Las fallas tienen otras dimensiones, incluso más evidentes que las señaladas en el post anterior. En las fallas hay sobre todo fiesta. Y detrás hay también trabajo. Puestos de trabajo. De hecho, una de las teorías más difundidas sobre el origen de las fallas es la que habla de una antigua costumbre del gremio de carpinteros de quemar trastos viejos el día de san José. Sea lo que sea de esta teoría, las fallas están directamente relacionadas con el trabajo artesanal y con un buen modo de ganarse el pan. Por eso, fallas es también dignidad humana.
Finalmente, fallas es acogida de tantos turistas y visitantes que pueblan esos días las calles de Valencia. En este sentido, fallas es fraternidad con los de fuera y con los de dentro, con los de cerca y los de lejos. Alrededor del fuego las buenas personas se unen en corro, dándose las manos en señal de amistad, como hacen los jóvenes alrededor del fuego de campamento o hacían los antiguos humanos alrededor del fuego que les calentaba.
Hay una cierta magia en el fuego: es símbolo del Espíritu Santo y es el símbolo que utilizan los místicos para referirse a la unión del alma con Dios. El fuego es símbolo de la acción de Dios en el ser humano. Por eso une al ser humano con Dios y a los humanos entre sí.