El falso testimonio de Kourdakov
Muchos confunden la fe con la credulidad. Hay creyentes que cuentan historias increíbles, sobre las que no se suele hacer preguntas. Más aún, cuando se trata de lugares donde la Iglesia es perseguida y los cristianos se presentan como héroes de fe. Se hacen campañas incluso por la liberación de algunos, cuyo testimonio es puesto en duda por otros creyentes del mismo país. Varias investigaciones han puesto en evidencia la falta de rigor de ciertas organizaciones que defienden a cristianos perseguidos.
En esta ocasión me ha llamado la atención la información que ha salido a la luz sobre un conocido caso de los años 70. Se trata de Sergei Kourdakov, un ruso que decía haber perseguido creyentes con la KGB, antes de haber sido convertido al cristianismo, cuando escapó de un barco ruso en Canadá. Su testimonio fue divulgado por todo el mundo, hasta el punto de que su libro “El Esbirro” lleva ya 22 ediciones en castellano –lo ha vuelto ha publicar este verano la editorial del Opus Dei, Palabra–. La muerte de Kourdakov en misteriosas circunstancias ha provocado una investigación que ha descubierto la verdad de su historia.
HISTORIAS DE LA GUERRA FRIA
Para aquellos que se habían criado con las historias de El Agente de CIPOL en la televisión de los sesenta, aquel atractivo joven, corpulento, de mirada hipnótica, parecía el agente ruso de la serie protagonizada por Robert Vaughn –en realidad un americano llamado David McCallum–, pero un San Pablo de la guerra fría –como dice Katherine Jeffrey en su apasionante artículo en Christianity Today–. Apareció en 1971, delirante y con hipotermia, en el pequeño pueblo de Tasu –en las islas canadienses de la reina Charlotte–, tras nadar toda una noche desde el barco soviético Elagin. Internado y amenazado con ser devuelto a la URSS, logró la atención de los políticos y los medios de comunicación, hasta serle concedido asilo en Canadá.
El testimonio de Sergei era impactante, porque decía haber perseguido cristianos con la KGB durante dos años. Su mensaje, en pobre inglés, evidenciaba un total desconocimiento de la Biblia y una mínima comprensión teológica, pero hablaba claramente de los males del comunismo, que es lo que los americanos querían escuchar. La editorial evangélica Fleming Revell publicó en 1973 su testimonio con numerosas fotos y detalles de su vida, antes de la conversión, en la Unión Soviética. El contrato que firmó le daba la mitad de los beneficios, el doble de lo que estaba recibiendo ya por las cintas en que contaba su historia, mientras se quedaba el diez por ciento de las ofrendas que se recogían en cada acto público. Para haber sido comunista, aprendió pronto el modo de vida americano…
MISTERIOSA MUERTE
La organización cristiana para la que trabajaba, Underground Evangelism, no tardó en calificar el suceso como un asesinato de la KGB, acusando a la policíalocal de incompetencia. Bass mandó un comunicado de prensa, la semana después, diciendo que Sergei le había advertido que “si oía alguna vez de un accidente, o un suicidio, no lo creyera, porque él sabía cómo actuaban los agentes soviéticos, ya que había sido uno de ellos”. La declaración concluía con el comentario irónico: “¿qué mejor momento que una nochevieja en un pequeño recinto lleno de turistas, para que Sergei Kourdakov tuviera, supuestamente, un accidente?”.
Su cuerpo fue llevado a Washington, donde predicó en su funeral el conocido predicador presbiteriano evangélico Richard Halverson. Tras un culto en una iglesia ortodoxa, fue enterrado en la parte rusa del cementerio de Rock Creek en Washington. A partir de ese momento, su testimonio se reeditó una y otra vez, afirmando que “la KGB le asesinó en Los Ángeles justo antes de cumplir veintidós años”.
Algunos empezaron, sin embargo, a cuestionar su organización, como Richard Wurmbrand, un evangélico rumano que había estado en prisión y sido torturado por su fe. Según él, Kourdakov no había debido recibir tanta publicidad, sin crecer antes en la gracia y el conocimiento.La Asociación Evangélica Eslava creía que no había debido de ser “empujado a esta situación, hablando de cosas que le superaban”. Otros acusaron abiertamente a Evangelismo Subterráneo de explotación por razones económicas.
TESTIMONIO FRAUDULENTO
Hay que tener en cuenta que el libro se publicó inmediatamente después de su muerte y se sigue editando hasta el día de hoy en idiomas como el francés o castellano, a pesar de que hay estudios en lengua inglesa sobre la falsedad de su información. La supuesta autobiografía cuenta una infancia dickensiana en varios orfanatos del estado, hasta convertirse en un dirigente de las juventudes comunistas y dedicarse al pequeño crimen. Tras ser cadete de la marina en la ciudad portuaria de Petropavlosk, sería captado para un escuadrón de operaciones secretas, que se dedicaba a interrumpir estudios bíblicos y aterrorizar cristianos durante bautismos. Según él, mataron a un pastor y violaron a cristianas como la Natasha que da título a su libro en varios idiomas.
Tal y como se ve en el documental “Perdóname, Sergei”, el libro estaba lleno de información contradictoria, lo que llevó a Caroline a una auténtica crisis espiritual. Su proyecto evangelístico le produce tal confusión, que su experiencia se convierte en el centro de esta interesante producción cinematográfica, que se ha presentado en varios festivales. La directora tiene que afrontar la evidencia de que los sucesos centrales de su libro, no es que hayan sido embellecidos, es que están totalmente inventados. No hay testimonios de lo que Sergei dice. Los lugares, las descripciones físicas y los nombres son reales, pero las purgas violentas de cristianos que describe en Petrovpavlovsk nunca ocurrieron. Los villanos de su historia son personas normales, que resultan incluso admirables. Y lo más decepcionante, la heroica adolescente Natasha, cuyo valor y firmeza tocaron su conciencia, nunca existió.
LA CULTURA DEL TESTIMONIO
Lo que revelan historias como ésta, es que hace tiempo que no hay ninguna diferencia entre la ficción y los testimonios que muchos cristianos cuentan. Las historias son cada vez más increíbles. Y cuando alguien las investiga, mayor resulta el abismo entre lo que se dice y la realidad de los hechos. Ahora se ha descubierto que personas que dicen haber estado muertas, no lo estuvieron nunca. Algunos que pretenden haber sido grandes satanistas o brujas, apenas les conocen en esos círculos. Toda esta serie de falsedades y medias verdades nos llevan a preguntar qué es lo que pasa aquí…
¿Cuántos hemos ido cambiando nuestra historia de conversión a medida que la contamos? Como en el juego de decir una cosa al que tienes al lado en el oído, los hechos primeros se han ido distorsionando hasta grados ridículos. Los niños son ateos científicos, versados en la evolución o el marxismo; el pequeño delincuente se vuelve un gran criminal; los escarceos con las drogas blandas resultan ser una gran adicción. Todo esto se produce sutilmente, no de un día para otro. A medida que uno lo va contando, ve que hay cosas que llaman más la atención que otras y en ellas te concentras. Es por esto que ya no basta un milagro, ¡tienes que resucitar!
EL VERDADERO EVANGELIO
Cuando en el Nuevo Testamento se habla de testimonio, no se refiere en primer lugar a la historia del camino a Damasco de Pablo, sino a su anuncio de la verdad de Cristo, muerto y resucitado. Nuestro egocentrismo es tan profundo, que intentamos “domesticar” al mismo Dios. El Evangelio es Cristo crucificado, “poder de Dios y sabiduría de Dios” (1 Corintios 1:24)
¿Por qué siempre alardeamos de los famosos que son cristianos?, cantantes y deportistas, como si sus testimonios o experiencias de la gracia, tienen más significado que las de cualquier creyente. “El movimiento evangélico occidental moderno está profundamente afectado por el virus del triunfalismo, y la enfermedad resultante destruye la humildad, minimiza la gracia y le rinde demasiado tributo al dinero, la influencia y la “sabiduría” de nuestros días, dice Carson.
Los que hemos aceptado el mensaje del Evangelio no somos lo más sabios, atractivos, dotados y santos. Somos “don nadies”. Si no hay más “peces gordos” en la Iglesia (1 Co. 1:26), es porque Dios ha elegidoa los insignificantes, los ceros a la izquierda, para “deshacer lo que es” (v. 28). Y lo hace así, “a fin de que nadie se jacte en su presencia” (v. 29).
La gracia de Dios puede alcanzar a cualquiera. La salvación de Dios es un don gratuito, que rebaja y aplasta toda pretensión humana. Cuando intentamos dar más fuerza al poder del Evangelio, distorsionando lo realidad, lo que hacemos más débil, no más fuerte. Ya que el poder de Dios se manifiesta en nuestra debilidad (2 Corintios 12:1-10). ¡Qué Dios nos libre de nuestra “humana sabiduría” (v. 4)!