Este jueves, 17 de octubre, el Papa Francisco se reunía con un grupo de indígenas amazónicos que están en Roma con motivo del Sínodo para la Amazonía. Dos de los presentes fueron Delio Siticonatzi, del pueblo ashánica, de Perú, y Marcivana Sateré, del pueblo Sateré Mawé, de Brasil.

Para ellos ha sido un momento de particular importancia, que el Papa Francisco les quiera escuchar, que les pida “que pongamos nuestros pensamientos en sus manos”, como afirma Delio. Ante los ataques que sufren los pueblos indígenas en Brasil, que el Papa les escuche supone un acto para aumentar la resistencia, según Marcivana Sateré. Un encuentro que les ha renovado y supone un impulso para continuar luchando por sus derechos como pueblos. 

Ustedes se han encontrado ayer con el Papa Francisco. ¿Qué ha representado para ustedes como indígenas el hecho de que el Papa les reciba en particular en su casa? 

Personalmente pienso que ha significado mucho para nosotros como pueblos indígenas, que el Papa se sienta con nosotros más cercano. La verdad, yo me sentí en casa, porque una persona que es importante para la Iglesia, es muy difícil encontrarnos con él. Pero ha sido muy significativo porque siento que el Papa quiere algo de nosotros quiere escuchar la realidad de lo que nosotros venimos trayendo desde nuestros pueblos. Él se siente más cercano a nosotros escuchándonos personalmente, lo que sentimos, lo que pensamos. Ayer nos ha abierto las puertas para escucharnos, no solo una vez, sino miles de veces, lo que sentimos, lo que pensamos. 

Personalmente, lo que pienso del Papa, lo que yo destaco de él, es su humildad, su sencillez. No desea grandeza, él desea ser una persona sencilla, y lo es. Porque nos transmite en su rostro a una persona sencilla, que quiere estar con las personas vulnerables, con las personas que no tienen esa voz. Eso es lo que sentí ayer, que él quiere que nosotros tengamos ese valor y pongamos nuestros pensamientos en sus manos.

¿Qué significa que el Papa Francisco escuche sus clamores, sus gritos como indígenas de la Amazonía?

Dentro de la asamblea sinodal hay representantes indígenas, pero también hay otros líderes indígenas que también están aquí, participando en la Casa Común. Hubo todo un proceso de articulación indígena dentro de la asamblea. Mientras el Santo Padre fue a bendecirnos, ya aprovechamos la oportunidad para decir que tuviese este momento de escucha, también con nuestros parientes que estaban fuera. Fue muy gratificante, porque al instante, dijo, nos programemos, estoy contento de escuchar a la gente que también participa en la Tienda. Y lo que vivimos durante la audiencia con Papa fue un arrebato y un grito de clamor

Un arrebato ante tantos reveses, tantos ataques a la Madre Tierra, hay muchos ataques a los derechos. Fue un pedido de ayuda, necesitamos ayuda, estamos desapareciendo, necesitamos ayuda. Y para mí tiene un significado importante, porque esta ha sido una forma de resistencia de las poblaciones indígenas, que buscan fuera de nuestro país, apoyo para continuar existiendo. En nuestro país, donde están ocurriendo muchos reveses, muchos ataques contra nuestras poblaciones indígenas, muchos ataques contra nuestros alimentos sagrados en la Amazonía, muchos asesinatos de nuestros líderes, tenemos que hablar, decirle al mundo, mirar, que somos los mejores cuidadores de la Madre Naturaleza, estamos amenazados, con un riesgo muy grave. Y defender la lucha, la causa de las poblaciones indígenas, es también defender la casa común, la casa común que es para todos nosotros, que afecta a todos los que vivimos aquí.

Usted participo del encuentro en Puerto Maldonado en el Papa. Después de un año y medio de ese encuentro, ahora con el Sínodo para la Amazonía, ¿qué es lo ha ido descubriendo en la figura del Papa Francisco, no sólo personalmente sino también como alguien que forma parte del pueblo ashanica, como alguien que representa a los pueblos indígenas de Perú?

Bien, cuando llegó el Papa Francisco a Perú, en Puerto Maldonado, en 2018, en el mes de enero, yo pensé solamente, el Papa a ver un poco la realidad, conocer un poco más, eso es lo que yo pensaba. Entonces, cuando escuché también la propuesta de que se realizaba el Sínodo para la Amazonía, recién significó para mí, una visita importante, de un personaje importante de la Iglesia que tenga en cuenta la Amazonía. Significo un punto importante del Santo Padre de meterse más a la realidad que vive cada día el pueblo indígena. Cuando anunciaron el Sínodo para la Amazonía, sentí que el Santo Padre, estaba convencido de los problemas ambientales en la Amazonía. Yo sentí que el Santo Padre se involucraba con las personas amazónicas, y siento que se siente parte de, porque no veo una distancia hacia las personas, no solamente en el mundo indígena, sino con todos, con sus hermanos con quienes vive, no hay una distancia que les separe, sino que está junto.

Si el Santo Padre es así, está más sumergido a la Amazonía, porque hay una prioridad para él, hay una identificación, el Santo Padre se identifica con todos los pueblos. Porque cuando yo le saludé en idioma, me respondió en mi idioma. Son dos veces que lo encontré, fue en la mañana y en la tarde. Yo sentía esa emoción, digo, el Papa es ashánica, porque yo le dije ishabiniji, y me dijo ishabiniji, pero con ese entusiasmo. Y en la mañana me encontré y le dije Kitaiteri, y me dijo Kitaiteri, me saludó, me dio la mano, o sea, hay un acercamiento, hay un compromiso, personalmente, para mí, con el Papa Francisco en la Amazonia. No solamente en la Amazonía, porque al finalizar todo ello, en Europa, la gente no piensa que solamente va a atender a la Amazonía. Está atendiendo, en forma general, porque la Amazonía ya he visto que está sufriendo bastante y eso nos ayuda a nosotros para el mundo.

De esta reunión con el Papa, del Sínodo, a sus bases, a aquellos en cuyo nombre está aquí, ¿qué lleva de esos días en Roma? 

Tomo como base la certeza de que construimos caminos de diálogo, formas de escuchar y especialmente de una Iglesia comprometida a caminar al lado de la lucha y el protagonismo de las poblaciones indígenas. Vienes al Sínodo con esos sentimientos de estar un poco sólo, de estar un poco vacío, dejas el Sínodo lleno de esperanza, lleno de cosas buenas para nuestra gente, de lo que está representando en este camino. Entonces, esto es lo que considero, fortalecida, porque hemos sentido, durante estos 519 años, hablo de las poblaciones indígenas brasileñas, que es parte de esta lucha, me sentí muy sola.

Hubo avances en el tema de los derechos, pero avances que se debieron a la iniciativa, al martirio de nuestras poblaciones. Y estamos experimentando este nuevo tiempo, este kairos, este cambio para la Amazonía. Una iglesia que, creo que durante el encuentro, fue muy solicitada para respetar nuestra espiritualidad indígena en este proceso. Eso es lo que más queremos también para que sigamos existiendo.