Ante la próxima visita ‘ad limina', que empieza a mediados de diciembre Los obispos españoles temen un rapapolvo del Papa por no investigar los abusos
El empeño y exigencia de Francisco contra la pederastia erosiona su figura entre un sector del episcopado
La creación de una comisión de investigación como la francesa “dividiría profundamente a los obispos”
Cuando apenas faltan dos semanas para que los obispos españoles comiencen su ronda de visitas ad limina (las últimas fueron en 2014), hay pastores que no las tienen todas consigo en esta ocasión y no descartan que Francisco les suelte un rapapolvo por no hacer como sus vecinos franceses y portugueses a la hora de poner en marcha una comisión que investigue los posibles abusos sexuales cometidos en la Iglesia de nuestro país.
“Estamos rodeados”, dice una de las fuentes episcopales en referencia a la decisión de los episcopados vecinos, que deja en una situación comprometida a los pastores españoles, toda vez que Francisco, en una carta a los obispos galos tras dar a conocer estos el impactante resultado de su investigación, les expresó “mi cercanía y apoyo paternal ante esta prueba, que es dura y saludable”.
Muy distinta fue, así mismo, el final de las recientes plenarias de ambas conferencias episcopales: la francesa, con sus obispos postrados de rodillas ante el santuario de Lourdes y pidiendo perdón a las víctimas, a las que también escucharon durante su asamblea; los españoles, reiterando que “no están por la labor de hacer investigaciones de carácter sociológico o estadístico” sobre los casos de abusos.
Malestar con los obispos franceses
Al parecer, sobre este tema, hay bastante coincidencia entre los obispos españoles, y según las fuentes consultadas, durante los días de la pasada plenaria, sobrevoló el ambiente un profundo malestar (“cabreo” fue la palabra) por el paso dado por los obispos franceses de crear una comisión independiente que investigase los abusos, cuya fórmula basada en estimaciones estadísticas les parece “una barbaridad”.
Tampoco se dejó ver ese grupo de obispos españoles que estaría presionando para que la Conferencia Episcopal fuese más proactiva a la hora de investigar los abusos. Dirigida la reflexión por el secretario general, los obispos asumieron la opción someramente formulada en la rueda de prensa final por Luis Argüello: “El camino por el que se ha apostado es el de atender a las víctimas concretas”.
La figura de Francisco, erosionada en España
¿Pero cuál es la razón por la que los prelados españoles se empecinan en no hacer lo mismo que los episcopados vecinos, que atendieron las peticiones realizadas también por las víctimas? ¿Temen lo que puedan encontrar debajo de la alfombra? ¿Cuál es el problema si, como señaló Argüello, como mucho habría “unos mil casos”? ¿No facilita precisamente eso la puesta en marcha de una investigación?
Son varias las razones, de diversa índole y calado, pero que, se aduce, tendrían una nefastas consecuencias para la comunión episcopal en nuestro país (y que está erosionado de alguna manera la mirada que había hacia Francisco), sin caer en la cuenta tal vez de que la actual postura les ha abierto un boquete en su credibilidad que puede resultar muy difícil de taponar.
Temor a una profunda división entre los pastores
“Esta cuestión dividiría profundamente a los obispos españoles”. Esta sería la razón principal. “Entre nosotros hay sensibilidades muy diferentes, pero en esto coincidimos, no todos los episcopados vemos de igual manera la forma de abordar este tema y mucho menos como lo han hecho los franceses”, con una comisión independiente, presidida por una personalidad que no se deje instrumentalizar y que, además, no tenga miedo ni a hacer recomendaciones a los obispos ni declaraciones a la prensa. Por ahí sí que no.
Y esto sí lo temen mucho los pastores españoles. Con una imagen pública en caída libre desde hace unos años, más que el resultado final de la investigación, que insisten en subrayar que no habría de ser muy elevado, descuentan ya que fuese cual fuese el resultado, “se acabaría manipulando, porque la cuestión está también muy ideologizada, y eso acabaría dividiéndonos también mucho”, lo que no deja de evidenciar que tampoco debe existir entonces un bloque tan monolítico contrario a esa investigación.
Amparados en el Decreto General
Frente a esto, destacan como una gran aportación a la lucha contra los abusos y un logro desde “la comunión episcopal”, la elaboración y aprobación (a falta del visto bueno de la Santa Sede) de un Decreto General que obliga a actuar a todas las diócesis e instituciones religiosas siguiendo una misma normativa.
También colea en el ánimo de una parte de obispos españoles –y esto es muy preocupante por los efectos sobre la figura del Papa– el tsunami mediático y eclesial originado por el caso de abusos sexuales en Granada, con intervención directa de Francisco sin conocimiento previo del arzobispo del lugar–, y del que finalmente el principal acusado fue absuelto…
Esperando el cara a cara con Bergoglio
Todos estos elementos hacen que, a día de hoy, la postura mayoritaria en el episcopado español sea la de tratar de salir al paso de estas investigaciones potenciando las oficinas diocesanas antiabusos y mostrando su deseo de enfrentar, “cara a cara”, las peticiones de las víctimas, por más que las principales asociaciones que las aglutinan hayan criticado esta cerrazón y esos encuentros no se hayan producido más que en algunos casos puntuales.
Aunque quizás, dentro de un par de semanas, cuando comiencen esta vez los cara a cara episcopales con Bergoglio, la postura pueda empezar a cambiar. De ahí que haya obispos que teman “que nos caiga un garrotazo en la próxima visita ad limina, que nos digan que en este tema no hacemos lo que tenemos que hacer”. Veremos.
Boletín gratuito de Religión Digital
QUIERO SUSCRIBIRME
Etiquetas