El arzobispo clama por "una esperanza que hunde sus raíces en la infinita misericordia de Dios" Raúl Berzosa reaparece junto a Iceta en la apertura del Jubileo en la catedral de Burgos
El arzobispo ha destacado cómo este año jubilar, en concreto, está dedicado a la esperanza. También ha señalado cómo tanto la esperanza como el jubileo «hunden sus raíces en la infinita misericordia de Dios»
Iceta ha explicado cómo este jubileo universal coincide en la archidiócesis con el 950 aniversario del traslado de la sede episcopal a Burgos, y ha repasado cómo ésta, a lo largo de los siglos, ha sido y es una fuente de santidad, de comunión, de celebración, de anuncio, testimonio y evangelización, de servicio a los necesitados y de transformación del mundo
| Archiburgos
Esta tarde se han realizado en Burgos los actos de apertura del año santo jubilar Peregrinos de Esperanza, que en la archidiócesis coincide, además, con el 950 aniversario del traslado de la sede episcopal de Oca a la ciudad de Burgos.
Cerca de mil personas se han dado cita en el templo mayor de la archidiócesis entre los que había más de 100 sacerdotes, entre los que se encontraba el abad de San Pedro de Cardeña, el padre Roberto de la Iglesia, y cuatro obispos: Mons. Ramón del Hoyo López, obispo emérito de Jaén; Mons. Cecilio Raúl Berzosa Martínez, obispo emérito de Ciudad Rodrigo; Mons. Fidel Herráez Vegas, arzobispo emérito de Burgos y Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, arzobispo de Burgos, que ha presidido la celebración.
La ceremonia ha comenzado con una estación en la capilla de la Facultad de Teología del Norte de España, sede de Burgos. Allí, se ha proclamado el Evangelio y Lucía Ferreras, miembro del Consejo Pastoral Diocesano, ha leído un fragmento de la Bula de Convocación del Jubileo del papa Francisco.
Tras ello, se ha partido en procesión hasta la Catedral. Una procesión encabezada por la cruz jubilar, seguida por el arzobispo, los obispos concelebrantes, el Consejo Episcopal, el Colegio de Arciprestes, el resto de sacerdotes y una representación del pueblo de Dios que peregrina en Burgos, encabezada por el Consejo Pastoral Diocesano y seguida por un grupo de cada uno de los arciprestazgos.
Al llegar a la Catedral, en la puerta, el arzobispo ha alzado la cruz y, mirando a la muchedumbre congregada a los pies del templo, ha dicho: «Salve, cruz de Cristo, única esperanza». Después, la procesión ha continuado hasta el altar mayor, en el que se ha situado esta cruz que permanecerá en ese emplazamiento hasta el final del año jubilar –el 6 de enero de 2026– y donde se ha desarrollado la celebración eucarística.
En los ritos iniciales, durante el acto penitencial, Mons. Iceta ha bendecido agua del río Oca –que da nombre a la anterior sede episcopal– y ha recorrido las naves del templo, asperjándola el agua sobre el Pueblo de Dios. Tras ello ha llegado el momento de las lecturas.
En su homilía, el arzobispo ha explicado que el concepto de 'jubileo' está asociado en la tradición cristiana «a la indulgencia de Dios o gran perdonanza», y ha destacado cómo este año jubilar, en concreto, está dedicado a la esperanza. También ha señalado cómo tanto la esperanza como el jubileo «hunden sus raíces en la infinita misericordia de Dios».
Mons. Iceta ha señalado que la forma de vida de los peregrinos de esperanza son «las bienaventuranzas y las obras de misericordia», y su alimento es «la Eucaristía, el Pan de la Vida que sostiene el camino». «El sacramento de la reconciliación es el quirófano del 'hospital del campaña' en el que Cristo sana nuestras heridas y nos hace un maravilloso trasplante, quitándonos el corazón de piedra y dándonos un corazón como el suyo», ha asegurado el arzobispo.
También ha explicado que este jubileo universal coincide en la archidiócesis con el 950 aniversario del traslado de la sede episcopal a Burgos, y ha repasado cómo ésta, a lo largo de los siglos, ha sido y es una fuente de santidad, de comunión, de celebración, de anuncio, testimonio y evangelización, de servicio a los necesitados y de transformación del mundo.
El arzobispo ha recordado que las únicas puertas santas de este Jubileo están en Roma y que la archidiócesis ha organizado diferentes peregrinaciones para acudir a la Ciudad Eterna, aunque la indulgencia propia de este tiempo jubilar se puede ganar también en cada uno de los templos jubilares de la archidiócesis, repartidos por los once arciprestazgos, así como en la Catedral y en el Seminario Diocesano de San José.
Tras la comunión, el diácono ha invitado a rezar la Oración del Jubileo escrita por el Papa y, tras ello, el arzobispo ha agradecido la presencia de la multitud de fieles que se han reunido en la Catedral.
La celebración eucarística ha estado animada por el Coro de Cámara Tiento, el Coro de Cámara Vadillos y La Voz de Vadillos, dirigidos por Raquel Rodríguez y acompañados del ensemble Emiholia y del organista capitular, han interpretado la Misa del VIII Centenario de la Catedral, compuesta por Pedro María de la Iglesia, mientras que el canto de salida ha sido el Himno del Jubileo Peregrinos de Esperanza, compuesto por Pierangelo Sequeri.
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