Los obispos rezan por las víctimas del coronavirus en la sede de la CEE Omella: “No son tiempos para la confrontación, para buscar culpables, para la división”
"Son tiempos para tender las manos, para acariciar, perdonar, acompañar, caminar juntos y tratar de evitar más sufrimientos. Son tiempos de perdón y de mirar hacia el futuro”
El presidente del Episcopado insta a una “mayor implicación” en la construcción de una sociedad más solidaria y esperanzada, porque “no todo acaba en el cementerio”
“Queremos pedir a Dios por todos los fallecidos, no solo por el coronavirus, sino por otras causas, y que no han podido recibir la despedida merecida”
“Queremos pedir a Dios por todos los fallecidos, no solo por el coronavirus, sino por otras causas, y que no han podido recibir la despedida merecida”
“La pandemia nos ha descolocado y nos ha hecho caer en una actitud de cierto nerviosismo y angustia (…). No son tiempos para la confrontación, para buscar culpables, para la división. Son tiempos para tender las manos, para acariciar, perdonar, acompañar, caminar juntos y tratar de evitar más sufrimientos. Son tiempos de perdón y de mirar hacia el futuro”. El presidente de la Conferencia Episcopal, Juan José Omella, presidió la misa por las víctimas del coronavirus que han dedicado todos los episcopados europeos en esta Cuaresma.
Al comienzo de la reunión de la Comisión Permanente, los obispos españoles quisieron recordar a todos los fallecidos y enfermos a lo largo de la pandemia, así como a voluntarios, personal sanitario, políticos, empresarios y todo aquel que ha contribuido para construir “un mundo más humano, más fraterno, más abierto”, al tiempo que instó a una “mayor implicación” en la construcción de una sociedad más solidaria y esperanzada, porque “no todo acaba en el cementerio”.
"No somos ajenos al dolor de la gente"
En su homilía (la Oficina de Información se limitó a enviar fotos y un corte de la misma, en un nuevo ejercicio de silencio informativo, como ya sucediera ayer, cuando no informó de la visita de Omella al Rey), el cardenal de Barcelona hizo referencia el Evangelio de la Resurrección de Lázaro, y a la conmoción de Jesús al saber de la muerte de su amigo. “Jesucristo no es ajeno al dolor de los familiares y amigos de Lázaro”, explicó Omella. “Durante este tiempo de pandemia, tampoco nosotros hemos sido ajenos al dolor de nuestros conciudadanos por la pérdida de tanta gente por el coronavirus”.
Así, tras señalar que “hemos celebrado funerales en todas las diócesis y parroquias”. Ahora, “queremos hacerlo en la sede de la CEE que es como el corazón de la Iglesia en España”, explicó.
“Queremos pedir a Dios por todos los fallecidos, no solo por el coronavirus, sino por otras causas, y que no han podido recibir la despedida merecida”, clamó Omella. “Recordamos a todos, nos sentimos hermanos de todos y compartimos su dolor”.
Un país solidario
“Lamentamos el dolor que ha provocado no solo su muerte, sino las condiciones de su partida, sin poder despedirnos de ellos como se merecían”, apuntó el purpurado, quien quiso recordar “especialmente” a las personas mayores, “que han entregado su vida por hacer una sociedad más desarrollada y próspera (…). Su vida ha sido un regalo para nosotros”.
Durante la pandemia, recordó, muchos se han preguntado ¿dónde está Dios? “Dios nunca abandona a sus hijos”, recalcó Omella, quien subrayó cómo “la solidaridad de tantas personas implicadas en ayudar a las víctimas de la pandemia es el signo más palpable de la cercanía de Dios”.
Y es que “en nuestra sociedad hay una gran reserva de humanidad y caridad, de acción solidaria”, señaló, dando las gracias “por dar lo mejor de ellos mismos” a sanitarios, farmacéuticos, instituciones civiles y religiosos, ONG, políticos, empresarios, “personas de a pie que han hecho lo posible por paliar el dolor de tanta gente”.
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