Realizada en Manaos de 23 a 26 de agosto de 2024 Clausurada la Asamblea de la CEAMA, desafíada a asumir compromisos para poder seguir su misión con coraje
En vista de los compromisos que serán concretados, se ha llamado a la CEAMA a ser signo de esperanza, desde la escucha y el servicio, a tener confianza en Dios, presente y actuante en la Amazonía
Es importante pasar de la matemática humana, que divide, a la matemática evangélica, que multiplica
Necesidad de que la comunicación sirva para unir lo que está dividido, pues la comunión es un don recíproco, que entrelaza nuestras diferencias, que permite reconocer al otro y apreciarlo
“La CEAMA es el fruto de muchos misioneros, misioneras que han dado la vida en la Amazonía”
No ser ni sordos, ni ciegos, ni mudos, alimentar la espiritualidad que sostiene el trabajo como Iglesia, seguir trabajando en comunión, en espíritu sinodal
Necesidad de que la comunicación sirva para unir lo que está dividido, pues la comunión es un don recíproco, que entrelaza nuestras diferencias, que permite reconocer al otro y apreciarlo
“La CEAMA es el fruto de muchos misioneros, misioneras que han dado la vida en la Amazonía”
No ser ni sordos, ni ciegos, ni mudos, alimentar la espiritualidad que sostiene el trabajo como Iglesia, seguir trabajando en comunión, en espíritu sinodal
No ser ni sordos, ni ciegos, ni mudos, alimentar la espiritualidad que sostiene el trabajo como Iglesia, seguir trabajando en comunión, en espíritu sinodal
Luis Miguel Modino, corresponsal en Latinoamérica
La Asamblea de la Conferencia Eclesial de la Amazonía, que reunió en Manaos a unas 70 personas, de 23 a 26 de agosto, ha sido clausurada asumiendo compromisos que permitan caminar juntos en la presencia de Dios. En una Iglesia de la Amazonía que está unida a Dios, como destacó en la Eucaristía de clausura el presidente de la CEAMA, cardenal Pedro Barreto, que destacó que la paz y la esperanza debe marcar la vida y misión, a partir de los compromisos asumidos delante de Dios.
Fortalecer el caminar
Ante los muchos problemas, sufrimientos y preocupaciones, el cardenal Barreto subrayó que “la gracia y la paz de Dios nos fortalece en nuestro caminar”, y llamó, como expresión del Reino de Dios, a “caminar juntos en su presencia, teniendo muy presentes a los hermanos y hermanas que viven en la Amazonía”. A ejemplo de los ríos en la Amazonía invitó a buscar cauces de comunión, de participación de todos para anunciar la misión de Jesús en la Iglesia. Para ello pidió la ayuda de María para caminar juntos, y tener coraje, coherencia, compromiso como expresión de la parresia en este Kairós.
En vista de los compromisos que serán concretados, se ha llamado a la CEAMA a ser signo de esperanza, desde la escucha y el servicio, a tener confianza en Dios, presente y actuante en la Amazonía. En una actitud de escucha, de ser Iglesia que cuida, acompaña e incluye, que discierne y ofrece una espiritualidad que ayude a vivir en sinodalidad, que reconoce la presencia de la mujer y se hace mediadora de la Revelación del rostro de Jesús. Una Iglesia que desde la Amazonía quiere ser inspiración para otras iglesias.
De ahí la necesidad de fortalecer la organización y estructura interna de la CEAMA y su comunicación y comunión con la REPAM, fomentando procesos, con un compromiso personal y comunitario de conversión, desde una espiritualidad y vocación amazónicas, en diálogo con las conferencias episcopales, las iglesias locales y otras organizaciones, teniendo en cuenta el caminar de la Iglesia en cada país, desde la lectura de la realidad, que lleva a profundizar en el método de la encarnación a partir de la vida existente en la Amazonía, retomando el Observatorio socio- pastoral, apostando por la ecología integral desde los saberes de los pueblos amazónicos.
Asumir la matemática evangélica
A partir de la partir de la parábola de los panes y de los peces, el prefecto del Dicasterio para el Desarrollo Integral, cardenal Michael Czerny, desde las matemáticas y desde la gramática, afirmó que “los discípulos pensaban que para dar a comer a la gente tenían que dividir cinco panes y peces, y les pareció absurdo. Mientras que las matemáticas para Jesús eran al contrario: no dividían, sino que multiplican”.
Llevando eso para la vida de la CEAMA, dijo pensar que “hay una tentación constante de usar la matemática humana de la división, pensando que hay un único pastel”, porque “la matemática humana divide”, insistiendo en que “esta matemática cerrada, precisa, científica no funciona bien en nuestro organismo eclesial. Tenemos que tener en la cabeza la matemática evangélica para reconocer en el otro aquello que multiplica”, señaló, “que no me quita nada”. En la matemática evangélica “hay otra lógica” donde 100 más 100 no son 200, sino 250 o 300, porque “muchas veces en la Iglesia caemos en la tentación de planificar a la luz de la ciencia humana y no desde la gracia de Dios”.
La gracia de la matemática evangélica la descubrió el cardenal “en la lógica del camino sinodal” donde “cada vocación suma y necesita de las otras vocaciones”. La misión no se trata de un pastel que se debe dividir y distribuir entre las diversas vocaciones; es al contrario, es cuando cada vocación se realice al máximo, que la misión prospera.
La importancia de la gramática
Hablando de la gramática, señaló que durante la asamblea, “las palabras más importantes son los verbos. Indican lo que se hace y lo que hace falta hacer”, destacando que “tenemos que prestar atención a los verbos”. Estos verbos utilizados por la CEAMA “han tenido dos sujetos, dos nominativos, un poco peligrosos. Hay el riesgo de utilizarlos demasiado”. Uno de ellos muy utilizado es el sujeto “Ceama”. Una conferencia sea eclesial o episcopal no debe ser el sujeto de tantos verbos, es decir, no debe caer en lo que se llama autorreferencialidad.
Igualmente reflexionó sobre el nosotros, refiriéndose a los participantes de la Asamblea, diciendo que “los sujetos de los verbos deben ser las Iglesias locales, los pueblos, la Amazonía, a la cabeza de las frases”. Eso por un motivo eclesiológico y otro comunicativo, pues “eclesiológicamente, yo supongo que ustedes reconocen que ‘nosotros’ no somos, que la Ceama no es el nominativo, sino las personas, las instituciones, los procesos, lo que hay que hacer” para nuevos caminos de evangelización y de ecología integral en Amazonía. Comunicativamente, “la gente quiere escuchar que ‘ellos’ son los sujetos, los nominativos, los actores, los protagonistas”. De ahí el llamado que hizo a reducir la palabra CEAMA, o nosotros, para dejar más espacio para la palabra ustedes.
Comunicación para unir lo que está dividido
Desde la comunicación vaticana, el prefecto del Dicasterio para la Comunicación, Paolo Ruffini, en mensaje enviado a la asamblea, dijo recordar con emoción y gratitud el Sínodo para la Amazonía, afirmando que “esta Asamblea de la CEAMA nos dice que el camino continúa hacia adelante, es importante estar juntos, caminar juntos, trazar juntos el camino de comunión que nos une”. En sus palabras, siguiendo el pensamiento del Papa Francisco, reflexionó sobre la importancia de la comunicación que viene de un corazón que no está endurecido, y sobre la necesidad de que la comunicación sirva para unir lo que está dividido, pues la comunión es un don recíproco, que entrelaza nuestras diferencias, que permite reconocer al otro y apreciarlo.
De ahí la importancia de encuentros como esta asamblea “en vista de construir un mundo mejor y una comunicación alternativa, un trabajo que estamos haciendo juntos”, subrayó Ruffini, que llamó a “tejer una narrativa diferente”, a hacer realidad “un sistema de comunicación basado en la humanidad, más que en la tecnología de las máquinas o en el cálculo de los algoritmos”. Para ello, insistió en la urgencia de recuperar el buen vivir de los pueblos amazónicos, “de una mirada pura capaz de devolver a la unidad lo que hemos dividido por egoísmo”.
CEAMA fruto de misioneros que dieron la vida en la Amazonía
No se puede olvidar que “la CEAMA es el fruto de muchos misioneros, misioneras que han dado la vida en la Amazonía”, según la religiosa Laurita, Marlene Cachipuerto, resaltando que “es allí que la Iglesia va dando respuestas a través de quienes han dado la vida”. Ante la dificultad para entender lo que es la CEAMA, llamó a poder contagiar a los otros para caminar juntos, considerando la CEAMA como un paraguas que puede ser una voz profética en la Iglesia, retomando el grito de los pueblos y la necesidad de caminar con ellos, conociendo sus planes y no queriendo “implantar nuestros planes”, Para ello ve necesario descuadrarse, correr riesgos, no huir y tener coraje para poder seguir la misión.
Hacer que los pueblos sean sujetos
En ese caminar conjunto entre CEAMA y REPAM, el presidente de la Red Eclesial Panamazónica y obispo de Puyo, Mons. Rafael Cob, que recordó que fue en Puyo, en la Amazonía ecuatoriana, donde se plantó la semilla de la REPAM, presentó su objetivo e identidad, su servir a la Iglesia y levantar la voz, como aliada de los pueblos originarios. El obispo recordó las palabras del cardenal Claudio Hummes, primer presidente de la REPAM, que decía que “en cuanto los pueblos originarios no sean sujetos de su destino, no habremos conseguido el objetivo”.
De ahí el desafío que planteó Mons. Cob de no ser ni sordos, ni ciegos, ni mudos, de alimentar la espiritualidad que sostiene el trabajo como Iglesia, de seguir trabajando en comunión, en espíritu sinodal. Para eso es necesario tener en cuenta la voz de los pueblos indígenas, que como fue compartido en la Asamblea, advierten que caminar juntos implica comprender el origen de cada pueblo, comprender lo que es ser indígena y su relación con el entorno, aquello que está en la comprensión espiritual que lleva a entender las razones de los pueblos originarios para permanecer en el territorio y cuidar de la casa común.