"Estamos deseando volver a los templos y rezar juntos" El presidente de la Conferencia Episcopal prepara la desescalada con el Gobierno
En las últimas semanas, el cardenal ha mantenido un diálogo fluido, según fuentes socialistas, con el ministro de Sanidad, Salvador Illa (católico practicante) y, en menor medida, con el presidente Sánchez, y que ha mostrado toda la disponibilidad de la Iglesia para ser factor de cohesión, y no de división
"Queridos políticos y representantes de las diferentes instituciones de la sociedad, les necesitamos más que nunca"
El purpurado invita a la sociedad civil a "un diálogo constructivo" para salir fortalecidos de esta pandemia
Después, en la misa de la tarde, admitió que "estamos trabajando" con el Gobierno para "volver a los templos y rezar juntos"
El purpurado invita a la sociedad civil a "un diálogo constructivo" para salir fortalecidos de esta pandemia
Después, en la misa de la tarde, admitió que "estamos trabajando" con el Gobierno para "volver a los templos y rezar juntos"
"Vivimos un momento crucial. ¡Manos a la obra! Todos unidos". El presidente de la Conferencia Episcopal, Juan José Omella, ha hecho un llamamiento a políticos, responsables públicos y ciudadanía, a afrontar un "diálogo constructivo" para que la sociedad española salga fortalecida de esta pandemia.
En un momento en que estamos preparándonos para iniciar la tan ansiada desescalada, Omella da un paso adelante y, en un artículo publicado hoy en La Vanguardia (y enviado a RD), el purpurado pide "a todos los ciudadanos que ayuden a hacer posible un diálogo constructivo y eficaz. Oremos para que los muros sean superados, para que los egos, los intereses particulares, las ideologías sean dejadas a un lado", y recuerda a los "queridos políticos y representantes de las diferentes instituciones de la sociedad, les necesitamos más que nunca".
Interlocutores capaces de escuchar y de llegar a acuerdos
"Para un diálogo fructífero es necesario que haya unos interlocutores, un lugar apacible, una temática definida y la voluntad de dialogar y de llegar a acuerdos", escribe el purpurado, que pide a los interlocutores que sean "capaces de escuchar y hablar con respeto y de manera constructiva. Han de ser hombres y mujeres con mucha paciencia y con la mirada puesta en los más frágiles de nuestra sociedad", y con "voluntad de llegar a acuerdos y de aplicarlos".
"Que exista esa voluntad, es hoy lo más importante", apunta el cardenal, que en las últimas semanas ha mantenido un diálogo fluido, según fuentes socialistas, con el ministro de Sanidad, Salvador Illa (católico practicante) y, en menor medida, con el presidente Sánchez, y que ha mostrado toda la disponibilidad de la Iglesia para ser factor de cohesión, y no de división.
"Vivimos un momento crucial, ya que tenemos delante el reto de la reconstrucción económica y social, no solo de nuestro país, sino también de Europa y del mundo. ¡Manos a la obra! Todos unidos. Y que Dios nos bendiga y acompañe siempre", concluye.
"Estamos deseando poder volver a los templos y rezar juntos, escuchar juntos la Palabra de Dios y alabar juntos al Señor. Ojalá sea pronto. Es vuestro deseo y el mío", ha añadido en su homilia en la misa que ha oficiado sin feligreses esta tarde en la catedral de Barcelona.
Omella ha detallado que, como presidente de la CEE, ya ha solicitado al Ejecutivo de Pedro Sánchez un plan para recuperar los sacramentos.
"Estamos trabajando conjuntamente en ello. Hemos de ser pacientes, rezar por nuestras autoridades y colaborar con ellas, y, todo ello, con el fin de evitar nuevos contagios, especialmente de las personas con más riesgo. Estamos ante un virus con una gran potencia de contagio", ha continuado.
Por su interés, reproducimos el artículo:
Diálogo constructivo
Estamos todavía inmersos en una crisis sanitaria que nos ha obligado a mantener un distanciamiento físico en nuestras relaciones con las personas, pero eso no ha impedido nuestro vínculo con ellas. Han disminuido los abrazos, pero muchos me dicen que la comunicación se ha incrementado, a través de canales muy diversos, que han propiciado, en muchos casos, el diálogo.
Recuerdo que cuando era un niño, durante un recreo, dos compañeros de clase se enzarzaron en una pelea en la que tuvieron que intervenir para separarlos. Ya de nuevo en el aula, se respiraba un gran silencio, todos estábamos chocados por lo sucedido. Entonces, nuestro profesor llamó a los dos compañeros que se habían peleado, les hizo subir a la tarima y les dijo: «adelante, continúen pegándose». Los dos niños se miraron sin hacer ningún atisbo de movimiento. El profesor insistió: «adelante, a qué esperan, ahora pueden pegarse sin límite». Los alumnos nos quedamos un poco sorprendidos por las palabras del profesor, pero los dos compañeros se miraron de nuevo y se pusieron a reír, una risa que los llevó al abrazo, al perdón y a recuperar la amistad.
Dicen los expertos que para un diálogo fructífero es necesario que haya unos interlocutores, un lugar apacible, una temática definida y la voluntad de dialogar y de llegar a acuerdos.
En este momento de pandemia, el lugar es algún espacio de nuestra casa común. El tema no es otro que promover el bien común de todos los ciudadanos ante la crisis que se nos avecina. Los interlocutores han de ser capaces de escuchar y hablar con respeto y de manera constructiva. Han de ser hombres y mujeres con mucha paciencia y con la mirada puesta en los más frágiles de nuestra sociedad. Y, finalmente, la voluntad de llegar a acuerdos y de aplicarlos.
Que exista esa voluntad, es hoy lo más importante. Pido a todos los ciudadanos que ayuden a hacer posible un diálogo constructivo y eficaz. Oremos para que los muros sean superados, para que los egos, los intereses particulares, las ideologías sean dejadas a un lado. Oremos para que cuando los interlocutores se encuentren juntos en la misma sala, se miren a los ojos y perciban nuestro clamor y ánimo: «adelante, ustedes pueden…». Esperemos que fruto de estos encuentros emerja también la complicidad, que el gesto de afecto facilite el acercamiento de posturas. Oremos para que el virus de la división, el diabolos, que estará siempre al acecho, no consiga romper el buen hacer de todos los interlocutores.
Queridos políticos y representantes de las diferentes instituciones de la sociedad, les necesitamos más que nunca. Pongan todo lo que está de su parte para alcanzar unos acuerdos que promuevan el bien común de todos. Cuenten con nuestra oración intensa por todos ustedes. Vamos a invocar al Espíritu Santo. Él es el forjador de la armonía y quien, de manera velada, nos ofrece la propuesta de Dios en este momento de la historia.
Vivimos un momento crucial, ya que tenemos delante el reto de la reconstrucción económica y social, no solo de nuestro país, sino también de Europa y del mundo. ¡Manos a la obra! Todos unidos. Y que Dios nos bendiga y acompañe siempre.
† Card. Juan José Omella
Arzobispo de Barcelona