre el papel de la mujer en la Iglesia Una cuestión fundamental: Por una Iglesia en la que la igualdad no sea una excepción, sino una norma

Participantes de la mesa redonda en el Instituto Teológico Compostelano
Participantes de la mesa redonda en el Instituto Teológico Compostelano

En el marco de las conmemoraciones del Día Internacional de la Mujer, el colectivo Iglesia por el Trabajo Decente organizó el pasado jueves 6 de marzo una mesa redonda titulada "El papel de la mujer en la Iglesia"

Mujeres relevantes en el ámbito eclesial y social reflexionan en en Instituto Teológico Compostelano sobre el rol femenino en la Institución

El evento se abrió con una cálida bienvenida a cargo del arzobispo de Santiago de Compostela, monseñor Francisco Prieto, quien destacó la relevancia de crear espacios de diálogo sinceros y constructivos y abogó por abrir las puertas a una mayor participación femenina en todos los niveles

La mesa redonda concluyó con una llamada conjunta a seguir trabajando por una Iglesia en la que la igualdad no sea una excepción, sino una norma

(Archisantiago).- En el marco de las conmemoraciones del Día Internacional de la Mujer, el colectivo Iglesia por el Trabajo Decente organizó el pasado jueves 6 de marzo una mesa redonda titulada “El papel de la mujer en la Iglesia”. El evento tuvo lugar en el salón de actos del Instituto Teológico Compostelano, y reunió a un nutrido público interesado en debatir y reflexionar sobre el rol, las contribuciones y los desafíos de las mujeres dentro de la institución eclesial.

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La mesa redonda contó con la participación de figuras relevantes en el ámbito eclesial y social: Fátima Noya, Delegada Episcopal para las Misiones; Macamen Díaz, Religiosa de la Compañía de María; Pilar Farjas, Directora de Cáritas Diocesana de Santiago de Compostela; y Eugenia González, Responsable de las Unidades Pastorales (UPAs) de Milladoiro y Teo. Las ponentes aportaron una variedad de perspectivas, desde experiencias personales hasta análisis estructurales sobre el lugar de la mujer en la Iglesia y en la sociedad. Todo ello moderado por el periodista Manolo Fraga.

Inicio del encuentro: Una llamada a la reflexión

El evento se abrió con una cálida bienvenida a cargo del arzobispo de Santiago de Compostela, mons. Francisco Prieto, quien destacó la relevancia de crear espacios de diálogo sinceros y constructivos: “Es necesario hablar desde la verdad y desde el corazón”, señaló, subrayando que el tema del papel de la mujer en la Iglesia sigue siendo una cuestión fundamental para avanzar hacia una comunidad más inclusiva. En su intervención, mencionó los recientes nombramientos de mujeres en posiciones clave dentro de la estructura eclesiástica, promovidos por el Papa Francisco. Sin embargo, matizó que el hecho de que estos nombramientos sigan siendo noticia refleja el camino que aún queda por recorrer hacia la normalización de la igualdad de género en la Iglesia.

“El objetivo de este encuentro no es solo hablar de lo que hacen las mujeres en la Iglesia, sino reflexionar sobre lo que aportan y cómo su presencia transforma nuestras comunidades”, explicó el prelado compostelano, poniendo de relieve la importancia de que estos debates tengan continuidad y se traduzcan en acciones concretas.

Pilar Farjas: Tres décadas de liderazgo y dedicación en Cáritas

Pilar Farjas, con una destacada trayectoria como directora de Cáritas Diocesana de Santiago, fue la encargada de abrir las intervenciones. Compartió apasionadas reflexiones sobre su recorrido de más de tres décadas en Cáritas, describiendo esta etapa como «el último paso» de una vida dedicada al servicio comunitario y a la Iglesia. «Para mí es como el último paso, porque es el que tengo al final, de una dedicación que comenzó hace 18 o 20 años en Zaragoza, en mi vida en comunidad cristiana juvenil de San José de Pignatelli», recordó con nostalgia.

Farjas habló también de los retos de liderar y asumir responsabilidades en el ámbito de Cáritas, especialmente desde la perspectiva de una mujer: «Estamos acostumbrados a plantearnos el papel como mujer, liderando, tomando responsabilidades en una vida larga», reflexionando sobre su experiencia personal y profesional.

Asimismo, destacó un dato relevante sobre la composición de Cáritas: «el 72% de las personas que forman parte de Cáritas Diocesanas son mujeres, incluyendo voluntarias, directoras, equipos directivos y personal técnico». Este liderazgo femenino, señaló, refleja una tendencia general en la Iglesia, donde la participación de las mujeres es mayoritaria. «En Cáritas somos mayoría y en las estructuras de dirección también».

Pilar Farjas reafirmó su pertenencia y compromiso con la Iglesia: «Es el lugar donde nací, donde me crié, donde constituí mis valores, donde fui educada y donde me he sentido siempre parte». Con este firme sentido de identidad, se mostró motivada a continuar su labor con entrega y dedicación en Cáritas.

Eugenia González: La multifacética labor pastoral en las parroquias

Por su parte, Eugenia González, responsable de las UPAs de Milladoiro y Teo, brindó una visión cercana y práctica de su labor pastoral. Destacó su papel multifacético dentro de las parroquias, una labor que comenzó como voluntaria y que, con el tiempo, evolucionó hasta convertirse en un compromiso laboral. Entre sus responsabilidades se encuentran la gestión financiera de las parroquias, que considera «la tarea peor», y la atención a las personas. Además, es catequista y voluntaria.

Durante su intervención, González subrayó la predominancia femenina en las parroquias, comentando que «en Cáritas, nosotras somos el 95%. Todas somos mujeres: las catequistas, las voluntarias, las trabajadoras sociales e incluso las limpiadoras».

Macamen Díaz: En busca de igualdad desde la educación y el voluntariado en las cárceles

En un contexto diferente, Macamen Díaz narró su experiencia como voluntaria en pastoral penitenciaria en la cárcel de Teixeiro. Abordó temas como la desigualdad de género en la sociedad y en la Iglesia, y el papel de las mujeres en situaciones de vulnerabilidad: «Toda mi vida fui educadora porque pertenezco a una institución vinculada a la educación. Cuando me jubilé, busqué nuevas formas de contribuir, y comencé como voluntaria en pastoral penitenciaria», compartió.

Macamen Díaz explicó su trabajo con personas privadas de libertad, destacando la especial situación de las mujeres en prisión. «En el cárcel las mujeres son las últimas entre los últimos. Nadie se acuerda de ellas, y dentro del mundo penitenciario, todo está montado desde una visión masculina», afirmó, añadiendo que las reclusas enfrentan cargas adicionales como la maternidad y las adaptaciones a estructuras pensadas para hombres.

Además, compartió cómo su experiencia como voluntaria ha sido bien acogida por las personas privadas de libertad: «Nos reciben maravillosamente bien. Si encuentran a alguien que les da un abrazo o una palabra que les significa como personas, eso ya es liberador».

En su análisis sobre la participación de las mujeres en la Iglesia, Díaz citó al Papa Francisco: «Las legítimas reivindicaciones de los derechos de las mujeres plantean a la Iglesia profundas preguntas que no pueden eludirse superficialmente». Desde su perspectiva, consideró que aún queda mucho por hacer para alcanzar una igualdad real: «Si las mujeres no podemos participar al mismo nivel que los hombres, siempre habrá desigualdad. Soñamos con una Iglesia inclusiva, una Iglesia de iguales donde hombres y mujeres estemos en la misma altura».

Fátima Noya: Las misiones como esencia de la Iglesia misionera

Finalmente, Fátima Noya, como Delegada Episcopal para las Misiones, ofreció una perspectiva global sobre la labor misionera: “Mi papel es ser un puente entre los misioneros en todo el mundo y la Diócesis”. Noya valoró el dinamismo de las misiones y recalcó que la Iglesia, por naturaleza, está llamada a ser misionera.

Durante su intervención, destacó que su labor implica trabajar con misioneros y misioneras repartidos por el mundo, manteniendo contacto tanto con aquellos que han retornado como con quienes permanecen en el extranjero. Afirmó que actualmente hay una paridad entre hombres y mujeres en las misiones, lo que consideró un paso positivo hacia la igualdad.

Fátima rechazó la idea de que las misiones sean algo del pasado: «La Iglesia existe para ser misionera, para evangelizar, y en el momento en que no lo seamos, quizás debamos dedicarnos a otra cosa».

Asimismo, resaltó el papel crucial de las misioneras y de las mujeres en general dentro de la Iglesia, así como la importancia de la vida contemplativa, expresando su admiración por las mujeres que sostienen la Iglesia con su oración desde los conventos.

Fátima Noia subrayó que los misioneros y misioneras son «la savia de la Iglesia» y el ejemplo más claro de quienes trabajan por el Reino de Dios en el mundo.

Un futuro de igualdad y participación

A lo largo del evento, surgieron reflexiones sobre cómo avanzar hacia una mayor inclusión de la mujer en la Iglesia. Pilar Farjas destacó que, aunque la Iglesia es mayoritariamente femenina en su base, aún queda mucho por hacer para que las mujeres participen plenamente en los órganos de decisión. En una línea similar, Macamen Díaz señaló que, aunque percibe avances significativos en el pontificado del Papa Francisco, todavía es necesario romper con estructuras jerárquicas y promover una Iglesia verdaderamente inclusiva.

Los asistentes también tuvieron la oportunidad de intervenir, planteando preguntas sobre la distinción de roles masculinizados y feminizados dentro de la Iglesia. En respuesta, el arzobispo recordó el papel crucial de las mujeres en los Evangelios y en las primeras comunidades cristianas, y abogó por abrir las puertas a una mayor participación femeninaen todos los niveles.

La mesa redonda concluyó con una llamada conjunta a seguir trabajando por una Iglesia en la que la igualdad no sea una excepción, sino una norma.

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