Rouco y Camino, ausentes en un emotivo acto con Cobo, Bocos y Blázquez Madrid rinde homenaje al "queridísimo" cardenal Osoro, "por todo lo que ha sembrado y siembra"
Un abarrotado salón de actos 'abraza' al cardenal de Madrid, flanqueado por su sucesor y por los cardenales Blázquez y Bocos. Sonora ausencia de Rouco Varela y Martínez Camino en una emotiva "mañana de agradecimientos" por el pontificado de Carlos Osoro
Cobo: "Es un día de homenaje y de hacer las cosas por agradecimiento, que nos sale del corazón. Damos gracias a Dios por las personas que van sembrando su vida a nuestro alrededor. Desde esta universidad nos abrimos en agradcimiento a don Carlos, a todo lo que él ha sembrado y siembra"
"Con don Carlos hemos vivido tiempos de dedicación incansable, tiempo de aprender la mirada y el corazón de pastor. Hay tiempo de dedicación, de trasnochar y de sentir eclesialmente"
Ricardo Blázquez agradeció la "dedicación generosa y sacrificada" de Osoro a la Iglesia universal, y "también personalmente, agradecerle el afecto, la acogida y la amistad"
"Nunca esperé yo venir a vivir a Madrid. Os doy las gracias a todos los que habéis estado conmigo, a los que me habéis ayudado siempre, a todos los niveles", apuntó el cardenal Osoro. "Nunca, nunca he guardado nada para mí. He intentado darlo todo, con todas mis fuerzas"
"Con don Carlos hemos vivido tiempos de dedicación incansable, tiempo de aprender la mirada y el corazón de pastor. Hay tiempo de dedicación, de trasnochar y de sentir eclesialmente"
Ricardo Blázquez agradeció la "dedicación generosa y sacrificada" de Osoro a la Iglesia universal, y "también personalmente, agradecerle el afecto, la acogida y la amistad"
"Nunca esperé yo venir a vivir a Madrid. Os doy las gracias a todos los que habéis estado conmigo, a los que me habéis ayudado siempre, a todos los niveles", apuntó el cardenal Osoro. "Nunca, nunca he guardado nada para mí. He intentado darlo todo, con todas mis fuerzas"
"Nunca esperé yo venir a vivir a Madrid. Os doy las gracias a todos los que habéis estado conmigo, a los que me habéis ayudado siempre, a todos los niveles", apuntó el cardenal Osoro. "Nunca, nunca he guardado nada para mí. He intentado darlo todo, con todas mis fuerzas"
Madrid, al fin, rindió el homenaje que merecía el cardenal Osoro. Y lo hizo la que debía haber sido 'su' universidad, la San Dámaso, en un emotivo acto que fue presidido por su sucesor, José Cobo, y que contó con la presencia, y el cariño, de los cardenales Blázquez y Bocos (en magnífica forma, todo sea dicho), y la sonada ausencia de Rouco Varela y su auxiliar Martínez Camino, así como otros obispos, desde Aznárez a García-Magán, pasando por Vidal o Avendaño.
Un abarrotado salón de actos hizo posible que se notaran más las presencias que las ausencias, y que Osoro pudiera sentir un calor que no siempre fue posible a lo largo de sus nueve años de pontificado en Madrid. Cobo quiso remediar este hecho, y por eso saludó este día, "una mañana de agradecimientos y de abrir el corazón".
"Nos sale del corazón"
"Es un día de homenaje y de hacer las cosas por agradecimiento, que nos sale del corazón. Damos gracias a Dios por las personas que van sembrando su vida a nuestro alrededor. Desde esta universidad nos abrimos en agradecimiento a nuestro queridísimo don Carlos, a todo lo que él ha sembrado y siembra", arrancó el nuevo cardenal de Madrid.
Por su parte, Javier Prades, rector de la UESD, rindió homenaje al cardenal Osoro y su tarea de "consolidación y afianzamiento" de la Universidad y su "acompañamiento paternal y fraterno" durante todos estos años.
La lección del acto fue pronunciada por Ricardo Blázquez agradeció la "dedicación generosa y sacrificada" de Osoro a la Iglesia universal, y "también personalmente, agradecerle el afecto, la acogida y la amistad".
"Nos encontramos viviendo una situación de pobreza apostólica", glosó Blázquez citando a Yves Congar, uno de sus grandes maestros. "También nuestro Señor hizo una opción preferencial por los pobres", indicó el cardenal emérito de Valladolid durante una intervención improvisada, porque "no es el momento de aburrir con una larga intervención".
"Jesús es el ministro del Reino de Dios, es el evangelizador por excelencia", añadió el purpurado, recalcando cómo "se acercó a los pecadores, a los excluidos de la vida, a los marginados, a tantas personas que podemos ir encontrando (...). Jesús nació pobre, no tuvo dónde reclinar la cabeza, murió despojado. Su predicación y actividad son un poder irrebatible en su contenido (...). Jesús también padeció la pobreza apostólica. Se encontró en una situaciòn en que muchas personas a las que se dirigía le dieron la espalda".
"¿De qué huimos?", se preguntó Blázquez hablando de la 'apostasía silenciosa' que se vive en nuestra sociedad. "¿Habrá tenido una experiencia negativa que le impide acercarse? ¿Se huye de la moral de la Iglesia?", se preguntó, dirigiéndose a la "fatiga" de los sacerdotes, religiosos y laicos cristianos. "Todos tenemos días luminosos, bastantes oscuros y la mayor parte grises", señaló, reclamando "no claudicar de la esperanza".
Experiencia y esperanza
Frente a ello, "desde la experiencia y la esperanza, yo doy gracias a Dios de que exista y que nos cuide y nos quiera". "Ha llovido mucho desde que fui ordenado en 1967. Cuántos cambios, ha llovido mucho (en Ávila menos, bromeó), ha habido cambios fundamentales". "Entre los obispos, a veces, nos da reparo preguntar cuántos seminaristas tenemos... la respuesta nos puede hacer daño", insistió, dando dos claves para vencer el pesimismo. "La clave de la crisis, que en ocasiones conmueve los cimientos de la existencia; y la palabra 'resto', resto del pueblo de Dios, los rescatados, como promesa de futuro".
Osoro: Gracias a todos, gracias a Dios
"Gracias, gracias a todos", comenzó un emocionado Carlos Osoro. "Gracias, Ricardo, y gracias a la diócesis de Madrid, y al arzobispo, y a todos los que estais aquí". "Gracias por todo lo que me habéis entregado durante todos estos años. He sido un obispo itinerante" glosó, hablando de sus diócesis. "El Norte, el Sur y el Centro, que me ha dado un conocimiento general de toda España".
"Nunca esperé yo venir a vivir a Madrid. Os doy las gracias a todos los que habéis estado conmigo, a los que me habéis ayudado siempre, a todos los niveles", apuntó el cardenal. "Nunca, nunca he guardado nada para mí. He intentado darlo todo, con todas mis fuerzas".
"He sido feliz en Madrid, he hecho todo lo que podía", concluyó el purpurado, quien tuvo un gesto de cariño con su sucesor, José Cobo. Una ovación cerró las palabras de Carlos Osoro, un cariño que no siempre se le supo dar. Nunca es tarde, si la dicha es buena.
"Que el aplauso sea abrazo y agradecimiento", cerró el cardenal Cobo. "Con don Carlos hemos vivido tiempos de dedicación incansable, tiempo de aprender la mirada y el corazón de pastor. Hay tiempo de dedicación, de trasnochar y de sentir eclesialmente"
"Gracias por esa lucha, don Carlos", culminó Cobo. "Es tiempo de saborear todo lo que ha sembrado, y también nos deja una tarea: tiempo de reconocer. Seríamos poco creyentes si no reconociéramos que si estamos aquí es porque otros han sembrado. Don Carlos, porque usted ha sembrado tanta dedicación y tanta corazón". "Gracias don Carlos, y a todos los que sembráis".