la vida humana es sagrada e inviolable
El pasado 11 de abril del 2014, el papa Francisco tuvo un encuentro en la sala Clementina con representantes del movimiento por la vida italiano. Entre las palabras que les dirigió dijo:
"Nosotros lo sabemos, la vida humana es sagrada e inviolable. Todo derecho civil se basa en el reconocimiento del primer y fundamental derecho, el de la vida, que no está subordinado a alguna condición, ni cualitativa ni económica, ni mucho menos ideológica. «Así como el mandamiento de “no matar” pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir “no a una economía de la exclusión y la inequidad”. Esa economía mata... Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del “descarte” que, además, se promueve» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 53). Y así se descarta también la vida."
Hoy la liturgia celebra la fiesta de la sagrada familia por ser el primer domingo después de la fiesta de la natividad de Jesús. Pero el 28 de diciembre todos los católicos tenemos en mente también la tercera fiesta que desde tiempo atrás celebramos cercana a la fiesta de la navidad junto a S. Esteban y S Juan Evangelista: la conmemoración de los santos inocentes.
Una coincidencia que bien nos puede ayudar a reflexionar sobre la importancia de la familia en la protección de los niños nacidos y no nacidos. La sagrada familia se nos muestra como un ejemplo de familia donde los padres protegen y custodian la vida de su hijo frente a un gobernante que manda el asesinato sistemático y sin piedad de los menores de dos años. La familia es sin duda, o debería de ser, el lugar más seguro y más cálido para que el niño se geste, nazca y crezca.
El papa Francisco, en el discurso anteriormente citado, vuelve a reiterar:
"Es necesario, por lo tanto, ratificar una firme oposición a todo atentado directo contra la vida, especialmente inocente e indefensa; y el nasciturus en el seno materno es el inocente por antonomasia"
Y nos recuerda las palabras de la Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual "Gaudium et Spes" en su número 51:
"La vida desde su concepción ha de ser salvaguardada con el máximo cuidado; el aborto y el infanticidio son crímenes abominables"
En este día en que celebramos con gozo la fiesta de la Sagrada Familia recordamos también a todas las familias, especialmente a quienes pasan por dificultades de relación entre los esposos, entre padres e hijos, a quienes luchan contra el drama de la pobreza y la exclusión... que la Sagrada Familia se presente ante ellos como un modelo y una inspiración para hacer de su familia, a pesar de las dificultades, un hogar donde crecer con sabiduría y alegría. Cuando Jesús está en medio de la familia, todo cobra un valor extraordinario y los pequeños detalles construyen y edifican el hogar como el mejor lugar donde crecer en valores y virtudes.
Pienso, especialmente, en las familias que por diversas circunstancias piensan en el aborto como "solución" a sus problemas. Rezo para que nada ni nadie se interponga en el valor de la vida humana.
Y como finaliza el papa Francisco en su encuentro con el movimiento por la vida italiano:
Demos testimonio con ternura y compasión de que hay que "proteger la vida con valor y amor en todas sus fases. Os animo a hacerlo siempre con el estilo de la cercanía, de la proximidad: que cada mujer se sienta considerada como persona, escuchada, acogida, acompañada."
"Nosotros lo sabemos, la vida humana es sagrada e inviolable. Todo derecho civil se basa en el reconocimiento del primer y fundamental derecho, el de la vida, que no está subordinado a alguna condición, ni cualitativa ni económica, ni mucho menos ideológica. «Así como el mandamiento de “no matar” pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir “no a una economía de la exclusión y la inequidad”. Esa economía mata... Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del “descarte” que, además, se promueve» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 53). Y así se descarta también la vida."
Hoy la liturgia celebra la fiesta de la sagrada familia por ser el primer domingo después de la fiesta de la natividad de Jesús. Pero el 28 de diciembre todos los católicos tenemos en mente también la tercera fiesta que desde tiempo atrás celebramos cercana a la fiesta de la navidad junto a S. Esteban y S Juan Evangelista: la conmemoración de los santos inocentes.
Una coincidencia que bien nos puede ayudar a reflexionar sobre la importancia de la familia en la protección de los niños nacidos y no nacidos. La sagrada familia se nos muestra como un ejemplo de familia donde los padres protegen y custodian la vida de su hijo frente a un gobernante que manda el asesinato sistemático y sin piedad de los menores de dos años. La familia es sin duda, o debería de ser, el lugar más seguro y más cálido para que el niño se geste, nazca y crezca.
El papa Francisco, en el discurso anteriormente citado, vuelve a reiterar:
"Es necesario, por lo tanto, ratificar una firme oposición a todo atentado directo contra la vida, especialmente inocente e indefensa; y el nasciturus en el seno materno es el inocente por antonomasia"
Y nos recuerda las palabras de la Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual "Gaudium et Spes" en su número 51:
"La vida desde su concepción ha de ser salvaguardada con el máximo cuidado; el aborto y el infanticidio son crímenes abominables"
En este día en que celebramos con gozo la fiesta de la Sagrada Familia recordamos también a todas las familias, especialmente a quienes pasan por dificultades de relación entre los esposos, entre padres e hijos, a quienes luchan contra el drama de la pobreza y la exclusión... que la Sagrada Familia se presente ante ellos como un modelo y una inspiración para hacer de su familia, a pesar de las dificultades, un hogar donde crecer con sabiduría y alegría. Cuando Jesús está en medio de la familia, todo cobra un valor extraordinario y los pequeños detalles construyen y edifican el hogar como el mejor lugar donde crecer en valores y virtudes.
Pienso, especialmente, en las familias que por diversas circunstancias piensan en el aborto como "solución" a sus problemas. Rezo para que nada ni nadie se interponga en el valor de la vida humana.
Y como finaliza el papa Francisco en su encuentro con el movimiento por la vida italiano:
Demos testimonio con ternura y compasión de que hay que "proteger la vida con valor y amor en todas sus fases. Os animo a hacerlo siempre con el estilo de la cercanía, de la proximidad: que cada mujer se sienta considerada como persona, escuchada, acogida, acompañada."