El obispo de Bilbao señala que “el insulto es inaceptable y se ha convertido en habitual en la dinámica política" Joseba Segura: "Desde la dimensión social, uno se da cuenta de que no puede ser cristiano y ser conservador"
“Si uno es obispo, tiene la responsabilidad de mantener la comunión con la Iglesia universal y en cierta manera renuncia a su forma de entender la vida natural. Debe escuchar y establecer un diálogo con todos. Pero luego está la dimensión social, en la que oyes planteamientos como las condiciones de trabajo, los salarios de los jóvenes, la vivienda, etc. y uno se da cuenta de que no puede ser cristiano y ser conservador, porque el cristianismo te obliga a tomar en serio la situación de las personas que no tienen la suerte que tú has tenido”, señala Segura a elEconomista.es
“Se puede pensar que el obispo manda dentro de la comunidad cristiana, pero nada más lejos de la realidad. Tiene que tener un liderazgo, pero busca consensos y, sobre todo, escucha, porque no tiene capacidad por sí solo para gestionar una organización tan compleja”, afirma el obispo vasco
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“Si uno es obispo, tiene la responsabilidad de mantener la comunión con la Iglesia universal y en cierta manera renuncia a su forma de entender la vida natural. Debe escuchar y establecer un diálogo con todos. Pero luego está la dimensión social, en la que oyes planteamientos como las condiciones de trabajo, los salarios de los jóvenes, la vivienda, etc. y uno se da cuenta de que no puede ser cristiano y ser conservador, porque el cristianismo te obliga a tomar en serio la situación de las personas que no tienen la suerte que tú has tenido”. Son las palabras del obispo de Bilbao, Joseba Segura, al ser preguntado por el diario elEconomista.es si se definía como liberal o conservador.
No es lo habitual que un obispo aparezca en la prensa económica, pero el de Bilbao no es un obispo al uso, y no sólo por ese master en Economía por el Boston College. También porque la idea que tiene de lo que ha de ser un pastor tampoco es la habitual: “Se puede pensar que el obispo manda dentro de la comunidad cristiana, pero nada más lejos de la realidad. Tiene que tener un liderazgo, pero busca consensos y, sobre todo, escucha, porque no tiene capacidad por sí solo para gestionar una organización tan compleja”.
En este sentido, reconoce también que el papel del obispo en la sociedad actual ha cambiado, y no lo dice con nostalgia de tiempos pasados. “Nuestro papel en la sociedad civil cada vez es menos importante con una comunidad católica cada vez más minoritaria”, “con una dificultad a la hora de comunicarnos” y en donde aparece “una especie de gran disonancia en el sentido de que la imagen de la Iglesia es muy negativa, pero la de su obra social y educativa es más positiva”.
Subraya Segura que “estamos en un momento de transición en la Iglesia católica en Europa, especialmente en España, porque se ha abandonado la fe tradicional de padres y abuelos”, a lo que se añade en su opinión “una transformación cultural en la que elementos tradicionales han cambiado de manera rápida, como la consideración social del papel de la mujer en la Iglesia y la percepción de valores como la vida desde la concepción, la crítica a planteamientos de eutanasia, etc. A esto se une que todo lo que tiene que ver con que la identidad, no solo la de género sino también la sexual, se define por tu propia voluntad”.
La libertad radical, la única regla
Ante esto, advierte el obispo vasco sobre una situación actual en “donde la única regla es la libertad radical. Esto tiene una repercusión importante y un impacto clarísimo en la natalidad. ¡Pero cuidado!, no recomiendes la procreación porque parece que fuerzas la libertad de las personas. Pero esa teórica libertad que no se puede tocar está tremendamente limitada en muchos aspectos”, entre ellos, el de las redes sociales, “através de las cuales estamos dando una capacidad de controlar comportamientosque nunca nadie ha tenido”.
“Se dice que la Iglesia católica ha sido controladora y que ha tenido un peso social importante a la hora de orientar conductas. Pero ahora no hay legislación para regular este fenómeno nuevo. Las pantallas están sustituyendo las relaciones personales y estas no producen el impacto de vínculos y de felicidad, porque la clave de la felicidad son las relaciones humanas”, añade en la entrevista con el diario económico.
"El insulto es inaceptable"
Y en cuanto a la situación económica, “lo que sí me preocupa es que mejoras económicas en el PIB no se traduzcan en una forma justa y adecuada de repartir el pastel. Me preocupa, a nivel general, que las grandes diferencias se están profundizando y cada vez hay más distancia entre unos grupos pequeños de privilegiados y la mayoría de la gente”.
Y en vísperas de las elecciones generales el 23J, preguntado sobre si puede estar en peligro la democracia con algunas conductas actuales, Joseba Segura afirma rotundo que “el insulto es inaceptable y se ha convertido en habitual en la dinámica política. Tiene bastante que ver con la importancia de las redes sociales, en las que el insulto es la forma de lidiar con la disidencia”.
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