Ayer al mediodía, durante la comida, uno de los hermanos de mi comunidad, me dijo: “ha fallecido este famoso científico ateo”. Como durante la comida, al menos en mi comunidad, nos hacemos unos a otros bromas que contribuyen al buen ambiente comunitario, se me ocurrió responder: “Seguro que si se encuentra con Dios su sorpresa no será mayor que la de los creyentes”.
Aunque Dios sea más íntimo que nuestra propia intimidad, y esté más presente en cada uno de nosotros de lo que jamás podamos imaginar, no es menos cierto que también es el gran desconocido. En el fondo, no sabemos nada de Él. Sabemos, quizás muy imperfectamente, “lo que no es”, pero no sabemos cómo es. Cierto, podemos afirmar que es bueno y justo, pero el modo como se realiza en él la bondad y la justicia se nos escapa.
Sirvan estas líneas como homenaje a un gran científico. Aunque se declaraba ateo era miembro de la Academia Pontificia de las Ciencias. Decía una cosa interesante: el futuro de la humanidad a largo plazo pasa por salir de la tierra. Ahora seguro que se habrá dado cuenta de cuanta razón tenía. El presente de este mundo no augura ningún buen futuro. Nuestro futuro está en otro mundo, algunos pensamos que en el mundo de Dios, aunque también es cierto que todos los mundos son de Dios.