La muerte de un ser querido, s una de las experiencias traumáticas más difíciles de afrontar Acompañamiento espiritual en procesos de duelo por pérdida de seres queridos
La pérdida de un ser querido hace que reflexionemos sobre esa frágil línea que une la vida y la muerte, situándonos en lo inevitable que todo ser humano experimentará tarde o temprano
Es factible identificar algunas fases que se desarrollan en los procesos de duelo, de acuerdo a la propuesta realizada por el psicólogo William Worden
A partir del tránsito por sus procesos de duelo y el cumplimento de estas fases, es importante resaltar que el acompañamiento espiritual favorece la resignificación de los sentidos de pérdida para recolocar emocionalmente al fallecido, logrando que el doliente pueda continuar viviendo
La Facultad de Teología de la Universidad Javeriana, con sus programas de pregrado y posgrado, busca formar estudiantes con sentido humano y moral que brinden servicios de asesoría espiritual a diversos sectores
| Juliana Andrea Martínez Blanco Profesora Centro de Formación Teológica. Facultad de Teología. Pontificia Universidad Javeriana
(Pontificia Universidad Javeriana).- La muerte de un ser querido es una de las experiencias traumáticas más difíciles de afrontar para cualquier ser humano. De ahí surge la necesidad de acompañar espiritualmente a los dolientes y ayudarlos a transitar por sus procesos de duelo para que puedan desarrollarlos de una manera consciente y así poco a poco, retomar de alguna manera su proyecto de vida que, luego de este acontecimiento, no volverá a ser el mismo.
Debe tenerse en cuenta que, independientemente de las causas de la muerte, el rol que este ser querido ocupaba en la familia y, el tiempo transcurrido entre la pérdida y el acompañamiento espiritual, es factible identificar algunas fases que se desarrollan en los procesos de duelo, de acuerdo a la propuesta realizada por el psicólogo William Worden.
Es importante aclarar que estas etapas no tienen un orden ni un tiempo establecido, simplemente se enumeran a continuación para facilitar su identificación:
La aceptación de la realidad de la pérdida
Está marcada por altibajos, hasta que el doliente acepta que la muerte de su ser querido es real y que no será posible un reencuentro él; o si lo miramos en el plano de la fe, no será posible por lo menos en esta vida.
El trabajo con las emociones y el dolor de la pérdida
Es casi improbable que al perder un ser querido con quien se ha creado un vínculo íntimo no se experimenten niveles de dolor, angustia, incertidumbre, nostalgia, culpa, entre otras. Estas emociones se aceptarán gradualmente, sin que esto signifique que la persona en duelo haya olvidado a su ser querido.
Adaptarse a un medio en el que el fallecido está ausente
La persona empieza a ser consciente del rol que cumplía su ser querido en su cotidianidad y ahora está viviendo una nueva realidad. Empieza a tomar el control de su existencia con los cambios que reconoce a partir de la ausencia de su ser querido, empieza a tomar nuevas decisiones y opciones de vida.
Recolocar emocionalmente a la persona fallecida para continuar viviendo
El doliente encuentra un nuevo lugar para su ser querido ausente, lo que le permite continuar con su vida y cotidianidad en el mundo. De este modo, se retoman las relaciones con su familia, sus amigos y sus diferentes entornos.
El acompañamiento espiritual
A partir del tránsito por sus procesos de duelo y el cumplimento de estas fases, es importante resaltar que el acompañamiento espiritual favorece el contraste de las experiencias vividas con su ser querido y la resignificación de los sentidos de su pérdida para recolocar emocionalmente al fallecido, logrando que el doliente pueda continuar viviendo.
Es importante tener en cuenta que, un acompañamiento espiritual como este, debe considerar y estar abierto a la diversidad tipológica de las familias en los contextos sociales actuales y a la variedad de formas en las que una persona experimenta la muerte de su ser querido.
Un acompañamiento espiritual busca favorecer que todas las personas puedan continuar su vida, ahora en un nuevo escenario con la ausencia de un ser querido. Este acompañamiento ayudará , al autocuidado y a la reconstrucción del sentido de vida del doliente, convirtiéndose de alguna manera en un homenaje por todo lo compartido con su ser querido.
Finalmente, el acompañamiento espiritual permite que las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido se sientan acogidos, reconocidos, escuchados y orientados, para asumir la pérdida y afrontar su nueva cotidianidad desde una perspectiva trascendente, que ahonda en la experiencia de fe y en la espiritualidad del creyente, con el fin de hacer presente al ausente desde su nueva realidad.
El conocimiento profundo de la teología nos puede ayudar a nosotros mismos y a los demás a afrontar situaciones difíciles como un duelo. La presencia de Dios nos permite interpretar la realidad desde una perspectiva divina y a entender su incidencia en cada uno de los acontecimientos que acompañan nuestra vida.
Es por esto que la Facultad de Teología de la Universidad Javeriana, con sus programas de pregrado y posgrado, busca formar estudiantes con sentido humano y moral que brinden servicios de asesoría espiritual a diversos sectores y que con el ejercicio pastoral ayuden a transformar los problemas que aquejan, no solo a las personas, sino también a la comunidad en general.
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