Constitución Gaudium et Spes

Pablo VI

La Iglesia en el mundo de hoy

Introducción

"Los gozos y las tristezas, las esperanzas y las angustias..."comenzaba la penúltima redacción del famoso esquema 13, el más profundamente transformado, mes a mes, a lo largo del Concilio Vaticano II. La última redacción, votada con 2.309 votos favorables contra 75 adversos y 10 nulos, decía: "Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias..."

Que las primeras palabras, "Gaudium et spes", por las que el documento sería conocido y citado, no tuvieran mezcla de lágrimas. Cierto que da quebraderos de cabeza el mundo; pero, si el cristianismo es una religión redentora, que lleva del mal al bien y de la enemistad a la salvación ¿por que no enterrar a la tristeza bajo la hierba fresca de la esperanza?.

Esta constitución pastoral es el documento más extenso promulgado por el Vaticano II. Todos los otros están orientados a robustecer a la Iglesia(la propia constitución de ésta, la revelación divina, la liturgia; los obispos, los presbíteros y seminarios, los religiosos, los seglares y su educación cristiana, los católicos orientales), o, consolidada la familia interior, miran a su expansión por amorosa conquista (los medios de comunicación social, la obra misionera, la actitud ecuménica, la relación con los no cristianos, la libertad religiosa).

Pero la Iglesia católica no ha vivido jamás aislada de lo temporal; es igual que pensemos en Cirilo y Metodio dando alfabeto a los eslavos, en San Bernardo predicando la cruzada, en Gregorio XIII reformando el calendario, en Galileo forcejeando con el Santo Oficio, en los jesuitas organizando "reducciones" o a León XIII arbitrando entre Alemania y España sobre las Carolinas.

Especialmente desde que la pérdida del poder temporal impide a los papas la acción la política y cultural directa, éstos se convierten en la conciencia del mundo autónomo, en su aplauso o su remordimiento; la serie magistral de las encíclicas que van de León XIII a Pablo VI no significa otra cosa que la acción catalizadora de una Iglesia que, sólo con estar presente y ser como es , determina acciones y reacciones en la esfera del acontecer político y social.

De 1962 a 1965 se reunieron en los escaños de la Basílica de San Pedro dos mil quinientos obispos con el Papa. Algunos de ellos manejaron todavía en su niñez la cerbatana y el arco. Otros venían de naciones donde la mayor concentración de fuerza militar, de potencial económico y de audacia científica puede orientarse a la paz o a la ruina por la decisión final de un solo gobernante. No era posible que se dispersaran sin ocuparse de la turbación y del desequilibrio en que viven los hombres de uno y otro bloque de naciones.

La "Gaudium et spes es como una encíclica firmada por los doce apóstoles y no sólo por Pedro. Se trata de un´gran documento de síntesis, donde podemos encontrar la traducción moderna de la "Libertas", la versión actualizada de la "Casti Connubii", el ruido de fondo de los mensajes navideños de Pío XII, el eco de la todavía reciente "Pacem in terris".

Sólo el redoble del tambor guerrero parece totalmente perdido en la lejanía; ni una cita del "Syllabus", ni una alusión a la "Pascendi", sólo un apoyo marginal en la Divini Redemptoris, y eso para suplir con una nota de pie de página el párrafo condenatorio del comunismo que un bloque de obispos pedía explícitamente.

La Iglesia quiere ahogar a las tinieblas en luz y al odio en caridad. Y cuando no hay luz suficiente, espera y se la pide con humildad a todos los hombres y, por encima de ellos, al Señor de las luces.

Ver: Ocho grandes mensajes
BAC 1974
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