"Tal vez ha llegado también para la Iglesia en España un tercer periodo postconciliar" La Conferencia Episcopal, en sintonía con el papa Francisco
"Una Iglesia “en dinamismo de salida” será pobre y servidora. Deseo y confío en que la Conferencia Episcopal oriente por ahí a la comunidad cristiana que, haciendo inolvidable a Jesucristo, sea signo creíble de fraternidad sin discriminaciones"
Ha sido muy significativa la elección del Cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, como Presidente de la Conferencia Episcopal, cuya orientación es fundamental para la presencia pública de la Iglesia en nuestra sociedad.
Conocí hace años al nuevo Presidente de la Conferencia, cuando recién nombrado obispo se incorporó a la Comisión de Pastoral Social junto con el obispo también entonces joven Antonio Angel Algora. Estos dos obispos participaron el espíritu de otros obispos memorables que venían integrando dicha Comisión: José María Guix, Teodoro Ubeda, Ramón Echarren, José María Setién, Ambrosio Echevarría, Alberto Iniesta…
Respirando los aires del Vaticano II y sensibles a la situación de la sociedad, elaboraron documentos punteros como “Constructores de la paz” (1986) o “La Iglesia y los pobres”(1994). Más recientemente el obispo Juan José Omella estuvo al frente de esa Comisión que sacó en el 2015 la valiosa Instrucción “La Iglesia servidora de los pobres”.
Tal vez ha llegado también para la Iglesia en España un tercer periodo postconciliar que se ha iniciado con el papa Francisco. Se quiere una Iglesia “en dinamismo de salida”, “en la dinámica del éxodo y del don”. Son frases del papa Francisco; suyas son también las palabras que a continuación van entre comillas.
Una Iglesia en salida o conversión al Evangelio que es Jesucristo.“Sin Jesús no puede existir la Iglesia; Jesús es la base, el fundamento de la Iglesia”; “sólo es válido lo que lleva a Jesús y sólo es válido lo que viene de Jesús; Jesús es el centro, el Señor”.
Salida hacia el mundo. “La intimidad de la Iglesia con Jesús es una intimidad itinerante, y la comunión esencialmente se configura como comunión misionera”.”Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación”- Una Iglesia “que reconozca al otro, sane heridas, construya puentes”. Que evite “ la sospecha, la desconfianza permanente, el temor a ser invadidos, las actitudes defensivas”.
En salida hacia los pobres y excluidos. “Si la Iglesia entera asume este dinamismo misionero, debe llegar a todos, sin excepciones. Pero ¿a quiénes debería privilegiar? Cuando uno lee el Evangelio, se encuentra con una orientación contundente: no tanto a los amigos y vecinos ricos sino sobre todo a los pobres y enfermos, a esos que suelen ser despreciados y olvidados, a aquellos que no tienen con qué recompensarte-. No deben quedar dudas ni caben explicaciones que debiliten este mensaje tan claro. Hoy y siempre, los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio, y la evangelización dirigida gratuitamente a ellos es signo del Reino que Jesús vino a traer. Hay que decir sin vueltas que existe un vínculo inseparable entre nuestra fe y los pobres. Nunca los dejemos solos”.
Una Iglesia “en dinamismo de salida” será pobre y servidora. Deseo y confío en que la Conferencia Episcopal oriente por ahí a la comunidad cristiana que, haciendo inolvidable a Jesucristo, sea signo creíble de fraternidad sin discriminaciones.
(Publicado en la revista de la HOAC “Noticias Obreras”)