La esperanza cristiana es combativa

El título de esta breve reflexión está tomado de las palabras del papa Francisco durante el rezo del Ángelus el pasado domingo 6 de septiembre del presente año. Tras la reflexión a raíz del evangelio del domingo donde Jesús sana a un sordomudo devolviéndole el oído y el habla, Francisco hace un llamamiento a no cruzarse de brazos ante los dramas humanitarios causados por el desplazamiento de personas que huyen de la violencia. El Papa nos invitaba a dar una esperanza concreta:

"No vale decir sólo: «¡Ánimo, paciencia!...». La esperanza cristiana es combativa, con la tenacidad de quien va hacia una meta segura."

El momento histórico actual en el que vivimos es complejo y la Iglesia, como ya ha hecho siempre a lo largo de la historia, no puede vivir ajena a la realidad de los hombres y mujeres de su época. Estamos llamados a ser sal y luz en medio de una sociedad que, en algunos casos, nos rechaza o nos ignora. Cada día estoy más convencido que los grandes documentos y las fantásticas declaraciones son, a menudo, ineficaces para transformar la realidad. Entre otras cosas porque la gente lee poco y le interesa poco los grandes discursos. En este sentido las palabras del papa Pablo VI en la Evangelii Nuntiandi (nº 41) siguen siendo no solo proféticas sino tremendamente actuales:

"El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los testigos que a los maestros o si escucha a los maestros es porque son testigos."

El hombre y la mujer de hoy, sumidos en la era de los multimedia, escucha con los ojos más que con los oídos. No es tan amigo de las palabras cuanto de los testimonios. Pero en la Iglesia seguimos cayendo un poco en la tentación de las grandes declaraciones y escritos... es tiempo de pasar a la acción, de traducir tanta riqueza que se esconde en nuestros documentos y cartas pastorales en vida y obras que nuestros conciudadanos puedan ver, apoyar e incluso, sumarse.

El mismo Pablo VI en la Catequesis del 19 de septiembre de 1973 exhortaba a los católicos diciendo:

"Nosotros, que tenemos la fortuna y la responsabilidad de ser bautizados, sabremos deducir de este hecho decisivo y maravilloso el estilo y la energía de una vida fuerte y nueva. La austeridad de la cruz no deberá hacernos retroceder ante un compromiso cristiano valiente, sino atraernos al mismo. Eduquemos de nuevo nuestra conducta de acuerdo con el carácter genuino y viril del seguidor de Cristo; de esta forma daremos autenticidad y vitalidad a nuestra profesión cristiana y, con la ayuda de Dios, nos capacitaremos para llevar a nuestro mundo el mensaje renovador y beatificante del reino de Cristo."

A mi me suena, con otras palabras, al mismo mensaje de los pontífices: VALENTÍA y ESPERANZA COMBATIVA.
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