Francisco se enfrenta a la lógica del "solo vales si produces" El Papa invita a luchar contra la mentalidad de que "contratar a una mujer es menos seguro porque se puede quedar embarazada"
"Sin protección, la sociedad se vuelve cada vez más esclava de la cultura del despilfarro. Acaba cediendo a la visión utilitarista de la persona, en lugar de reconocer su dignidad. La terrible lógica que propaga el despilfarro se resume en la frase: Vales si produces", reflexiona ante el Instituto Nacional del Seguro contra los Accidentes de Trabajo de Italia
"La vida no tiene precio. La salud de una persona no puede cambiarse por unos euros de más o por el interés individual de alguien"
“Ver al otro significa también tratar a las personas en su unicidad y singularidad, sacándolas de la lógica de los números. La persona no es un número. No existe la persona herida, sino el nombre y el rostro de la persona herida”
“Ver al otro significa también tratar a las personas en su unicidad y singularidad, sacándolas de la lógica de los números. La persona no es un número. No existe la persona herida, sino el nombre y el rostro de la persona herida”
| Mireia Bonilla
(Vatican News).- Bajo el objetivo de "construir una sociedad en la que nadie se quede atrás", directivos y personal del Instituto Nacional del Seguro contra los Accidentes de Trabajo de Italia se han dado cita este mediodía con el Pontífice para escuchar sus consejos.
Lo primero que les ha dicho el Papa es que deben reflexionar sobre la “plena protección de la mujer en el lugar de trabajo” y esto incluye el periodo de maternidad: “por miedo a que se queden embarazadas, una mujer es menos segura porque se puede quedar embarazada. Esto es lo que se piensa a la hora de contratarla y cuando empieza a engordar si se la puede echar es mejor. Esta es la mentalidad y debemos luchar contra ella”.
No caer en la lógica de “solo vales si produces"
Francisco destaca dos labores importantes de su trabajo: la formación para prevenir accidentes laborales y el acompañamiento a los accidentados, con apoyo concreto a sus familias. “El servicio al que os dedicáis hace que nadie se sienta abandonado a su suerte, eso es clave. Sin protección, la sociedad se vuelve cada vez más esclava de la cultura del despilfarro. Acaba cediendo a la visión utilitarista de la persona, en lugar de reconocer su dignidad. La terrible lógica que propaga el despilfarro se resume en la frase: Vales si produces”.
“Esto es terrible” ha puntualizado, y advierte de no caer en la lógica: “vales si produces, si no produces no vales nada”.
La salud de una persona no puede cambiarse por unos euros
Otro de los puntos en los que se ha centrado el Papa es el de las consecuencias de no invertir en seguridad en el trabajo y que, por ende, aumenta el número de los accidentes. “Frente a esta mentalidad, hay que recordar que la vida no tiene precio. La salud de una persona no puede cambiarse por unos euros de más o por el interés individual de alguien. Y hay que añadir, por desgracia, que un aspecto de la cultura del descarte es la tendencia a culpabilizar a las víctimas. Esto aparece siempre, es una forma de justificar. Es un signo de la pobreza humana en la que corremos el riesgo de caer si perdemos la correcta jerarquía de valores, que tiene en la cima la dignidad de la persona humana”.
Además, asegura que el cuidado de la calidad del trabajo, así como de los lugares y los transportes, “es fundamental si se quiere promover la centralidad de la persona”. Y considera fundamental “respetar las normas de seguridad”: “nunca pueden considerarse una carga o un lastre innecesario. Como siempre ocurre, sólo nos damos cuenta del valor de la salud cuando falta”.
El Papa dice sí al Smart Working, pero sin aislar a la persona
Francisco considera que una buena solución en determinados casos puede ser el uso del desarrollo del trabajo "a distancia", siempre que “no aísle a los trabajadores y les impida sentirse parte de una comunidad”. De hecho – insiste – “la clara separación de los entornos familiar y laboral ha tenido consecuencias negativas no sólo para la familia, sino también para la cultura del trabajo” y “ha reforzado la idea de que la familia es el lugar de consumo y la empresa el lugar de producción”.
“Esto es demasiado simplista” considera, pues ha hecho pensar a la gente que “el cuidado es dominio exclusivo de la familia y no tiene nada que ver con el trabajo”.
Las personas tienen nombre y rostro, no son un número
Francisco también ha pedido al INAIL que miren todas las formas de incapacidad: No sólo las físicas, sino también las psicológicas, culturales y espirituales. “Ver al otro significa también tratar a las personas en su unicidad y singularidad, sacándolas de la lógica de los números. La persona no es un número. No existe la persona herida, sino el nombre y el rostro de la persona herida”.
En este sentido, les ha pedido también que no dejen la compasión, “que no es una tontería de mujeres y de viejas, sino una cosa humana muy grande”.
Además, ha aclarado que “compasión” no es lo mismo que “lástima”: “Compasión es sentir en carne propia el sufrimiento del otro. Es lo contrario de la indiferencia que lleva a dirigir la mirada hacia otra parte, a seguir de frente sin dejarse tocar interiormente”. E insiste: “la compasión y la ternura son actitudes que reflejan el estilo de Dios. Si nos preguntamos cuál es el estilo de Dios, tres palabras lo indican: cercanía, Dios está siempre cerca, no se esconde; misericordia, es compasivo, tiene compasión y por eso es misericordioso; y, en tercer lugar, es tierno, tiene ternura”.
Las personas que han sufrido un accidente necesitan primero ser acogidas antes que ser indemnizadas
Por último, el Papa es claro a la hora de cómo se tiene que tratar a una persona que ha sufrido una lesión: “La persona pide ser acogida antes de ser indemnizada. Antes de ser indemnizada, pide ser acogida, ser escuchada. Y cualquier compensación económica adquiere todo su valor en la acogida y la comprensión de la persona”.
Por tanto, hoy el Papa ha pedido al Instituto Nacional del Seguro contra los Accidentes de Trabajo de Italia de “hacerse cargo, junto con la familia, de la dramática situación de alguien que se ve obligado a dejar de trabajar a causa de un accidente”, “ocuparse de él de manera integral” y “acompañar y apoyar por lo que es y no con falsa lástima”.
“No es una limosna, es un acto de justicia” ha concluido.
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