No habrá plan antiabusos, ni comparecencia del Defensor ante el Congreso, ni salida de los benedictinos ¿Qué ocurre (para la Iglesia) si Sánchez dimite y convoca elecciones?
Los obispos no habrían de enfrentarse a la tesitura de que el Ejecutivo les conminase a indemnizar a las víctimas; la encomienda a Ángel Gabilondo en el Congreso volvería a decaer; y tampoco culminarían los trabajos para el desarrollo de la Ley de Memoria Democrática
Junto a estos puntos, otras cuestiones que tocan a instituciones religiosas, como la ILP de regularización masiva de inmigrantes, o los acuerdos fiscales con las religiones minoritarias, por no hablar de la siempre postergada Ley de Libertad de Conciencia, que volverían al cajón de los temas olvidados
Este lunes (San Pedro Mártir, por más señas), saldremos de dudas. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciará, después de sus cinco días de reflexión, si permanece en el cargo, si se presenta a una moción de confianza, o si dimite. En este caso, además, habrá que ver si convoca elecciones o si trata de nombrar un sucesor (o sucesora) que habrá de someterse a una sesión de investidura.
¿Qué pasa si Pedro Sánchez dimite y convoca elecciones? Una posibilidad que no habría que desdeñar, y que afectaría de lleno a algunas de las cuestiones y polémicas que azuzan el debate Iglesia-Gobierno en España en los últimos meses. ¿Cuáles son?
En primer lugar, el plan de reparación integral de las víctimas aprobado por el Consejo de Ministros, pero que todavía no se ha concretado. En caso fin de legislatura, todas las normas sin entrar en vigor decaerían, con lo que los obispos no habrían de enfrentarse a la tesitura de que el Ejecutivo les conminase a indemnizar a las víctimas. Otra cosa es que debieran hacerlo (deberían haberlo hecho ya, en realidad) sin presiones de ningún tipo.
En segundo lugar, y relacionado con este punto, la encomienda a Ángel Gabilondo volvería a decaer, sin que el Defensor del Pueblo hubiera comparecido ante el Pleno del Congreso, seis meses después de haber entregado su informe sobre la pederastia clerical en España y posibles medidas a adoptar por el poder legislativo.
En tercer lugar, tampoco culminarían los trabajos para el desarrollo de la Ley de Memoria Democrática, que incluye la resignificación del Valle de Cuelgamuros y un nuevo estatus para la basílica, después de la expulsión de los benedictinos. Que, en este caso, tampoco se produciría, evitando un nuevo conflicto Iglesia-Estado.
Junto a estos puntos, otras cuestiones que tocan a instituciones religiosas, como la ILP de regularización masiva de inmigrantes, o los acuerdos fiscales con las religiones minoritarias, por no hablar de la siempre postergada Ley de Libertad de Conciencia, que volverían al cajón de los temas olvidados. Todo ello, siempre y cuando Pedro Sánchez dimita, convoque elecciones y dé por finalizada esta intensa (otra más) legislatura.
¿La solución? En las próximas horas...