Primera entrevista con Juan, la víctima de abusos en el colegio Gaztelueta "No sé si he creído alguna vez. Pero, si lo he hecho, dejé de hacerlo. Sobre todo en la Iglesia. Para no sonar muy bruto, me parece una mafia"
"Lo que me quita el sueño es que la gente considere que lo que yo cuento no es real. O que le quiten importancia", sostiene la víctima de José María Martínez Sanz
La familia pedirá esta semana el ingreso en prisión del pederasta condenado a dos años de cárcel por el Tribunal Supremo
"No me sorprendería que hubiese más casos", explica Juan, a sus 24 años, diez después del comienzo de una pesadilla que aún no ha terminado
"Sí, puedes seguir estudiando, conseguir un trabajo o lo que sea que hagas en tu vida, pero al final son como 'flashbacks' que se reproducen en tu mente y que no puedes evitar"
Doctrina de la Fe, que llegó a pedir que se restableciera el buen nombre del profesor, hoy condenado como pederasta en sentencia firme, tiene que pronunciarse
"No me sorprendería que hubiese más casos", explica Juan, a sus 24 años, diez después del comienzo de una pesadilla que aún no ha terminado
"Sí, puedes seguir estudiando, conseguir un trabajo o lo que sea que hagas en tu vida, pero al final son como 'flashbacks' que se reproducen en tu mente y que no puedes evitar"
Doctrina de la Fe, que llegó a pedir que se restableciera el buen nombre del profesor, hoy condenado como pederasta en sentencia firme, tiene que pronunciarse
Doctrina de la Fe, que llegó a pedir que se restableciera el buen nombre del profesor, hoy condenado como pederasta en sentencia firme, tiene que pronunciarse
"No es lo que más me preocupa. [Silencio] Aunque, evidentemente, sí que consideraría injusto que no entrase. Pero no es lo que me quita el sueño". ¿Qué le quita el sueño entonces? "Pues, básicamente, que la gente considere que lo que yo cuento no es real. O que le quiten importancia. O que consideren que algo sí es real y las otras cosas no son verdad. Vamos, que no cojan el relato entero y lo troceen en partes. Y cuando hablo de gente hablo de los jueces, de la Justicia y de la sociedad en general".
Quien habla así es Juan. Juan Cuatrecasas hijo, la víctima de abusos por parte de José María Martínez Sanz, supernumerario del Opus Dei y profesor en el colegio Gaztelueta, de la Obra. Tras la condena del Supremo, que rebajó de 11 a 2 años de prisión (la familia pedirá este lunes el ingreso en prisión del pederasta), Juan concede su primera entrevista a Iker Rioja en Eldiario.es/Euskadi, uno de los periodistas que mejor ha cuidado a la familia.
Quienes lo conocemos, valoramos el gesto de Juan. A sus 24 años, y después de una década sufriendo los abusos primero, la humillación y el menosprecio después, la condena del Supremo le sabe a poco. Casi a discupa. "La he asumido como que no me han creído o que me han creído con matices. Lo considero como algo humillante, como que me han ninguneado", explica con pausa.
Leer una entrevista a mi hijo después de tantos años de verle sufrir. A veces un golpe encima de la mesa es parte de la recuperación, de su reconocimiento como víctima y de parte de su reparación - vía @ikerrioja@eldiarioes
https://t.co/AfVx2ETysL— Juan Cuatrecasas Asua/♥️ (@ElAlmadelVino) October 31, 2020
Del pasado, recuerda el miedo. "Es algo que, cuando te pasaba, no eras consciente de que luego lo tenías que contar. Hay que repetirlo 30 veces para que te crea la gente. Cuando empecé a contarlo, tenía miedo de seguir. De que la gente, a medida que fuese contando, o me creyese menos o se echase las manos a la cabeza. Las reacciones me daban pánico", explica Juan.
Su historia encadena algunos episodios espeluznantes. Al abuso, se suma el ninguneo de los compañeros, y su propio silencio interior, su 'meterse adentro', que le hizo pensar en cometer barbaridades:
Su madre contó en el juicio que un día se tiró del coche en marcha y que otro día le agarró en la ventana a punto de precipitarse. ¿Cómo llegó a ese extremo?
[Silencio] Hay muchos sucesos de esos que no los recuerdo con nitidez. Lo del coche… Sí que recuerdo que fue porque yo no quería entrar en una clase con treinta personas. Mi madre me tiraba a hacerlo. Llegamos al colegio en el coche y, pues eso, yo no iba a hacer eso. Abrí la puerta del coche e intenté tirarme en marcha. Es como intentar huir de los problemas.
"No me sorprendería que hubiese más casos", responde cuando se le pregunta por los abusos en el Gaztelueta. Incluso, recuerda algún caso de tocamientos a sus compañeros. Y la sensación de terror, que siempre regresa: "Sí, puedes seguir estudiando, conseguir un trabajo o lo que sea que hagas en tu vida, pero al final son como 'flashbacks' que se reproducen en tu mente y que no puedes evitar. [Silencio] Aunque llevo una vida normal entre comillas porque sí que estoy en la Universidad, hago una carrera y me relaciono con gente, aunque sea poca, sí que hay momentos en que te bloqueas".
Y una llamada de atención final, es especial a la Iglesia, que continúa en silencio sin decir una sola palabra pese a que ha habido una sentencia firme. Doctrina de la Fe, que llegó a pedir que se restableciera el buen nombre del profesor, hoy condenado como pederasta en sentencia firme, tiene que pronunciarse. También el Opus Dei. Y muchos otros que, en su día, llegaron a tachar a la familia de oportunistas y que ahora callan sus vergüenzas. Para que se lo hagan mirar, cojan el teléfono, pidan perdón. Y después lo hagan en público. Sepulcros blanqueados.
¿Cree en la Justicia?
[Silencio] Sí. Pero veo que tiene serias lagunas hoy en día.
¿Y en la Iglesia o en Dios?
No. No sé si he creído alguna vez. Pero, si lo he hecho, dejé de hacerlo. Sobre todo en la Iglesia. Para no sonar muy bruto, me parece una mafia.
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