Lo que entrega la Iglesia en su misión, afirmó, es «una manera de entender la vida que propicia el bien de los demás», y que «nos hace vivir con convicciones hondas y profundas». «La oferta que la Iglesia hace es una oferta de libertad», de reconciliación, de fraternidad, con la que se aporta respeto y «capacidad de entregar la vida». Los profesores, continuó, «ofertáis un horizonte existencial de vida, de compromiso», que, como dice san Pablo, «manifiesta que Cristo ha venido a este mundo para salvar, para hacer crecer al ser humano».
Durante la homilía, el purpurado se refirió a la vista que ha hecho a algunos centros educativos, donde ha constatado «la fuerza que tiene el profesor de Religión», y lo que lo valoran. «He podido comprobar, por el modo de acogerme incluso a mí, la maravilla que hacéis en esos lugares». En este sentido, invitó a los profesores a hacer, con todos los que se acerquen a ellos, «lo que hacía Jesús», que comía con publicanos y pecadores; sean quienes sean y «aunque a veces murmuren». «Jesucristo nos dice que nos acerquemos a todos los hombres, porque todos son hermanos nuestros», apostilló.
Carta pastoral sobre el padre misericordioso
Haciendo referencia a la carta pastoral de este año, que marca la línea del curso siguiendo la parábola del padre misericordioso, el arzobispo afirmó que «estamos en un momento eclesial misionero», «de anuncio», como remarca el Papa Francisco. Como el hijo que se quedó en casa, «a veces tenemos gente dentro protestones», pero también «tenemos gente que se marchó de casa, y otros que nunca entraron». A esos, apuntó, «hay que buscarlos». «Sed buscadores; salid en búsqueda de los hombres, salid, como profesores, con vuestro testimonio de vida».
Por último, el cardenal Osoro también les pidió acoger «siempre a todos», alumnos y compañeros profesores. «Quered a vuestro alumnos», terció, «mostradles con vuestra manera de presentar la oferta de la Religión que no habláis en el vacío, que habláis de algo de lo cual tiene una necesidad imperiosa el ser humano». Frente al vacío existencial, «proponed como profesores la verdad del horizonte cristiano».
La Religión y la oferta «de hablar de lo religioso» no es secundario. «No damos catequesis, pero acercamos una manera de entender la vida« que a algunos les puede llegar al corazón, «porque la verdad, la verdad plena, requiere la presencia de Dios en nuestra vida para explicar quiénes somos, cómo somos, para qué somos, a dónde vamos, de dónde venimos», concluyó.
La Misa estuvo organizada por la Delegación Episcopal de Enseñanza, a la que el arzobispo también agradeció sus trabajos, y en ella estuvo presente Inmaculada Florido, la delegada.
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