Chispazos de esperanza.

Entre mi ya lejana tierna infancia hasta los días duros y anortados que nos foca vivir ahora, puedo asombrarme de la diferencia espectacular en lo que a técnicas y a logros asombrosos estamos ya viviendo. No voy a repetir lo que ya he dicho. Pero sí quiero insistir en la diferencia importante entre las consecuencias de los avances pasados y la de los que se avecinan.

La trágica consecuencia de hambre y desesperanza padecida por tantas y tantos habitantes de nuestro planeta procede en buena parte de la lograda perfección de herramientas que apenas necesitan presencia laboral.

¿Quién ignora el mando a distancia? Invito a imaginar y a constatar las posibilidades personales y sociales de una “menudencia” puesta ya en fácil funcionamiento.

Un avance técnico que con su automatismo colabora en la comunicación y la cercanía entre personas.

LA CRISIS QUE ESTAMOS VIVIENDO

Sería arriesgado imaginar detalles del funcionamiento y de las reacciones de la sociedad para un futuro por cercano que sea.

Sin embargo tenemos ya acontecimientos que empezaron a cambiar nuestra cosmovisión, la que era común v.gr. hace cincuenta años.

¿Quién va a negar asombro o importancia a los variados y eficaces medios de comunicación, a la rapidez de viajes y transportes, a las medicinas y tratamientos terapéuticos, a las posibilidades de dialogar y hablarnos desde largas distancias.

¿Cómo quedar insensibles ante los viajes y exploraciones del espacio más allá de la órbita terrestre?
¿Y cómo no quedar perplejos cuando vimos a un vecino nuestro posar sus pies en el suelo de la luna?

Estos asombros por sí mismos nos dieron ya pie para cambiar imágenes de nuestra inmediata realidad pasada. Y ayudarán también a vivir-sentir el realismo de nuestra pequeñez y el de nuestras posibilidades de crecimiento.
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