EL MUNDO DEL TRABAJO EN LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
La Doctrina Social de la Iglesia habla sobre el mundo del trabajo.
| Francisco Baena Calvo.
EL MUNDO DEL TRABAJO EN LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
En la sociedad misma hay una tendencia a ubicar a la Iglesia en la esfera de lo privado y mirar con recelo toda manifestación pública cuando aborda problemas laborales, sociales y políticos que afectan a la sociedad misma, en la cual hay cristianos que son ciudadanos. Incluso hay mayorías en la sociedad que están convencidas de que la Iglesia es espiritualista y ajena a los problemas concretos del hombre, sobre todo en la dimensión laboral y la relación de los obreros-empresarios.
La Iglesia ha abordado con una clarividencia enorme los problemas laborales y sociales, afirmando los deberes y derechos tanto del obrero como del empresario.
Según la Doctrina Social de la Iglesia la persona por estar hecha a imagen y semejanza de Dios, posee una dignidad que la hace superior a los demás seres creados.
Ha reconocido que toda persona tiene derecho a poseer bienes privados y que el obrero tiene derecho a un salario que le procure un sustento digno para él y su familia.
Ha afirmado que tiene derecho a asociarse para defender sus derechos de forma colectiva y solidaria, al tiempo que pueda realizar su trabajo en condiciones humanamente dignas (respeto, libertad, ausencia de tensiones, higiene, descanso adecuado...), y el deber de desempeñar su tarea con responsabilidad.
Ha afirmado que el empresario tiene el deber de pagar a sus obreros un salario digno al tiempo que los beneficios de la empresa reviertan en los trabajadores y, en definitiva, en la sociedad.
Ha manifestado que un sistema que hace del lucro la norma exclusiva y el fín último de la actividad económica es moralmente inaceptable. Y reconoce que el apetito desordenado del dinero no deja de producir efectos perniciosos y es una de las causad de los numerosos conflictos que perturban el orden social.
Ha señalado que “La Iglesia ha rechazado las ideologías totalitarias y ateas asociadas en los tiempos modernos al "comunismo" o "socialismo".
Por otra parte, ha reprobado en la práctica del "capitalismo" el individualismo y la primacía absoluta de la ley de mercado sobre el trabajo humano (cf CA 10, 13.44). La regulación de la economía únicamente por la planificación centralizada pervierte en la base los vínculos sociales; su regulación únicamente por la ley de mercado quebranta la justicia social, porque "existen numerosas necesidades humanas que no tienen salida en el mercado" (CA 34). Es preciso promover una regulación razonable del mercado y de las iniciativas económicas, según una justa jerarquía de valores y atendiendo al bien común. (CIC 2425)
Pedimos como cristianos que se generen puestos de trabajo en nuestra sociedad y se defienda la dignidad del trabajador/a en nuestras economías de mercado.
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