Domingo 1 de Adviento, ciclo B
Mc 13,33-37
Volvemos a «estrenar» un nuevo tiempo de Adviento. Durante todo este período se nos recordarán, a través de las lecturas litúrgicas, las disposiciones que facilitarán el acoger a Jesús que viene, al Hijo de Dios que quiere quedarse entre nosotros.
Este domingo el evangelista Marcos nos habla de vigilancia, de estar en vela. Hay que estar siempre preparados; no se puede jugar con Dios y dejar lo que debemos hacer para mañana. La venida del Señor será inesperada.
La tarea que Dios nos ha encomendado es inmensa. No podemos «dormirnos» y esperar que lo hagan otros: los políticos, los que tienen poder o las ONG. Cada uno de nosotros es responsable de construir un mundo más justo. Hemos de comenzar por nuestra familia, nuestros compañeros de trabajo, nuestros vecinos, la parroquia, el entorno social más próximo…; pero también tomando parte –en la medida de nuestras posibilidades– en las decisiones políticas o sociales del ayuntamiento, del partido político, del sindicato, de la organización u organizaciones con las que colaboramos… Las posibilidades son muchas más de las que pensamos.
Hemos de mantenernos en vela, vigilantes. En el plan de Dios de un mundo más humano, donde no haya exclusiones de ningún tipo y donde cada uno reconozca en el otro a su hermano, a su hermana, el Señor cuenta contigo. No te puede encontrar cuando venga holgazaneando, dormido o quejándote de que todo va mal…
Javier Velasco-Arias