Este es el lema del próximo congreso Eucarístico diocesano en la archidiócesis de Valladolid que finalizará, Dios mediante, con la solemnidad del Corpus Christi el próximo 29 de mayo de 2016.

La finalidad del congreso es ayudar a profundizar en la importancia y centralidad de la celebración dominical de la Eucaristía. Como bien declara el Concilio en Sacrosanctum Concilium 10:


“La Liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y al mismo tiempo la fuente de donde mana toda su fuerza (…) Por tanto, de la Liturgia, sobre todo de la Eucaristía, mana hacia nosotros la gracia como de su fuente y se obtiene con la máxima eficacia aquella santificación de los hombres en Cristo y aquella glorificación de Dios, a la cual las demás obras de la Iglesia tienden como a su fin.”

Desgraciadamente son muchos los bautizados que han abandonado la celebración dominical de la Eucaristía. Especialmente doloroso resulta la ausencia de los jóvenes en muchos lugares de culto. Sin duda, uno de los retos más importantes y apremiantes para la Iglesia en España hoy.

Este congreso eucarístico presenta tres grandes principios:

1) Somos convocados a la Eucaristía (discípulos)

2) Congregados en la Eucaristía (pueblo de Dios y cuerpo)

3) Enviados por la Eucaristía (misioneros, testigos)



Sin duda, será un tiempo de gracia para esta diócesis tanto para el pueblo de Dios como para los sacerdotes que nos ayudará a seguir creciendo en el amor a la Eucaristía.