Para el cardenal Osoro, "justicia y misericordia son inseparables" en los tribunales de la Iglesia Vito Pio Pinto: "El nuevo decano fue elegido personalmente por el Papa, signo de predilección por él y por España"
“Los arzobispos de Madrid y de Toledo son dos hermanos muy cercanos y los dos muy amigos del Papa Francisco. ¡Bravo!”
“Gloria a Toledo, que es la madre de Madrid y de la devoción a María, de la que España es madre”
“He visto el sufrimiento del Papa, que sabe sublimar en positivo”
"El Papa tiene confianza y la fe en los obispos, consciente de que ya están maduros, para recibir esta gran gracia de hacer la nulidad no más fácil, sino más justa”
Alejandro Arellano prometió ejercer su oficio, que no dominio, "con humildad, sencillez y responsabilidad"
“He visto el sufrimiento del Papa, que sabe sublimar en positivo”
"El Papa tiene confianza y la fe en los obispos, consciente de que ya están maduros, para recibir esta gran gracia de hacer la nulidad no más fácil, sino más justa”
Alejandro Arellano prometió ejercer su oficio, que no dominio, "con humildad, sencillez y responsabilidad"
Alejandro Arellano prometió ejercer su oficio, que no dominio, "con humildad, sencillez y responsabilidad"
No tiene pelos en la lengua y, ahora que está jubilado, quizás todavía menos. El decano emérito de la Rota romana, Vito Pio Pinto, estuvo en Madrid, participando en la Jornada 'La Rota romana, un ministerio de justicia y misericordia en favor de la Iglesia universal' y, de paso, presentando a su sucesor en el cargo, Alejandro Arellano, antiguo profesor de la San Dámaso y juez del tribunal de la diócesis de Madrid. Y, como siempre, que habla en público, no deja a nadie indiferente.
Primero por su forma tan italiana y exuberante de hablar y, en segundo lugar, por lo que cuenta, dando claves de los entresijos siempre ocultos y poco transparentes de la Curia romana, cuyo horizonte parece que se va despejando gracias al Papa Francisco.
Tras agradecer la presencia del Nuncio, Bernardito Auza, asi como del arzobispo de Toledo, monseñor Cerro, junto al cardenal Osoro, el canonista italiano comenzó su intervención hablando precisamente de la primada de España, que había visitado ayer mismo, de la Virgen y de sus respectivos obispos titulares.
“Los arzobispos de Madrid y de Toledo son dos hermanos muy cercanos y los dos muy amigos del Papa Francisco. ¡Bravo!”, aplaudió. Para señalar, a continuación, “gloria a Toledo, que es la madre de Madrid y de la devoción a María, de la que España es madre”.
Y de Toledo y Madrid, al Papa, al que llamó “revolucionario” en el buen sentido de la palabra, entre otras cosas porque “eleva al laicado”. Por eso, a juicio de monseñor Pinto, “ésta es la belleza de este pontificado, al que no todos siguen, pero el Papa tiene una gran paciencia”, aunque eso no obsta para que no sufra: “He visto su sufrimiento, que sabe sublimar en positivo”.
Otra manifestación del temple revolucionario de Francisco, según el decano emérito de la Rota, “es la confianza y la fe en los obispos, consciente de que ya están maduros, para recibir esta gran gracia de hacer la nulidad no más fácil, sino más justa”.
A su juicio, el Papa “se fía de los obispos, pero sabe que unos le han acogido y otros, no”, porque “la comunión de los prelados con el Papa no es algo obvio, sino algo costoso”.
Y Francisco hasta fue revolucionario, según Vito Pio Pinto, en la forma de elegir al decano nuevo decano de la Rota, al español Alejandro Arellano: “Elegido personalmente por el Papa, en un signo evidente de predilección por el nombrado y por España, madre de santos, de misioneros y de fundadores” y, además, sin contar para bada con la Secretaría de Estado.
Y añade, por si no quedaba suficientemente claro: “¡Es Pedro el que se implica personalmente en el nombramiento!” y, quizás por eso, pidió al nuevo decano “valentía”, porque su cargo “no es fácil, pero estoy seguro de que el Señor le acompañará como jefe de la Rota Romana”.
Intervino, a continuación, Alejandro Arellano, que, utilizando una expresión de San Bernardo, se refirió así a su nuevo cargo: “Se me ha conferido un oficio y no un dominio”. Un oficio que prometió ejercer “con humildad, sencillez y responsabilidad, para poner al matrimonio y a la familia en el centro del ministerio que ejercemos”.
UN ministerio que, como concluyó el cardenal Osoro, cerrando el acto, “junta la justicia con la misericordia, que son inseparables, y cuando esto se da, la Iglesia adquiere una belleza extraordinaria y única. Entonces, es una madre”. De lo contrario, “la Iglesia no es creíble”, sentenció el arzobispo de Madrid, que agradeció a monseñor Pinto su trabajo y pidió al tribunal de Madrid que logre juntar justicia y misericordia “sin hacerse esperar”.