Los periodistas y el Sínodo
Andan los periodistas frustrados ante el cuentagotas con el que reciben las noticias del sínodo que se está celebrando. Conocen que los partícipes están teniendo horarios exhaustivos y que alguno ha cogido el covid, con el resultado que no puede participar en la asamblea. Aunque no pueden hablar de lo que ha pasado en el aula hay rumores que apuntan a las grandes diferencias que se han visto en torno al colectivo LGBT. Uno de los partícipes habló del suicidio de una de estas personas mientras que una joven, ahondado en el tema, comunicó el suicidio de su hermana lesbiana de 22 años. Estas intervenciones produjeron emoción en el colectivo algo que no gustó a muchos padres que no eran partidarios de sentimientos sino de reflexión teológica. Para el padre Timothy Radcliff eran estas emociones las que conectaban con el corazón de Dios y puso de ejemplo el concilio de Jerusalén en el que tras el discurso de Pablo se levantaron muchas cargas de los hombros de los israelitas
El próximo módulo va a tratar sobre la participación, el gobierno y la autoridad en la Iglesia, unos temas que aventuran discusiones profundas y que exigen precaución porque están en juego la autoridad de Pedro, la episcopal y la inclusión de los laicos. En suma, el equilibrio entre la modernidad y la tradición
El obispo australiano Mackinley, habló de la realidad de su país en la que muchos fieles abandonaron la Iglesia por la no inclusión de las mujeres en igualdad con los hombres. Tras varias discusiones en la conferencia episcopal de su país llegaron a un acuerdo para disminuir el clericalismo de la Iglesia y abrir la puerta a otras formas de gobierno que no sean exclusivamente sacerdotales. Expresó su apertura a la ordenación de mujeres como diáconos “Me gustó que se discutiera el tema y se llegara la declaración del diaconado femenino la recibiría con los brazos abiertos"
El arzobispo de Riga (Latvia), Monseñor Zbignev Stankevicks, habló de los especiales dones que tienen las mujeres sobre todo la llamada a la maternidad no sólo la física sino también la espiritual. En su opinión las mujeres no debían estar en competencia con los hombres sino en complementariedad porque los hombres necesitan un espejo en el que mirarse y es la mujer la que le ayuda a encontrar su identidad. Esto no quita, dijo también para la necesidad de darles más espacio en la Iglesia sin prescindir del Evangelio y la tradición eclesial
Un obispo filipino Pablo Virgilio S. de Kalookan ofreció una visión muy distinta, reconociendo que el tema de las discusiones entre el género, la sexualidad y el papel de las mujeres en la Iglesia era una cuestión del hemisferio norte ya que en su país las personas no se clasifican por su sexo, se consideran exclusivamente seres humanos
Cristiane Murray, una reportera del Vaticano, al escuchar los comentarios del obispo de Latvia, aseguró que ella no quería ser un espejo en el que se miraran los hombres y que, aunque reconocía los dones femeninos de conexión, nutrición y relación, creía que sus posibilidades iban mucho más allá de las maternas. También comentó que se había quedado impresionada por un joven de Wyoming, Wyatt Olivas, el de menor edad de los participantes del sínodo, que provenía de una pequeña ciudad y que confesó tener ideas conservadoras pero que estaba impresionado por el proceso que seguía el sínodo y que, aunque se sentía incómodo ante algunas afirmaciones, estaba aprendiendo con lo que estaba escuchando y tenía puesta su fe en el Espíritu Santo para que les llevara a buen puerto