"Madrid con 2500 sacerdotes, tan solo cuenta con 50 diáconos" ¿Quieren el diaconado los obispos españoles? Número irrisorio de los 580 diáconos comparado con la mayoría de los países

Diáconos
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"En la Iglesia madrileña, y española en general existe una carencia absoluta de estos ministros: Madrid con 2500 sacerdotes, tan solo cuenta con 50 diáconos"

"al contemplar las cifras de España es altamente llamativo que todavía existan diócesis, algunas de envergadura, sin que sus obispos hayan restaurado este ministerio de forma permanente"

"¿Cómo es posible que en la majestuosa archidiócesis de Mérida-Badajoz, o en la diócesis de Córdoba o Cartagena, pasados cincuenta años del Concilio, todavía sus obispos no hayan restaurado este ministerio?"

"Señores obispos españoles: siembren la semilla diaconal en sus diócesis y verán que inmenso en cantidad y calidad serán sus frutos, que mayor coherencia que aplicar el Concilio y el camino sinodal."

Un presbítero madrileño después de pasar muchos años en Estados Unidos en la arquidiócesis de Chicago, comenzó a colaborar en una parroquia madrileña. Ya asentado en su nuevo destino pastoral le llamó mucho la atención que en esta parroquia no había diáconos, y esto le hacía pensar que existía un problema serio para el funcionamiento de la parroquia.

Desgraciadamente esa falta de diáconos no era una excepción ya que, en la Iglesia madrileña, y española en general existe una carencia absoluta de estos ministros, que queda reflejada si comparamos las proporciones con los otros clérigos, ya que Chicago teniendo 1.300 sacerdotes, cuenta con 800 diáconos, o la archidiócesis de Nápoles con 1100 presbíteros cuenta con 350 diáconos, sorprende que Madrid con 2500 sacerdotes, tan solo cuenta con 50 diáconos. ¿A qué se debe esta desproporción? Pues para  responder a esta nos llevaría a plantearnos otra: ¿Realmente les interesa a los obispos españoles el DIACONADO?

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Estadísticas diáconos
Estadísticas diáconos

Y este sería el momento de acercarnos a las estadísticas que recogen el número de diáconos en España por diócesis y aquellas que todavía no lo tienen, para ello comenzamos con aquellas diócesis en las que sí está instituido el Diaconado Permanente, pero que, por diversas razones, no terminan de dar impulso a dicho ministerio eclesial ordenado. Entre estas razones podemos mencionar:

1) Los distintos puntos de vista con respecto al diaconado entre obispos sucesivos en la misma diócesis, que hacen que un obispo lo reinstaure y apoye, ordenando los primeros diáconos diocesanos, mientras que sus sucesores prefieran no seguir dicha estela;

2) Primeras ordenaciones precipitadas o erróneas por falta de discernimiento o formación a los candidatos que hagan paralizar el proceso comenzado;

3) Apoyo escaso o nulo de la curia y el presbiterio diocesano al camino emprendido, a los diáconos ya ordenados o a la búsqueda de nuevas vocaciones.

4) O simplemente, la escasez de dichos candidatos.

Diáconos
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Con respecto a este último punto, en las diócesis donde se cree en el diaconado y el obispo impulsa con sus decisiones y acciones a este ministerio, y es apoyado por el resto de la diócesis (buenas estructuras creadas, responsables y formadores adecuados, párrocos implicados, buena pastoral vocacional, y aliento a esposas y familias…), la experiencia demuestra que, los candidatos no faltan y el ministerio crece en calidad y cantidad, dando sus frutos.

Sin duda, al contemplar las cifras de España es altamente llamativo que todavía existan diócesis, algunas de envergadura, sin que sus obispos hayan restaurado este ministerio de forma permanente. Son llamativos los datos si comparamos con Italia, donde con casi cinco mil diáconos y con 227 diócesis, tan solo quedan 9 por restaurar el diaconado permanente y en cambio en las 70 diócesis de España todavía tenemos 1/3 de ellas sin diáconos. ¿Cómo es posible que en la majestuosa archidiócesis de Mérida-Badajoz, o en la diócesis de Córdoba o Cartagena, pasados cincuenta años del Concilio, todavía sus obispos no hayan restaurado este ministerio?

Llama la atención que en algunas de estas diócesis exista una verdadera necesidad de presencia ministerial en pueblos desatendidos pastoralmente y donde la figura del diácono sería de ayuda grandísima. Si encima el obispo titular proviene de una archidiócesis en la que siendo obispo auxiliar se dedicaba a ordenar diáconos permanentes y a insistir en lo necesarios que eran los que ordenaba, y sin embargo cuando pasa como ordinario, no restaura este ministerio en su diócesis, resultando más incomprensible todavía.

Diáconos
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Sobran las justificaciones ante el número irrisorio de los 580 diáconos de España comparado con la mayoría de los países. Los datos hablan: Austria cuenta con 750 diáconos, la República Dominicana tiene 600 diáconos, Brasil 6500 o la archidiócesis de Galveston-Houston: 414 diáconos.

Aun así cabe felicitar en la Iglesia española obispos como los de Huelva con 16 o Asidonia-Jerez con 21, donde el saliente Monseñor Mazuelos ha impulsado este ministerio cuidando a sus diáconos, rodeándose de ellos como hizo el episcopado desde tiempos apostólicos, confiándoles su secretaría personal, pidiéndoles que vistan como clérigos que son, ordenando un buen número. La archidiócesis de Valencia también tiene un número pequeño de diáconos, pero teniendo en cuenta que se restauró recientemente, ya se acerca su número al de Madrid.

Gracias a Dios en Toledo, pese a la reticencia de algunos por el elevado número de presbíteros, han tenido y tienen estupendos obispos, que ya esperan la segunda ordenación de diáconos. Hay otras que pese al esfuerzo de sus obispos por restaurarlo no se impulsa y quedan latentes, tales como Osma-Soria, Sigüenza-Guadalajara o Ciudad Rodrigo.

Preocúpense señores obispos, necesitamos diáconos en la Iglesia de España. Deleguen en vicarios que no sean enemigos de este ministerio, y en diáconos que sean idóneos para acompañar a los aspirantes. No pongan excesivas pegas a los hombres que llegan ilusionados a preguntar por este ministerio. Si tengan un filtro para estudiar si el aspirante es idóneo y tiene realmente vocación y su llamada es desinteresada. Si deben de exigir los contenidos formativos que dicta el Directorio, pero apoyen a los aspirantes dándole gratuidad a los estudios, que encima del enorme esfuerzo que supone el estudio en personas que trabajan y tienen hijos que atender, no les suponga una carga a la economía familiar. No vale la excusa de que la diócesis cuentan con escasos fondos, cuando se dedican a otros asuntos menos importantes mayores partidas. No abusen del atajo fácil de los ministros y ministras extraordinarios/as que protestantizan las comunidades.

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Hagan que se sientan queridos y no de segunda categoría, relegando las ordenaciones a otros templos distintos a la catedral y si es en ella que no sea como una misa de menor importancia que cuando se ordenan diáconos transitorios. Promuevan este grado del Orden con una pastoral vocacional específica del diaconado, con encuentros, noticias y una difusión de la enorme labor que desarrollan estos hombres que inmersos en el mundo se entregan al Evangelio. Señores obispos españoles: siembren la semilla diaconal en sus diócesis y verán que inmenso en cantidad y calidad serán sus frutos, que mayor coherencia que aplicar el Concilio y el camino sinodal.

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