Ha sido sepultado en la Catedral de Limoeiro do Norte, en el estado brasileño de Ceará, este 26 de diciembre, Mons. José Haring, obispo emérito de esta iglesia particular, que falleció en Fortaleza el pasado 24 de diciembre, a los 83 años.

Francisco alemán llegó a Brasil en la década de 1960

Nacido el 20 de diciembre de 1940 en Gronau (Alemania), el Franciscano de la Orden de los Hermanos Menores, llegó a Brasil en los años 60, cuando vino a estudiar Filosofía y Teología, según ha informado la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil. Su ministerio presbiteral lo llevó a cabo principalmente en la región nordeste de Brasil. Fue ordenado presbítero el 22 de julio de 1967 en Salvador, en el estado de Bahia.

Nombrado quinto obispo de Limoeiro do Norte el 19 de enero del 2000, recibió la ordenación episcopal el 20 de marzo del mismo año, permaneciendo en el cargo hasta 2017. Fue vicepresidente y presidente del Regional Nordeste 1 de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), además de miembro del Consejo Permanente de la organización. Fue presidente del Consejo Pastoral de los Pescadores de 2002 a 2017, y responsable de la Pastoral Social del Regional Nordeste 1.

El Consejo Pastoral de los Pescadores le ha descrito tras su fallecimiento como una "presencia profética, vibrante y solidaria en la animación pastoral y en el servicio del CPP a los pescadores artesanales". Para ellos, "su modelo ejemplar de convivencia fraterna sigue siendo una inspiración en nuestro trabajo pastoral diario, contribuyendo a la construcción del Reino y de la buena noticia".

Condolencias de la Presidencia de la CNBB

La Presidencia del episcopado brasileño ha emitido una Nota de condolencia, dirigida al actual obispo diocesano de Limoeiro do Norte, Mons. André Vital Félix da Silva, SCJ, en la que muestran su tristeza ante la noticia del fallecimiento. El texto muestra la unión del episcopado brasileño “a vosotros, familiares y amigos de Mons. José, y a todo el Pueblo de Dios de esta Iglesia particular, en la oración para que le sea concedido el descanso eterno y brille para él la luz divina, cuya manifestación nos es dada en las fiestas que celebramos en estos días”.

Del obispo fallecido dicen que, siguiendo el ejemplo de nuestro Maestro y Señor, Jesucristo, que "caminó por su tierra con los ojos abiertos, dejándose tocar por el hambre de las multitudes, por la enfermedad de hombres y mujeres, por la exclusión de los leprosos", quiso mantener los ojos abiertos en el nordeste de Brasil, que hizo suyo, insistiendo en que “vio las urgencias y necesidades, tanto pastorales como de promoción de la vida plena”, destacando “la solidaridad en la atención a las periferias y a las realidades del pueblo ante las sequías”.

Finalmente, los obispos piden que “en la esperanza de la resurrección, en la que podremos participar de la gloria eterna, donde brilla la claridad de la luz verdadera, manifestada en Navidad, rogamos al Señor que le acoja”.