Bernardo Álvarez aseguró que vivía en la residencia sacerdotal, lo cual es falso El obispo de Tenerife engañó a Sanidad para poder vacunarse
Algunas de las trabajadoras que sí viven en el centro aseguraron que el cura no vive allí y que ni siquiera "desayuna, ni come, ni cena". "No tiene contacto con los internos", afirmó una de las monjas cuidadoras de los residentes
El Obispado informó, en un comunicado y "ante las informaciones publicadas sobre la vacunación de la covid-19" que Bernardo Álvarez estaba incluido en el listado enviado a las autoridades sanitarias
Sanidad ha confirmado que seis vacunaciones, incluida la del prelado, "no se ajustan a los criterios establecidos"
| RD/Efe
Tras Taltavull y Murgui, Bernardo Álvarez. El obispo de Tenerife recibió la primera dosis de la vacuna de Pfizer el pasado 13 de enero, junto a los sacerdotes mayores que viven en la residencia sacerdotal San Juan de Ávila, las religiosas, responsables del centro, personal de la casa y de la empresa externa que se ocupa de la limpieza. Y lo hizo, según distintas informaciones, de manera fraudulenta.
Y es que Álvarez engañó a Sanidad asegurando que residía en el geriátrico, sin embargo, vive en una casa contigua, donde no tiene ningún contacto con los internos del centro.
El Obispado informó, en un comunicado y "ante las informaciones publicadas sobre la vacunación de la covid-19" que Bernardo Álvarez estaba incluido en el listado enviado a las autoridades sanitarias.
No es grupo de riesgo
El obispo no forma parte de los grupos de riesgo establecidos por el Ministerio y la Consejería de Sanidad, donde sí están los residentes y el personal laboral de la residencia. La justificación tanto de Álvarez como del Obispado es que al mantener su domicilio en ese lugar, en concreto en un apartamento adjunto, con cuyos residentes tiene frecuentes contactos y comparte algunos servicios que se prestan, fue añadido a lista de vacunación.
Pero el obispo, no obstante, no vive en la residencia sacerdotal San Juan de Ávila, por lo que no mantienen ningún contacto con los internos, tal y como ha recogido el diarioEl Día. El sacerdote vive a cien metros de las instalaciones, en un bloque independiente al del geriátrico, aunque comparte un patio interior.
Algunas de las trabajadoras que sí viven en el centro aseguraron que el cura no vive allí y que ni siquiera "desayuna, ni come, ni cena". "No tiene contacto con los internos", afirmó una de las monjas cuidadoras de los residentes.
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