Mons. Báez compartió la difícil situación que atraviesa su país y la persecución hacia la Iglesia El obispo de Salamanca se solidariza con Silvio Báez, obispo exiliado de Nicaragua

El obispo de Salamanca se solidariza con Silvio Báez
El obispo de Salamanca se solidariza con Silvio Báez

José Luis Retana ha recibido al obispo auxiliar de Managua quien se encuentra en Salamanca predicando la novena de la Virgen del Carmen, y le ha expresado su preocupación ante la situación de su país y la hostilidad hacia los católicos

El obispo nicaragüense habló del dolor que supuso dejar atrás su pueblo. Un destierro que también sufren otros dos obispos y más de un centenar de sacerdotes

Desde hace cinco años, Mons. Silvio Báez reside en el exilio en Miami (Estados Unidos), después de dejar Nicaragua en abril de 2019 debido a las amenazas de muerte por sus críticas a la situación en su país

El obispo auxiliar de Managua denuncia que la persecución a la Iglesia católica en Nicaragua es algo sin precedentes en América Latina

El jueves, 11 de julio, el obispo de Salamanca, Mons. José Luis Retana, recibió  la visita del obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua (Nicaragua), Mons. Silvio José Báez Ortega ocd, quien se encuentra en la ciudad predicando la novena de la Virgen del Carmen en la iglesia de Santa María Magdalena. Durante el encuentro, Mons. Báez compartió la difícil situación que atraviesa su país y la persecución hacia la Iglesia católica por parte del régimen de Daniel Ortega.

El obispo nicaragüense habló del dolor que supuso dejar atrás su pueblo. Un destierro que también sufren otros dos obispos y más de un centenar de sacerdotes. Sensible a esta situación, Mons. José Luis Retana le ha expresado “su preocupación y solidaridad ante esta situación que están viviendo”, manifestando “su comunión en la oración por la paz y la libertad religiosa” en este país de Centroamérica.

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Báez
Báez

Desde hace cinco años, Mons. Silvio Báez reside en el exilio en Miami (Estados Unidos), después de dejar Nicaragua en abril de 2019 debido a las amenazas de muerte por sus críticas a la situación en su país, mayoritariamente católico. El Gobierno de Nicaragua le retiró la nacionalidad, quemó su partida de nacimiento y tuvo que cumplir con la  petición del papa Francisco de abandonar el país.

Este prelado y carmelita descalzo relató en una reciente entrevista en La Gaceta de Salamanca, cómo encontró Nicaragua al regresar en 2009 como obispo auxiliar de Managua, después de 30 años en Roma como profesor de Sagradas Escrituras: “un país en donde había un gobierno que progresivamente se volvía más autoritario, irrespetuoso con los derechos humanos con profundos actos de corrupción, una desigualdad económica y, sobre todo, me impactó que utilizaba la religión y se presentaba como un gobierno cristiano”. Este exégeta subraya que el régimen de Daniel Ortega utilizaba “la religión como sustento de sus políticas populistas y su intento de perpetuarse en el poder”. Y quedó profundamente sorprendido por “ver la manipulación de la fiesta, de los símbolos religiosos y de la fe sencilla del pueblo por su afán de dominar y someter”.

Iglesia perseguida 

Unos hechos que marcaron su ministerio en Nicaragua donde procuró “mostrar la dimensión liberadora de la fe cristiana y educar a la gente en la dimensión política de la fe y ayudar a que creciera en el país la conciencia crítica desde el Evangelio frente a la progresiva destrucción de una fragilísima democracia”. Demostrando “que la religión en vez de ser sustento ideológico del poder estaba llamada a ser crítica”. Sus esfuerzos le valieron duros ataques y amenazas por parte del Gobierno. Preocupado por su integridad física, el papa Francisco le pidió en 2019 que abandonara el país. “Salí sufriendo muchísimo”, destaca este prelado quien sostiene que Nicaragua está sumida en “una dictadura férrea” que ha convertido a su país “en una cárcel”.

Rolando y Silvio
Rolando y Silvio

El obispo auxiliar de Managua denuncia que la persecución a la Iglesia católica en Nicaragua es algo sin precedentes en América Latina, con dos obispos y un centenar de sacerdotes exiliados, con confiscación de bienes, congelación de cuentas de la Conferencia Episcopal y prohibición de fiestas patronales. Mons. Báez lamenta esta situación “inédita y dolorísima” y confiesa que su corazón está allí.

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