"Los cristianos valencianos todavía estamos esperando" 50 años de la Comisión de la Provincia Eclesiástica Valentina para los textos litúrgicos en lengua vernácula

Misal en Valenciano
Misal en Valenciano

El 12 de noviembre de 1973, hoy hace 50 años, como lo recoge el libro de Actas, “a les 7,30 de la tarde, en el Palacio Arzobispal de València”, tuvo lugar la sesión donde se constituyó la Comisión de la Provincia Eclesiástica Valentina para los textos litúrgicos en lengua vernácula

A finales de los años setenta y durante toda la década de los años ochenta y noventa (y hasta hace cuatro días), los demócratas valencianistas sufrimos una violencia y un terrorismo ultra, alentado por un periódico de la ciudad de València y por la UCD y sus amigos de incontrolados, que agredían y perseguían de manera impune a intelectuales valencianos

El 12 de noviembre de 1973, hoy hace 50 años, como lo recoge el libro de Actas, “a les 7,30 de la tarde, en el Palacio Arzobispal de València”, tuvo lugar la sesión donde se constituyó la Comisión de la Provincia Eclesiástica Valentina para los textos litúrgicos en lengua vernácula.

Según el libro de Actas, la sesión fue presidida “por el Excelentísimo y Reverendísimo Monseñor Josep Gea Escolano, obispo secretario de la Conferencia Episcopal de la Provincia Eclesiástica Valentina”, en nombre del arzobispo José Mª García Lahiguera, “ausente estos días en América”.

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Esta reunión había sido convocada “en nombre del Señor Arzobispo, como Presidente de la Conferencia Episcopal, por el Reverendo sacerdote Joan Blanquer Copoví”.

Cabe remarcar que como miembros presentes en la Comisión, estaban los siguientes:

Reverendo Josep Alminyana Vallès, Presidente de la Comisión Diocesana de Liturgia de València;

Reverendo Josep Antoni Berenguer, Presidente de la Comisión Diocesana de Liturgia de Oriola-Alacant;

Reverendo Ramon Rodríguez, Presidente de la Comisión Diocesana de Liturgia de Sogorb-Castelló;

Sr. Enric Valor Vives;

Reverendo Avel·lí Flors Bonet;

Sr. Manuel Sanchis Guarner;

Sr. Miquel Adlert Noguerol;

Reverendo Pere Riutort Mestre;

Sr. Francesc Ferrer Pastor;

Sr. Xavier Casp Verger;

Reverendo Vicent Sorribes Gramatge”.

Por su parte, se leyó la carta que envió el Sr. Francesc de Borja Moll, manifestando que no podía formar parte de la Comisión, debido a sus “múltiples ocupaciones”.

Por votación secreta se hizola elección del presidente de la Comisión, con el siguiente resultado: “Reverendo Lluís Alcón, 3 votos; Reverendo Josep Antoni Berenguer, 1 voto y P. Pere Riutort, 7 votos”, con lo cual el P. Riutort fue elegido Presidente de la Comisión.

El Llibre del Poble de Déu
El Llibre del Poble de Déu

Como secretario, y a propuesta del P. Riutort, fue elegido el “Reverendo Lluís Alcon”.

Como me ha hecho saber el buen amigo Francesc Ferrer, hijo del añorado Francesc Ferrer Pastor, las reuniones de los miembros de la Comisión las convocaban por teléfono Pere Riutort y el mismo Ferrer Pastor. Y era en casa de este último, donde Ferrer y Riutort se reunían a cenar para comparar las notas que los dos habían tomado de las reuniones y que a veces las contrastaban con el profesor Sanchis Guarner.  

Fue el P. Riutort, alma de la Comisión, quien expuso “a los presentes el trabajo realizado durante dos años por los miembros valencianos de la Comisión Interdiocesana de versiones al catalán, Reverendos Alcon, Flors, Riutort y doctor Sanchis Guarner, a los que muy pronto se añadieron el Sr. Enric Valor, como representante del Sur del País Valenciano y el Sr. Francesc Ferrer Pastor, por razón de sus publicaciones, entre otros motivos”.

Como dice el libro de Actas, “mayoritariamente, los presentes dieron el voto de confianza a la labor hecha”.

También “fue tratada la cuestión de la necesidad de editar de forma definitiva el Llibre d’Altar en edición de carácter oficial y se dieron los motivos para hacer la edición conjuntamente con las Baleares, por ser de la misma Provincia Eclesiástica”.

Además, la necesidad de hacerlo juntamente con los Obispados de la Tarraconense era “exigida por la Diócesis de Tortosa, valenciana y catalana” a la vez. Evidentemente, como dice el libro de Actas, en “caso de realizarse la edición conjunta, se harían las acomodaciones valencianas y baleares en las galeradas cedidas gratuitamente por los Obispos de la Tarraconense”.

Como antes, una parte de la Iglesia desprecia  el valenciano
Como antes, una parte de la Iglesia desprecia el valenciano

Enseguida se vio en la Comisión (ya lo recoge el Acta nº 2, del 27 de noviembre de 1973), los obstáculos que pusieron los señores Miquel Adlert y Xavier Casp, que se convirtieron en los adalides del secesionismo lingüístico, renunciando a lo que siempre habían defendido: la unidad de la lengua que hablamos valencianos, catalanes, andorranos, mallorquines y los aragoneses de la Franja Oriental, como el mismo arzobispo Joan Josep Omella. También mossèn Alcon y mossèn Alminyana tuvieron la misma actitud obstruccionista en la Comisión, que los señores Casp i Adlert.   

El P. Riutort y los demás miembros de la Comisión, defendieron que un texto litúrgico “ha de estar escrito correctamente en lengua culta entendida por el pueblo”, aunque “ya no usada per él”, como se ve en “todas las traducciones litúrgicas actuales”. La actitud contraria del secesionismo lingüístico, liderada por los señores Adlert y Casp, hizo que estos miembros dijesen que “nosotros abandonamos la Comisión porque estamos en minoría”. De esta manera, los señores Casp y Adlert se convirtieron en los principales opositores (y atacantes) del Llibre del Poble de Déu.

También un periódico de València se dedicó a intoxicar y a atacar a los miembros de la Comisión y a los trabajos que se hacían, calificando la Comisión de catalanista, e incitando (como pasó), a la violencia, tanto verbal como física. De hecho, el P. Riutort fue insultado y agredido y se interrumpieron (de una manera violenta y sacrílega) las misas en valenciano en la iglesia de la Compañía de Jesús de València, como nos lo recordaba el amigo Rafa Roca en el su artículo “La missa de Judes (Levante, 21 de noviembre de 2021). Rafa Roca narraba en su artículo, el vía crucis que tuvo que padecer el P. Riutort por parte de grupos de incontrolados (protegidos y subvencionados por la UCD) con una violencia fascista que provocó una “cruzada” contra las misas en valenciano, interrumpiéndolas violentamente, porque eran en “catalán y no en valenciano”, con las amenazas de aquellos energúmenos, que gritaban: “criminales, traidores que celebráis la misa de Judas, vendidos al oro catalán”.

Y es que a finales de los años setenta y durante toda la década de los años ochenta y noventa (y hasta hace cuatro días), los demócratas valencianistas sufrimos una violencia y un terrorismo ultra, alentado por un periódico de la ciudad de València y por la UCD y sus amigos de incontrolados, que agredían y perseguían de manera impune a intelectuales valencianos, como el profesor Manuel Sanchis Guarner, el escritor Joan Fuster o la librería 3i4 (incluso con bombas), al mismo P. Riutort o al que fue alcalde de València, Ricard Pérez Casado. Y todo eso sin que la policía investigara estos hechos violentos que en otro lugar hubiesen sido denunciados en los periódicos, como terrorismo.  

Els atacs a casa del professor Sanchis Guarner que Pascual Lainosa recolzava
Els atacs a casa del professor Sanchis Guarner que Pascual Lainosa recolzava

Fue el 9 de octubre de 1974 (como lo recoge la página 6 del Llibre del Poble de Déu), que los obispos del País Valenciano presentaban este Misal Dominical y Festivo, preparado por el P. Riutort y editado por Gorg. El arzobispo de València, José Mª García Lahiguera y sus obispos auxiliares, José Gea y Jesús Pla, con el obispo de Oriola-Alacant, Pablo Barrachina y el de Sogorb-Castelló, Josep Mª Cases (el único que realmente se creía lo que firmaba), mostraban su deseo, en esta presentación del Llibre del Poble de Déu, para que la implantación de la liturgia en lengua vernácula en la Iglesia valenciana (que aún estamos esperando), trajese “frutos de mayor unidad, de mayor comprensión y vivencia de la Palabra de Dios”. Por eso en este texto, los obispos valencianos decían que les gustaba “presentar hoy a los fieles valencianos, esta edición del Misal Dominical y Festivo, que esperamos que sea instrumento de provechosos  bienes espirituales”.

El Llibre del Poble de Déu contiene el “cantoral popular, las celebraciones de domingos y festividades y Semana Santa, el Ordinario de la misa, sacramentos y misas rituales de los sacramentos y de la profesión religiosa, la liturgia de los difuntos, un apéndice del Misal Romano, liturgia en latín y diversas plegarias litúrgicas para misas de niños y de reconciliación”, así como también oraciones en familia, en grupos e individuales.

Con su aprobación eclesiástica, los obispos valencianos declaraban esta obra, “apta para los actos litúrgicos hasta la publicación”, (¡que todavía estamos esperando!) “de las ediciones cultuales valencianas”. El Llibre del Poble de Déu, que fue promovido por la asociación, “La Paraula Cristiana”, fue editado por Gorg, gracias a la generosidad del gran patricio valenciano, Joan Senent Anaya.   

En la última acta de la Comisión, la número 23, de 2 de febrero de 1976, después de un año largo de trabajo, y ya con el Llibre del Poble de Déu en la calle, los miembros de la Comisión afirmaban que esta obra, es decir, el Misal Dominical y Festivo en valenciano, era “un libro no oficial, que contiene textos oficiales”. Además, los miembros de la Comisión remarcaban un hecho del todo lógico, y es que “la Iglesia desea una misma traducción litúrgica para cada dominio lingüístico”, en contra de lo que querían los miembros secesionistas de la Comisión, que consideraban el valenciano del Missal, “demasiado culto”.

Hoy 12 de noviembre, cuando se cumplen 50 años de la constitución y de la primera sesión de la Comisión (con el inmenso trabajo que hicieron sus miembros), los cristianos valencianos todavía estamos esperando que los obispos del País Valenciano, (si no presentan a la CEE el misal traducido por la Acadèmia Valenciana de la Llengua), sean capaces de defender con valentía el Llibre del Poble de Déu y de utilizarlo en las celebraciones de la Eucaristia, cosa que no hace ni el obispo de Sogorb-Castelló, que lo hace todo en castellano, ni el de Oriola-Alacant, que a pesar que utilizaba el eusquera cuando era obispo de Donostia, ahora este pastor de la diócesis del sur del País Valenciano ignora totalmente nuestra lengua.

La misa en valenciano, presidida por Jesús Corbí
La misa en valenciano, presidida por Jesús Corbí

Cabe recordar además, que este Misal Dominical y Festivo sigue vigente desde su aprobación, ya que no ha sido nunca desaprobado ni derogado por la jerarquía, aunque sí boicoteado por los mismos obispos que lo aprobaron, ya desde su publicación, a excepción del obispo Josep Mª Cases, de Sogorb-Castelló, el único obispo que utilizaba el valenciano en la liturgia y que animaba a los sacerdotes de su diócesis a celebrar la Eucaristía con el Llibre del Poble de Déu. Cabe recordar también, que si los valencianos tenemos publicada la Biblia en valenciano, es gracias a la aprobación y el apoyo del obispo Cases, ya que los otros obispos no colaboraron con los amigos de la revista Saó, que la editó.

Por todo ello los cristianos valencianos continuamos marginados, ya que el clero, a excepción de una minoría de sacerdotes, continúa celebrando la Eucaristía y los otros sacramentos, en castellano, dejando fuera de los templos la lengua de Sant Vicent Ferrer.

Este desprecio de la jerarquía valenciana por el valenciano, se ve en una anécdota que me contó el amigo Francesc Jordà, y que nos muestra la marginación del valenciano en la Iglesia del País Valenciano. Francesc Jordà y su esposa querían que el bautismo de su hija se celebrara en valenciano. El sacerdote les dijo que no había ningún problema. Pero en plena celebración, el sacerdote, ante la sorpresa del amigo Jordà y de su esposa, en el momento de rezar el Padre Nuestro, les dijo que lo rezarían en castellano, “para que lo pueda rezar todo el mundo”. Jordà le dijo que no, y el Padre Nuestro se rezó en valenciano.

Y todavía  otra anécdota: el viernes 22 de septiembre falleció, a los 90 años, el amigo Eliseu Dasí, un hombre bueno, oblato benedictino, un cristiano valencianista de Albalat de la Ribera. La misa funeral la presidió un sacerdote brasileño, que hizo el esfuerzo (cosa que habrían de hacer los sacerdotes valencianos), de celebrar la eucaristía en valenciano. Y es que Eliseu había sido miembro de la asociación “La Paraula Cristiana” y un firme defensor de la nuestra lengua.

Evidentemente que el arzobispo de València, y los obispos de Tortosa, de Sogorb-Castelló y de Oriola-Alacant no enviarían a un pueblo castellanoparlante a un sacerdote que no supiese hablar ni entender el castellano. Pero si el sacerdote no sabe valenciano, como pasa en muchos pueblos, no pasa nada, porque aún hoy, desgraciadamente, la Iglesia valenciana (?) considera el castellano una lengua de primera y el valenciano una lengua de segunda.    

Hace unos días, el misionero José Luis Caro decía que “la inculturación es un proceso por el cual los misioneros cambiamos, experimentamos lo que es suyo. Así la Iglesia queda enriquecida y ellos también” (Religión Digital, 21 de octubre de 2023). ¿Entenderán esto algún día los obispos y los presbíteros valencianos que continúan marginando nuestra lengua? ¿Serán capaces de hacer olor de la lengua del pueblo que sirven? ¿O bien continuarán ignorando y excluyendo el valenciano de nuestros templos? 

Els atacs a casa del professor Sanchis Guarner
Els atacs a casa del professor Sanchis Guarner

Los obispos valencianos, que ni aman ni utilizan nuestra lengua en la liturgia, habrían de recordar que el papa Francisco, el 28 de agosto de 2014, dijo que “Cristo no anula las culturas”. Pero los obispos y los sacerdotes del País Valenciano, continúan anulando y excluyendo el valenciano de las celebraciones litúrgicas, contribuyendo así a la desaparición del valenciano. Los obispos y los presbíteros valencianos habrían de recordar que, como dijo el Grup de Lingüistes per la Diversitat (GLiDi), “se calcula que durante el siglo XXI pueden morir entre 6000 y 7000 lenguas. De hecho, hoy el 96% de la población habla tan solo el 4% de las lenguas”. Por eso, como ha dicho Jordi Badia, “la lengua catalana no es, estrictamente, una lengua amenazada, pero puede serlo de aquí a poco tiempo”. Y es que “ahora, ya se puede decir que nuestra lengua es una lengua en recesión, tal como indican los datos”. Y la jerarquía valenciana, marginando el valenciano en la Iglesia, está contribuyendo a que nuestra lengua sea una lengua amenazada.  

Los miembros de la Comisión, que se constituyó hoy hace 50 años y que trabajaron por nuestra lengua, como Francesc Ferrer Pastor, Manuel Sanchis Guarner, Avel·lí Flors, Enric Valor, Pere Riutort o Vicent Sorribes, habrían de ser homenajeados por las cuatro diócesis del País Valenciano. Los cuatro obispos de los valencianos habrían de rendir un reconocimiento público a estos “homenots”, por su inmenso trabajo (desgraciadamente, desaprovechado por la clerecía valenciana), al servicio de una generación que no ha sabido (o mejor, no ha querido) valorar el trabajo lingüístico de estos “padres” de la lengua. Pero tal como están las cosas, no espero que los obispos reconozcan públicamente el trabajo que hicieron estos valencianos ilustres, atacados por el “blaverisme” más irracional e ignorados por los obispos de aquel momento (a excepción del obispo Cases) y por los obispos de ahora.

Un país normal y una Iglesia enraizada y encarnada en la propia tierra y en la propia lengua, no dejaría pasar este cincuentenario de la primera reunión de la Comisión de la Provincia Eclesiástica Valentina para los textos litúrgicos en lengua vernácula, sin rendir un homenaje público a los que hicieron posible el Llibre del Poble de Déu.   

Ojalá los obispos y los presbíteros valencianos recordaran las palabras (e hiciesen caso) del papa Francisco, cuando en su viaje a Tailandia, en 2019, dijo: “No tengáis miedo a querer inculturar el Evangelio cada vez más”. Y más recientemente, en la audiencia del miércoles 23 de agosto, el papa Francisco dijo que “el Evangelio se transmite en la lengua materna”. Y somos muchos los valencianos que tenemos el valenciano (y no el castellano) como lengua materna. Pero, por lo que se ve, a los obispos y a los sacerdotes valencianos no les importa lo que dice el papa en relación a la inculturación de la Iglesia y en especial a la del País Valenciano. Y en esa estamos, con la lengua de Sant Vicent Ferrer proscrita en la mayoría de los templos del País Valenciano.

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