Arranca la XVI Semana andaluza de Teología en Málaga Juan Masiá: "Hay que educar para una vida ético-política constructora de convivencia"
(José Manuel Vidal).- Con aplausos insonoros ("al estilo de los indignados y para conectar con la sociedad") y con una provocadora ponencia del jesuita Juan Masiá arrancó ayer en Málaga la XVI Semana andaluza de Teología. "Una referencia consolidada para las comunidades de base", como señaló, en la presentación, Esteban Tabares, uno de los organizadores. De hecho, cuentan ya con 32 años de vida y siguen teniendo fuelle: en el salón del hotel se congregaron unas quinientas personas.
Aquí palpita la Iglesia de base. La Iglesia de los sencillos, que comparte los gozos y las sombras de la gente en sus familias, barrios, trabajos y parroquias. Gente de todas las edades y de todas las extracciones sociales. Unidas por la fe en un Cristo liberador. "Hemos comprendido que el cristianismo no es una religión exotérica y evasiva, ni tampoco una oferta de auto-realización puramente interior. Para nosotros lo de Jesús de Nazaret consiste en un movimiento profético que lleva consigo la esperanza y el impulso de una nueva sociedad con unos valores alternativos a los dominantes", explica, en la presentación, Esteban Tabares.
El alma de las jornadas son las Comunidades Populares, pero a la convocatoria asisten también otras muchas comunidades parroquiales, JOC, HOAC, Movimiento Rural, Junior, JEC, Curas Obreros, Religiosas/os en Barrios... La mayoría de los presentes, de Andalucía, pero también hay gente de Madrid, Barcelona, Valencia, Murcia y hasta del extranjero. Cada persona se costea la estancia en un hotel sencillo de Torrox Costa (Málaga). Con mucha austeridad y medios adecuados, sin ostentación alguna, tal y como exige su concepción evangélica y su seguimiento del Jesús samaritano y pobre.
El objetivo de la Semana ("que, en realidad, son tres días, pero es la exageración de los andaluces") es unir fuerzas, compartir experiencias, rezar juntos y reflexionar sobre la manera de responder a los retos actuales desde el Evangelio de Jesús y desde una fe hecha vida en la compasión con los más necesitados.
"Se trata de un espacio de reflexión cristiana amplio, plural y abierto donde convergen los numerosos grupos, comunidades, movimientos y colectivos andaluces comprometidos en la doble fidelidad a Jesús y al pueblo desde la óptica del Vaticano II", explica Tabares.
De ahí el tema de la Semana: "¿Quién es mi prójimo? Compasión, Ética y Política". Y la explicación de Tabares: "Estamos convencidos de que la fe cristiana tiene una irrenunciable dimensión social y pública de la que brota un ineludible impulso hacia el compromiso ético sociopolítico. Nuestra fe cristiana nos da Vida y queremos vivirla como una fe atravesada por el clamor de la justicia, la igualdad y la liberación".
Y concluía: "Venimos de todos los rincones del Sur, urgidos y movidos por el ardor del Espíritu que nos abrasa mucho más que el sol andaluz, reclamo para la fiesta y el descanso. Venimos a saborear y degustar el plato exquisito de amistad y hermandad servido en la mesa de reflexión, compartir y orar. Venimos a retomar viejas y nuevas cuestiones, realidades, luces y sombras, cruces y calvarios, esperanzas y utopías que atraviesan a nuestra Andalucía, sus pueblos y sus gentes, desde el mar al olivar, desde el campo a la ciudad. Venimos dispuestos/as a no sepultar la levadura y la sal, la luz y la palabra, el testimonio y la verdad, aunque las viejas sirenas de siempre nos quieren arrullar y vientos impetuosos nos empujan hacia atrás". Y, en la sala, se levantaron las manos en un estruendoso aplauso insonoro y unos cuantos aplausos clásicos de los despistados.
Juan Masiá, el teólogo sin respuestas prefabricadas
Y, para meterse en harina, la primera ponencia de la SAT corrió a cargo del experto en bioética, Juan Masiá. En una intervención que se esperaba con sumo interés. Y el jesuita murciano no defraudó las expectativas. Más aún, su conferencia y la charla posterior fueron realmente provocadoras.
Y es que, en su habitual estilo sencillo, pero profundo, lleno de imágenes y de parábolas y de preguntas que cuestionan, Masiá es un maestro en el arte de acompañar en el camino a los buscadores de la verdad. Aquí, el maestro estaba en su salsa y tenía delante cientos de discípulos interesados en recorrer el camino de la búsqueda sincera.
Preguntas del ponente desde el mismo título de su conferencia: "Lo que nos hace humanos: ¿Ética o barbarie? Por una ética política que busca la justicia". Y preguntas en el planteamiento de la cuestión: "¿Cómo convertirnos mutuamente en prójimos? ¿Cómo compartir, más allá de las fronteras de la creencia o de la increencia, un camino de libertad, justicia, igualdad y fraternidad, es decir, de todo aquello que nos constituye como seres humanos? ¿Cómo llevar a cabo la transición de la barbarie a la humanización? ¿Cómo hacernos prójimos sin fronteras?"
Y en una primera aproximación, el ponente decidía cambiar la pregunta. "En vez de cuestionar quién es prójimo, sentir la necesidad de hacerse persona 'prójima-próxima' y cercana de lo que parece lejano y 'no-próximo'".
¿Cómo hacerlo?, siguió preguntándose Masiá. "¿Cómo ayudarnos mutuamente en el camino de la barbarie a la humanización mediante la construcción política de la projimidad?" En un primer momento, "reconociéndonos recíprocamente como humanos sin discriminación. Cualquier persona tiene derecho a ser reconocida por mí, del mismo modo que yo exijo ser reconocido como persona poseedora de una dignidad y derechos inviolable".
Y es que el 'cómo hacerlo' surge "de la indignación ante el escándalo de las injusticias" y del ineludible planteamiento de cómo realizar la justicia". Ante esta situación, "¿cómo puede la vida política mediar entre la exigencia ética y la organización de la vida colectiva humana para asegurar la convivencia sin injusticias?".
Y Masiá fue desgranando un posible proceso en este camino mediante la alegoría de tres pueblos, "Tierra abrigada, Cielo abierto y Orilla marina", que, aún siendo vecinos, nunca se habían encontrado.
Una alegoría para explicar las "características de nuestra especie como animal social, necesitado de ética, animal económico y tocológico, especialmente vulnerable, y animal político, ciudadano de su 'polis' y del mundo".
Tras recorrer estas tres características, Masiá concluye que se ha destruido el puente de la política que une la orilla de la ética con la de la economía y que, quizás, la única forma de reconstruirlo sea "rescatar la democracia". ¿Cómo? "Empezando por la educación", se atreve a avanzar el ponente. Es decir, "educar para la vida ético-política constructora de convivencia".
"Hay que perder el miedo al relativismo"
Tras la reunión por grupos, vinieron las preguntas. Sobre las religiones. "Todas las religiones coinciden en la paz y todas traicionaron esa esencia a lo largo de su historia. Todas las religiones tienen esto en común, asi como el haber traicionado su esencia".
A la pregunta sobre el relativismo: "Hay que perder el miedo al relativismo. Tengo que reconocer que lo mío es limitado y me pongo en el lugar del otro. Y, desde ahí, puede surgir algo nuevo. Venimos de un fondo común y vamos hacia un fondo común".
Sobre las recetas: "Toda en la vida es proceso. Estamos siempre en camino. No tengo recetas. No en vano decía el sabio: 'No dejes la educación en manos de los maestros ni la política en manos de los políticos ni la fe en manos de los curas'". Y es que "la vida es como la experiencia de un filatélico que, aun a sabiendas de que nunca va a terminar su colección de sellos, no desiste ni presume de haber llegado"
Sobre la educación: "Se extiende la idea de una educación para no pensar y eso le viene estupendamente bien a los políticos y a los empresarios".
Sobre los políticos: "Tienen las manos atadas por el capital, de ahí que haya que luchar por una política con ética y sin las manos atadas por la economía". Y añadía: "El presente es la política, no los políticos. Todos nosotros y desde dentro. El puente es la vida política". Y con una sonrisa, en forma de pregunta, concluyó su intervención. Y la sala volvió a poblarse de aplausos mudos con las manos en alto.
Presentación de "Cuidar la vida"
Por la noche, tuvo lugar la presentación a la asamblea de varios libros, entre ellos "Cuidar la vida". En la mesa de la presentación, aparte del que suscribe, el autor, Juan Masiá, y otro de los ponentes de lujo de la Semana andaluza de Teología, José Arregi.
El teólogo vasco aseguro, en su cuidada presentación, que el libro de Masiá es "bello y está lleno de destellos y de criterios, que no de recetas". Y expuso lo que pensaba de la obra en tres claves. Se trata "de una bioética en diálogo constante y humilde con la ciencia; una bioética acorde con el carácter procesual y evolutivo de la vida, y una bioética bajo el signo de los interrogantes y de las incertidumbres".
Y Arregi fue desgranando perlas como éstas: "Somos providencia de Dios para nosotros mismos"; "lo más nace de lo menos, venimos todos del polvo de estrellas extinguidas". Y muchas más. Para concluir así: "Juan Masiá es una maravillosa manifestación de la naturaleza y su bioética del cuidado es una bendición para toda la vida viviente".
El autor, agradeció las palabras de Arregi y explicó que su libro tenía dos sencillas pretensiones: "Ayudar a aclararse y acompañar a las personas en su proceso de decisión". Un libro escrito desde su experiencia de docente y de "consultor y acompañante de personas en sus procesos de decisión". Porque, en eso consiste "cuidar la vida". Y las manos en alto volvieron a rubricar sus palabras.