Liturgia del 17º DOMINGO ORDINARIO 2024 (B)
Comentario Inicial:
Si queremos salir de la IDOLATRÍA inconsciente, tenemos que utilizar la cabeza y la coherencia. La rutina, el siempre se hizo así, NO es un argumento lógico sino una trampa.
En nuestra Religión católica tenemos asumido el DIOS UNO (herencia de Abraham) pero no hemos llegado al DIOS PLENO de Jesús. Nuestros rezos habituales tratan a Dios como a una "Gran Marioneta" que se mueve, da, hace y asiste según "los tirones que le damos con nuestras PETICIONES". Pero el DIOS PLENO no se puede mover. Lo tiene TODO hecho, es un Ser Perfecto, Completo, Eterno, nada se le puede añadir o cambiar por mucho que tiremos.
Los únicos que podemos movernos somos NOSOTROS, que somos limitados, perfectibles, sometidos a crecimiento y evolución. A la MISERICORDIA Infinita nada le podemos añadir, ni hacer cambiar, ya es Infinita y Plena. Lo único que podemos hacer es sumergirnos en esa Misericordia que nos asiste desde dentro y contagiarnos de su esencia y fuerza para ser NOSOTROS más misericordiosos. Es decir, solo podemos imitar al Padre, acercarnos a lo que es, sumergirnos en Él y evolucionar nosotros "fabricados a su imagen y semejanza", pero limitados, perfectibles.
Lo mismo ocurre con la PAZ infinita, el AMOR infinito, la BONDAD infinita… que nos creó para "crecer y gobernar la tierra" a su estilo (lo dice la Escritura, además de la lógica).
En estas Liturgias Dominicales NO PEDIMOS, no tiramos de las cuerdas a la Gran Marioneta (ídolo inventado por los humanos), sino que intentamos VER y MOVERNOS nosotros a imitación del Creador y contagiarnos unos de otros en la comunidad fraterna.
Por eso EXPRESAMOS nuestros anhelos y determinaciones, decimos hacia dónde queremos avanzar a pesar de nuestra fragilidad. Damos gracias, reconocemos al DIOS PLENO y nos unimos a Él, nos sumergimos en Él.
Si necesitamos llorar, lloramos bajo sus alas y a su calor. Pero sabemos que los que tenemos que solucionar los problemas personales y del mundo somos nosotros bajo la LUZ y la FUERZA del Padre que nunca nos abandona en nuestro interior. Ahí debes buscarle. Todo lo demás suele ser "placebo de la idolatría", es decir, de un "dios falso" (marioneta o camarero bajo nuestras órdenes disfrazadas de peticiones).
MONICIÓN DE ENTRADA
El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu ESTÁN con todos nosotros.
¿Quiénes somos nosotros a los ojos de Dios? ¿Qué puede hacer Dios con nosotros? Después de todo, no somos más que pequeñas criaturas en un vasto mundo. Y sin embargo somos las criaturas más queridas de Dios Padre.
La liturgia de hoy nos muestra que Dios puede hacer muchas cosas por medio de nosotros; y con lo poco que tenemos para ofrecer… Cuando le damos nuestro tiempo, nuestra vida, nuestros talentos y lo poco que podemos hacer, él los convierte en bendiciones para muchos.
Él puede hacer grandes cosas con nosotros, pero tenemos que ponernos a su disposición. El evangelio de hoy nos muestra lo que Jesús pudo hacer para satisfacer las necesidades de una gran muchedumbre con el irrisorio regalo de un muchacho: cinco panes y dos peces. Celebremos con gozo este encuentro con Jesús y renovemos nuestra fraternidad.
ACTO DE RECONOCIMIENTO
Puede que parezcamos pequeños e insignificantes, pero dentro de nosotros Dios Padre ha puesto dones y cualidades para que nos realicemos plenamente y para que contribuyamos al bien común.
Comencemos la celebración dándole gracias por esos dones y cualidades y comprometiéndonos a vivirlas cada día.
Queremos vivir el don de la PAZ cultivando cada día nuestra paz interior y construyendo con los hermanos la paz en nuestros ambientes y en el mundo. Por eso decimos: NOS COMPROMETEMOS SEÑOR
Queremos vivir el don de la ALEGRÍA, la alegría interior de sentirnos amados y acompañados por Ti nuestro Padre, y la alegría de compartir la vida con los hermanos. Por eso decimos: NOS COMPROMETEMOS SEÑOR
Queremos comprometernos a vivir los dones de la BONDAD y la AYUDA preocupándonos de nuestro desarrollo personal y ayudando a los demás en todo lo que podamos. Por eso decimos: NOS COMPROMETEMOS SEÑOR.
Dios Padre amoroso TIENE siempre misericordia de nosotros, conoce nuestras limitaciones y nos guía de su mano a la vida eterna.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo…
Tú que quitas el pecado del mundo, TÚ TIENES PIEDAD DE NOSOTROS...
Tú que quitas el pecado del mundo, TÚ ATIENDES NUESTRAS SÚPLICAS…
Tú que estás sentado a la derecha del Padre, TÚ TIENES PIEDAD DE NOSOTROS…
ORACIÓN COLECTA
AQUÍ ME TIENES, SEÑOR
Soy poco, muy poco o casi nada, pero con tus manos multiplicarás lo que en el mundo sea más necesario para tu Reino. Conoces mi debilidad, mis carencias y errores, más sé que con tu mirada, y por mí fe, multiplicarás lo bueno que en mí pusiste y harás que, aquellos que me rodean, puedan servirse de la bondad que desparramas.
AQUÍ ME TIENES, SEÑOR
Quiero ser uno de esos cinco panes, para que, el hambriento que sale al camino no marche a su casa sin haber comido del pan de mi fraternidad del auxilio de mi solidaridad del agua de mi caridad.
AQUÍ ME TIENES, SEÑOR
Tal vez sea insuficiente; mis capacidades, mi pensamiento, mi alabanza, mi oración, mi entrega, mi testimonio. Tal vez sea poco lo que la cesta de mi corazón albergue. Pero, aquí me tienes, Señor. Mucho me diste y, por ello, te doy las gracias, te bendigo y te alabo. Mucho me diste y, por ello, no quiero nunca dejar de ser sensible a las necesidades de mis hermanos. Amén
Lectura del segundo libro de los Reyes (4,42-44):
En aquellos días, uno de Baal-Salisá vino a traer al profeta Eliseo el pan de las primicias, veinte panes de cebada y grano reciente en la alforja.
Eliseo dijo: «Dáselos a la gente, que coman.»
El criado replicó: «¿Qué hago yo con esto para cien personas?»
Eliseo insistió: «Dáselos a la gente, que coman. Porque así dice el Señor: Comerán y sobrará».
Entonces el criado se los sirvió, comieron y sobró, como había dicho el Señor.
Salmo 144
R/. Abres tú la mano, Señor, y nos sacias
Que todas tus criaturas te den gracias,
Señor, que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.
Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente. R/.
El Señor es justo en todos sus caminos,
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R/.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4,1-6):
Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.
Lectura del santo evangelio según san Juan (6,1-15):
En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos.
Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: «¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?» Lo decía para tentarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.
Felipe contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo.»
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?»
Jesús dijo: «Decid a la gente que se siente en el suelo.»
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie»
Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido.
La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: «Éste sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo»
Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.
HOMILÍA
Teresa tenía 8 años. Su hermanito Andrés estaba muy enfermo y no tenían dinero para la operación. Teresa oyó decir a su padre:
- "Sólo un milagro puede salvar a Andrés".
Teresa tomó sus ahorros, se fue a la farmacia y le dijo al farmacéutico:
- "Mi hermano está muy enfermo. ¿Cuánto cuesta un milagro?"
El hermano del farmacéutico se agachó y le preguntó a la niña:
- "¿Cuánto dinero tienes?"
- “Un dólar y cinco centavos”.
- “Estupendo, eso es exactamente lo que cuesta un milagro para los hermanitos”.
Cogió el dinero de la niña y le dijo: "Llévame a tu casa. Veamos si tengo la clase de milagro que necesitas".
Aquel hombre era un cirujano. Operó al niño y quedó bien. Su madre decía:
- "Esa operación ha sido un verdadero milagro. ¡Cuánto habrá costado!"
Teresa sonreía. Ella sí lo sabía: Costó un dólar y cinco centavos, más la fe de una niña.
Hay gente que me dice, después de escuchar mis homilías, que yo no creo en los milagros, y nunca he dicho eso. Lo que digo es que el milagro no consiste en una intervención exterior de Dios, que desde fuera hace un juego de manos o nos toca con una varita mágica y ya está. Eso es una concepción mítica y mágica del milagro muy incrustada en nuestra religiosidad.
Si nos fijamos en los relatos de milagros del evangelio, incluido el de la multiplicación de los panes, Jesús siempre pide la colaboración de las personas: “¿Qué quieres que haga por ti? ¿Crees que puedo hacerlo?”, “Que se cumpla lo que pides”.
“¿Con qué compraremos panes para que coman estos?” Pregunta hoy. Y todavía es más radical en la versión de Marcos (cuyo evangelio estamos leyendo este año, menos teológico que el de Juan que hoy hemos escuchado) que dice: Dadles vosotros de comer
Fijémonos en las oraciones que hoy se harán en muchas misas: ”Señor dales pan a todos aquellos que pasan hambre” ¿Será que Dios va a bajar desde el cielo cargado de panes para repartir? Como si estuviéramos echando balones fuera.
Algún compañero me dirá: “Pedimos a Dios para hacernos conscientes de la necesidad de los hermanos”. Pero con hacernos conscientes y estar informados el hambriento NO come.
¿No será mejor ser REALISTAS y expresar lo que sentimos y estamos dispuestos a hacer? Por ejemplo: “Queremos Señor, con tu impulso, ayudar y alimentar a los que pasan hambre a nuestro lado”.
Tengo grabada en mi imaginación la foto de ese niño lloroso que decía: “Tengo hambre. He rezado a Dios, pero sigo con la misma hambre”.
Y ahí está nuestra confusión tradicional: Dios no hace milagros. Todo lo tiene perfectamente hecho. Todo lo que llamamos milagros lo hace a través de los humanos y su creación. ¿Acaso no es un milagro que de un grano de trigo, cultivado por el agricultor, tú puedas comer pan?
La niña del relato del principio no se puso a rezar pidiendo un milagro, con toda su sencillez e inocencia se puso en movimiento para tratar de buscar la solución, sin duda Dios la impulsó a ello, como también impulsó al cirujano a ofrecer su ayuda, y así el milagro se realizó. Del mismo modo Jesús preguntó a Felipe qué harían, y así surgió la solución, que no consistió en hacer surgir panes de la nada, sino en poner a disposición de los demás lo poco que tenía cada uno, y así sobró.
El auténtico milagro fue el compartir. Fue lo que ocurrió en el interior de las personas, que se sintieron interpeladas por Jesús y compartió cada uno lo que tenía, y se maravillaron viendo que el alimento se multiplicó y sobró. Dios hace fructificar y crecer lo que nosotros aportamos, aunque parezca insuficiente. Como decimos en la preciosa bendición final: “Os acompaña en todos los caminos y hace prósperas las obras de vuestras manos”
Si compartiéramos lo que tenemos habría suficiente para todos. Para que coman todos es necesario compartir lo que hay, que es de todos y para todos.
Y pensemos además que no se trata solo de compartir los bienes materiales. Las personas también necesitan otras cosas: escucha, atención, comprensión, cercanía, acogida, etc… Para dar vida, hacer feliz, ayudar, amar, perdonar. Muchas veces no se necesita mucho: basta una sonrisa, una buena palabra, un abrazo sincero, una cálida acogida, estar ahí…
CREDO
Sacerdote.- ¿Creéis en Dios, que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y nos cuida con amor?
Todos.- Sí, Creemos.
Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para hacernos conocer a Dios Padre?
Todos.- Sí, Creemos.
Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y anima a la Iglesia y a todos para hacer un mundo mejor?
Todos. Sí, Creemos.
Sacerdote: ¿Creéis en la resurrección y en la Vida eterna, que ya comenzamos a disfrutar aquí y disfrutaremos plenamente al final de nuestro camino por esta vida?
Todos. Sí, Creemos.
ORACIÓN UNIVERSAL
Hermanos la multiplicación de los panes y peces nos recuerda que sólo compartiendo lo que tenemos y somos podremos ser presencia de Dios y asegurar la existencia digna de todas las personas. Oremos.
Queremos comprometernos a compartir
• Queremos que la Iglesia recupere la Eucaristía como compromiso, signo y experiencia vital de común-unión y fraternidad universal con toda la humanidad.
Queremos comprometernos a compartir
• Los creyentes queremos ser pregoneros de la Buena Noticia buscándonos, cuidándonos y relacionándonos como hermanos, poniendo nuestro empeño en hacer posible la fraternidad universal.
Queremos comprometernos a compartir
• Queremos que todos nosotros seamos conscientes que, sin lucha por la justicia, sin vivir solidariamente y sin preocuparnos por los demás, la celebración de nuestra eucaristía queda vacía de sentido.
Queremos comprometernos a compartir
• Queremos reconocer nuestros bienes como dones que estamos llamados a compartir, sin desentendernos de los pueblos que sufren la hambruna y cada hermano que vive con dificultad.
Queremos comprometernos a compartir
Padre bueno deseamos que la celebración de esta Eucaristía nos conmueva, nos despierte a una vida abierta a toda persona, en especial a los que más nos necesitan, vivan cerca o lejos. Te damos las gracias por tu hijo Jesús, nuestro hermano y maestro, que vive por los siglos de los siglos. Amén.
En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso
El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA…
ORACIÓN OFRENDAS
Te presentamos el pan y el vino, frutos de la tierra y del trabajo humano. La tierra produce su fruto, y nosotros deseamos repartirlos con justicia. Así llegará para todos el pan que alimenta y el vino que alegra las fiestas y la vida. PJNS
PREFACIO
El Señor ESTÁ con vosotros…
Levantemos el corazón…
DAMOS gracias al Señor nuestro Dios…
Señor Dios nuestro, es hora de agradecerte
tantas buenas cosas que nos has dado
y de modo especial la vida,
la vida que, sin saberlo, compartimos contigo.
Gracias en nombre de todos los seres humanos,
sean conscientes o no de tu presencia
y tu impulso vital.
Sería necio imputarte lo que no funciona
en este mundo,
porque debemos reconocerte,
con obligada humildad,
que no hemos sabido organizarnos
para que haya justicia,
ni nos hemos decidido a distribuir
tus bienes entre todos.
En este himno a tu mayor gloria van implícitos
nuestro agradecimiento por tu obra,
infinitamente perfecta
y nuestra voluntad de actuar responsablemente
para que todos la disfruten por igual.
SANTO, SANTO, SANTO…
CONSAGRACIÓN Y PLEGARIA
Bendito el que viene en el nombre del Señor:
Jesús, el amigo de los humildes,
hambrientos, necesitados y de todo ser viviente.
Jesús siente que el pueblo tiene hambre:
hambre de Dios
y hambre de pan y de alimentos.
Por eso lo dio todo y se dio todo.
Se hizo Pan para los hambrientos
y Vino para todos los sedientos.
Nosotros estamos reunidos
en la Mesa del Pan y de la Palabra
y recordamos que Él nos invitó
a repartir y compartir.
Recibimos tu Espíritu con alegría
para que santifique este pan y este vino y
se conviertan para nosotros
en el sacramento del Cuerpo y + la Sangre de Jesús,
en la Persona y la Vida de Jesús, aquí significadas.
Jesús en su última comida con sus amigos
tomó un trozo de pan, lo partió y se lo paso
diciendo:
Tomad y comed todos de él,
porque esto es mi Cuerpo,
que será entregado por vosotros.
Después de cenar, hizo igual con la copa, diciendo:
Tomad y bebed todos de él,
porque éste es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna,
que será derramada por vosotros
y por todos los hombres
para iluminar vuestras vidas.
Haced esto en conmemoración mía.
Éste es el Sacramento de nuestra fe.
Por eso, Padre de bondad,
celebramos ahora
el memorial que Jesús nos encargó,
y proclamamos la obra de tu amor:
Cristo, tu Hijo, a través del servicio
y la entrega de su vida
ha resucitado a la vida nueva y ha sido glorificado
a tu derecha.
Señor, Padre de misericordia,
derramas sobre nosotros
el Espíritu del Amor, el Espíritu de tu Hijo.
Fortaleces a tu pueblo con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y nos renuevas a todos a su imagen.
Derramas tu bendición abundante sobre el Papa Francisco, sobre nuestro Obispo N…
y sobre todos tus hijos.
Para que todos los miembros de la Iglesia sepamos discernir los signos de los tiempos y crezcamos en la fidelidad al Evangelio; preocupándonos de compartir en la caridad las angustias y las tristezas, las alegrías y las esperanzas de los hombres, y mostrándoles así el camino de la salvación.
Gracias una vez más porque
has acogido en tu casa del Cielo
a nuestros hermanos difuntos ...
todos nuestros familiares, amigos
y fieles difuntos de esta Comunidad
Y ahora, Padre santo, nos unimos a toda tu creación
para brindar por tu mayor gloria y por la germinación de tu Bondad en nuestro mundo,
en la feliz compañía de tu hijo Jesús,
unidos a nuestra Madre María, a su esposo San José
a los apóstoles, a los santos y a todas las personas
de buena voluntad diciendo
Por Cristo con él y en él…
PADRENUESTRO
PADRE Y MADRE NUESTRA
EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.
Santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo
TÚ NOS DAS HOY
NUESTRO PAN DE CADA DÍA.
TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS
Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR
A LOS QUE NOS OFENDEN.
No nos dejes caer en la tentación.
Y líbranos del mal. Amen
CORDERO DE DIOS
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú NOS DAS la paz
Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.
ORACIÓN FINAL
¡Dinos, Señor! Dónde ir y a quien alimentar con nuestra presencia, con palabras y compromisos. Los corazones solitarios necesitan el pan de nuestra compañía.
Dinos cómo permanecer atentos al sufrimiento humano sin necesidad de huir en dirección contraria o de cerrar los ojos para no sentir pena alguna. Debemos compartir parte de nuestra riqueza sin mirar el vacío que dejó en nuestros bolsillos.
¡Dinos Señor! Una palabra ante la situación de la violencia para poder llevar el pan de la Paz, una palabra ante la enfermedad para que compartamos el pan de la salud.
¡Dinos Tú Señor!! ¡Cómo con tan poco pudiste hacer tanto! cuando, nosotros con tanto, llegamos a tan poco. Lo importante es, en la medida de nuestras posibilidades, poner todo lo que somos y parte de lo que tenemos en beneficio de alguien necesitado. Dios hará el milagro.
Los cinco y panes, y los dos peces, son las pocas o las muchas capacidades que podemos tener, el consejo oportuno, la palabra de aliento, la ayuda oportuna, la compañía a quien se siente solo, el silencio solidario con el que sufre. Todos tenemos nuestros “personales cinco panes y dos peces” con los que contribuir a mejorar muchas situaciones delicadas. Amén
BENDICIÓN
El Señor os bendice, os guarda
y en sus palmas os lleva tatuados.
Os acompaña en todos los caminos.
y hace prósperas las obras de vuestras manos.
Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado,
Padre, Hijo y Espíritu Santo. AMÉN.