LA LLAMADA DE LA VIDA
01. LA VIDA NOS LLAMA. TODOS SOMOS LLAMADOS.
Las dos lecturas de hoy nos hablan e invitan a seguir la llamada de JesuCristo; y -si no se es muy creyente-, o, tal vez, queremos ampliar un poco la cuestión: seguir la llamada de la vida
Hemos asistido a la llamada de Isaías que siente miedo: ¡ay de mí estoy perdido!, sino embargo acoge la llamada: “aquí estoy, mándame”. Aquel puñado de pescadores con Pedro, mejor o peor, siguieron a Cristo. Samuel, los profetas, Pablo y tantos otros, siguieron la llamada...
Todos somos llamados. A todos nos llama la voz de la vida, del amor, nos seduce la felicidad, la verdad, la libertad, la justicia, la paz.
No confundamos la llamada de la vida y de Dios con un seminario o con la vocación sacerdotal. No caigamos en un clericalismo barato y cerrado.
En el fondo es Dios quien nos atrae a todos con una fuerza irresistible. Tras las realidades y mediaciones de la vida cotidiana, es Dios quien nos llama.
Cuando Isaías se siente llamado por Dios, “habría preferido morirse”, “meterse bajo tierra”: soy “hombre de labios impuros, pobre de mí”. Lo mismo siente Pedro y el grupo: “apártate de mí que soy pecador...”
También nosotros hemos seguido la llamada de Dios como buenamente hemos podido y sabido. También nosotros, cuando sentimos el peso de la llamada, nos vemos abrumados.
Toda llamada, tiene momentos y matices de dificultad y dureza
o Cuando una pareja se casa, sin duda que es un momento muy hermoso y en el fondo es decirse mutuamente: “aquí estoy” para hacer juntos la travesía de la vida. Sin embargo me imagino que si son conscientes, se preguntarán más de cuatro cosas: ¿seré capaz de hacer feliz a mi compañero/a? ¿Acertaremos a recorrer bien nuestro camino?
o Cuando uno quiere servir a la comunidad eclesial como presbítero, uno se pregunta ¿seré capaz? ¿seré digno? ¿qué haré en la vida? Estoy pedido, soy hombre de labios impuros...
o En la vida religiosa – monacal se experimenta el gozo de la entrega y la preocupación por la propia debilidad.
Vivir es ir respondiendo como buenamente podemos a las llamadas fundamentales de la vida (de Dios). Hacemos lo que podemos en la vida: unas veces porque no tenemos capacidad, otras porque no tenemos ganas, otras veces porque somos débiles: ay de mí, estoy perdido; la cuestión es que hay mareas, galernas y noches en las que no hemos pescado nada, pero nada de nada.
02. PROFESIÓN TRABAJO Y LLAMADA.
Sabemos que no es sencillo, muchas veces no es posible desplegar los talentos y responder a la llamada.
Pero, si posible fuera, el ideal sería que la profesión, el trabajo coincidiera con la llamada de la vida. En muchos casos no es posible.
Hay profesiones que no son simples puestos de trabajo, sino que requieren una vocación: responden a una llamada. Ser maestro, médico, personal sanitario, trabajar cuidando ancianos, ser sacerdote o religioso no es meramente una profesión, sino que tienen mucho de vocación y si no estaríamos en lo del evangelio de San Juan: hay mucho asalariado en la vida, pero hacen falta buenos pastores, (Cfr Jn 10).
Me parece a mí que algunas profesiones se lo tienen que pensar dos veces a la hora de hacer una huelga. Maestros, personal de ancianos, curas, médicos, etc. tienen derechos como todo el mundo, pero no pueden dejar “tirados” a unos ancianos, o niños-adolescentes en la escuela o a unos enfermos. Hay problemas que no se resuelven, al menos no se resuelven únicamente en el sindicato o con un aumento de sueldo. Hay algo vocacional, de respuesta a una llamada
03. LA LLAMADA TIENE DIVERSOS MOMENTOS.
La vida tiene diversas etapas, momentos diferentes. La ´fuerza de la llamada de la vida en la juventud no tiene las mismas características que la serena y responsable vida de adulto; en la ancianidad se vive la llamada en la sabia experiencia de un lento declive.
La vida y JesuCristo nos llaman siempre, pero con matices y características diversas. Conviene ser consciente de estas cosas para no creemos que somos los “reyes del universo” sobre todo cuando ya las fuerzas, la creatividad, las capacidades disminuyen.
Por cierto, Jesús fue “de todo” menos viejo.
04. SOMOS PECADO (PEDRO) Y DEBILIDAD (ISAÍAS).
La gente se reunía para escuchar a Jesús…
Por tu Palabra, echaré la red…
Si somos conscientes, nos daremos cuenta de nuestras debilidades, pero si escuchamos la Palabra de JesuCristo, seremos “eficaces” y la pesca será abundante.
Cuando la comunidad eclesial escucha y sigue al Señor, la pesca es abundante.
Este texto evangélico de hoy tiene un claro colorido eclesial: el mar, la barca, las redes, los peces.
Si no hemos pescado nada, es porque ni escuchamos ni seguimos al Señor. ¿A qué se debe, si no, la poca o nula presencia de lo eclesial en la sociedad, en el momento cultural, en la vida socio-política?
05. CONFÍO EN TU PALABRA.
Por tu palabra, echaré las redes.
Es un acto de confianza en quien nos envía y va en la barca con nosotros.
Así lo entienden los discípulos: Por tu Palabra, echaré las redes.
Isaías tiene una metáfora preciosa sobre la Palabra de Dios; dice que es como la lluvia, que no vuelve al cielo sin haber fecundado la tierra (Isaías, 55,10-11). La Palabra tiende a realizar lo que significa. Cuando la Palabra impregna nuestra tierra, tiende a brotar el trigo de la vida.
Fiarse de esa Palabra hace posible que acontezca lo impensable o, lo que es lo mismo, la utopía, la cual jamás será posible desde la lógica del pragmatismo.
Fiarse de la Palabra de Jesús nos introduce en una dinámica nueva. Nos libra de nuestras prepotencias más o menos inconfesadas y nos hace descansar en la esperanza.
Aceptar la PALABRA es un acto de plena confianza en algo capaz de llenar y dar sentido a la existencia humana. Es el abandono pleno en la ultimidad de Dios.
AQUÍ ESTOY, SEÑOR, PARA HACER TU VOLUNTAD.