No es suficiente tratar esta cuestión en el plano moral. No bastan buenas intenciones. ¡Cada cosa en su sitio!
La lucha contra la injusticia, contra el mal, no sólo tendrá éxito. Resulta ser la manera correcta de vivir con realismo el presente orientado hacia el futuro. El motor real de la lucha constructiva surge siempre del Amor. Amor a las personas explotadas, privadas injustamente de plenitud. Y amor a las explotadoras, queriendo que salgan de su degradación y cesen de degradar lo más valioso de la creación.
El dolor y la rabia ante la injusticia son estímulos. Construir, construir sólo construye la reacción positiva, el Amor.
Oteando futuro
Contemplar la explotación, la inmoralidad, el egoísmo real y activo, genera rebeldía, estímulo contra este “desorden establecido”.
Contemplándonos a nosotros mismos, encontramos necesidad y posibilidades para de
crear otra sociedad donde “se pueda VIVIR”.
¡Es tiempo de construir!
En la existencia del mal encontramos dos diferencias inseparables e interactivas: persona y sociedad. Entre euforias, desesperos y crisis van haciéndose camino hacia la luz.
La persona es Gracia y genera gratuidad. Imposible corromperla en su ser.
Esta sociedad de hoy, configurada con criterios y dinamismos desviados, no puede generar la calidad humana que necesitamos.
Responsabilidad nuestra es ponerla en su sitio.