Madera para otros fuegos

Se ha desatado, de nuevo, la polémica, y esta vez salpica al Nuncio y, sobre todo, al cardenal Rouco y los eméritos García-Gasco y Sebastián. Algunos se alegrarán porque los inquisidores empiecen a recibir de su propia medicina, otros argumentarán -no sin razón- que nada de lo acontecido sirve para cambiar las cosas, los más pasarán sin atender a la realidad de una Iglesia que, lamentablemente, cada vez interesa a menos gente en nuestro país. Personalmente, y aun solidarizándome -como lo he hecho, y seguiré haciendo- con algunas de las "víctimas" de este cruel sistema -Arregi, Pagola, Masiá, los obispos insultados una y otra vez por quienes creen estar en posesión de la verdad y no son más que marionetas del poder de otros, de otro-, este tipo de cuitas me entristecen. Me recuerdan a la escena del Evangelio en la que Cristo tiene que reconvenir a uno de sus discípulos cuando está a punto de sacar la espada y luchar para salvar a su Maestro. Por desgracia, la historia de los seguidores de Jesús está trufada de guerras intestinas, de condenados que alcanzaron los altares, de errores y, sobre todo, de crueles luchas intestinas. Seguramente, y con toda la voluntad del mundo, estamos echando más madera para otros fuegos. Y las hogueras, como las espadas, nunca fueron buenas. Aunque buscaran defender al Maestro.

baronrampante@hotmail.es
Volver arriba