Jesús Fernández, a Astorga: comienza el baile en el Episcopado Un repóker de auxiliares para conducir la Iglesia española en el inmediato futuro
Junto a Fernánez, Jesús Cobo, Toni Vadell, Luis Argüello y Joseba Segura, valores de futuro
Son cinco ejemplos de cómo, independientemente de la adhesión 'política', se puede ser pastor, comprometido con la Iglesia de Francisco y con el diálogo Iglesia y sociedad
Los cinco figuran en todas las quinielas a medio plazo, aunque tanto el portavoz como el auxiliar de Santiago podrían tener destino (¿de ida y vuelta?) dentro de los inminentes nombramientos del Papa para España
Cobo y Vadell son los 'hombres' de Osoro y Omella para la 'reconstrucción' del Episcopado, mientras que Segura está llamado a apaciguar las removidas aguas de la Iglesia vasca
Los cinco figuran en todas las quinielas a medio plazo, aunque tanto el portavoz como el auxiliar de Santiago podrían tener destino (¿de ida y vuelta?) dentro de los inminentes nombramientos del Papa para España
Cobo y Vadell son los 'hombres' de Osoro y Omella para la 'reconstrucción' del Episcopado, mientras que Segura está llamado a apaciguar las removidas aguas de la Iglesia vasca
No son los únicos, ni mucho menos, pero están. Y los futuros obispos -se espera que pronto comience la particular 'desescalada' de la Iglesia española hacia la 'normalidad franciscana'- se mirarán en estos cinco espejos, de cinco obispos auxiliares llamados a grandes empresas, junto a otros nombres de prelados residenciales que ya llevan tiempo en posición (De las Heras, Ginés, Catalá, Cerro, Cantero...).
Son los auxiliares de Madrid (José Cobo), Barcelona (Toni Vadell), Valladolid (Luis Argüello, que además es el portavoz del Episcopado), Santiago (Jesús Fernández, amén de responsable de Cáritas) o Joseba Segura en Bilbao. Hombres jóvenes (para lo que se estila en el Episcopado), que han crecido como pastores en la primavera de Francisco y que tienen como objetivo hacer visible el pontificado de la misericordia en España. Siete años después, y una pandemia de por medio, ya toca.
No son los únicos, y de hecho en las próximas semanas hablaremos de otros nombres (algunos ya suenan, otros serán auténticas sorpresas), pero como sucediera en los años de Tarancón y Dadaglio, no es mala política empezar con los auxiliares. Una nueva transición, en la que los cardenales Omella y Osoro, junto al nuncio Auza, han trabajado, y mucho, durante los últimos meses. Curiosamente, el coronavirus sí ha logrado que las cordadas ultraconservadoras se centraran en sus manías persecutorias a cuenta del confinamiento, y se olvidaran del gobierno de la Casa de la Iglesia. Que, dicho sea de paso, ya les había sido arrebatada, con una derrota rotunda, en las elecciones de comienzos de marzo.
Un futuro marcado por la crisis del coronavirus
Lo cierto es que tanto José Cobo como Toni Vadell son dos hombres de la total confianza de los actuales líderes de la Conferencia Episcopal. Queridos en sus diócesis, a nadie les extrañaría que acabaran sucediendo a ambos con el tiempo (al menos cuatro años más), pero ahora es tiempo de hacer valer sus talentos en un momento especialmente grave para la Iglesia y la sociedad. Madrid y Barcelona han sido los dos grandes epicentros de la pandemia en España y los efectos de la crisis se antojan duraderos. Y se necesitan prelados que bajen a tierra y arrimen el hombro. Y Vadell y Cobo son de esos, por más que suenen (porque suenan) para otras latitudes.
El caso de Argüello es bien distinto. Una de las mejores cabezas del actual episcopado, tiene la losa de la Secretaría General, que podría impedirle suceder a Ricardo Blázquez en Bilbao o ser nombrado para una de las grandes diócesis que se barajan en el futuro inmediato. Algunos piensan que lo mejor sería que quedara en Valladolid, pero como residencial, pues conoce la diócesis al dedillo. En todo caso, sus servicios en Añastro están siendo muy bien considerados en Roma. Que toma nota.
Jesús Fernández es uno de los rostros más desconocidos, pero a la vez con mayor peso, intelectual y pastoral, del Episcopado. Su labor en Cáritas le ha permitido conocer, de primera mano, el sufrimiento de muchos, sin dejar de ejercer como mano derecha de Julián Barrio en Compostela. Muchos querrían tenerlo en la sede de Apóstol, aunque los vientos van a llevarle en pocos minutos a su tierra natal -en este caso, Astorga- (aunque, según opinan nuestras fuentes, con 'billete de ida y vuelta').
Finalmente, Joseba Segura, que la pasada semana dio una lección de economía y pastoral en la Fundación Pablo VI, en un espléndido debate junto al presidente de al CEOE. El auxiliar de Bilbao, con más experiencia pastoral con los desfavorecidos que la mayoría de sus hermanos en el Episcopado, tiene mucho camino por delante, aunque su futuro inmediato dependerá de los cambios que se avecinan tanto en Bilbao (Iceta tiene todas las papeletas para ser el coadjutor de un Asenjo cada vez más desmejorado) como en San Sebastián (Munilla tiene que salir, sea a Roma, sea a Burgos). La Iglesia vasca necesita, más que nunca, alguien que apacigüe a sus dos almas, y deje atrás un camino en el que se estigmatizaba a una parte del clero o a otra por sus cercanías o antipatías con el entorno asesino de ETA y sus secuaces. El futuro también se escribe con reconciliación.
Lo que está claro es que este repóker (insisto, no son los únicos, pero sí los que están) tendrá mucho que decir en los próximos meses y años. Y, si Francisco viene a España, no lo olviden, lo hará con 'la casa limpia'. Y estos cinco pastores, de eso, saben bastante. Como siempre, la última palabra la tiene el Papa de las sorpresas.