Proyecto de Ley legaliza la producción de agrotóxicos genéricos en Brasil La Iglesia de la Amazonía denuncia las graves consecuencias del "PL del Veneno”
"Se debe invertir en la conservación, la preservación y la economía generada en la selva, basada en la justicia social y el buen vivir"
El actual Gobierno Federal ya aprobó 1517 nuevos agrotóxicos, en un país que es el que más gasta en agrotóxicos en el mundo con 10 mil millones de reales (unos 2 mil millones de dólares)
"Visibilizar economías que mantengan la selva en pie y a su gente viva, que sean producciones basadas en la justicia social, sin trabajo precario, que sean procesos productivos aliados a la conservación de la selva, que sean generación de ingresos sin generar carencias"
Estamos ante otro proyecto diseñado en base a "intereses de grupos que tienen poder económico e influyen en estas votaciones"
"Brasil se ha convertido en un paraíso de venenos prohibidos en el resto del mundo y quien paga por ello es su población"
"Visibilizar economías que mantengan la selva en pie y a su gente viva, que sean producciones basadas en la justicia social, sin trabajo precario, que sean procesos productivos aliados a la conservación de la selva, que sean generación de ingresos sin generar carencias"
Estamos ante otro proyecto diseñado en base a "intereses de grupos que tienen poder económico e influyen en estas votaciones"
"Brasil se ha convertido en un paraíso de venenos prohibidos en el resto del mundo y quien paga por ello es su población"
"Brasil se ha convertido en un paraíso de venenos prohibidos en el resto del mundo y quien paga por ello es su población"
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
Un proyecto de ley que estaba en discusión en la Cámara Federal de Diputados desde 2002 y que finalmente, después de 20 años, ha sido aprobado. Con el PL 6299/2002 estamos frente a la legalización de la producción de agrotóxicos genéricos en Brasil, y flexibiliza los criterios de control de estas sustancias con la intención de favorecer a los agroindustriales, según Mons. José Ionilton Lisboa de Oliveira, presidente de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT).
Una aprobación que decreta "la muerte de la selva, la muerte de los ecosistemas y la enfermedad de la población de Brasil de forma legalizada, un ecocidio y genocidio legalizado de proporciones gigantescas", dice Tainá Marajoara. La directora del proyecto CATA -Cultura Alimentaria Tradicional Amazónica- de la ONG Amazonía Viva sostiene que en la Amazonía "se debe invertir en la conservación, la preservación y la economía generada en la selva, basada en la justicia social y el buen vivir".
Para alguien que es una de los líderes nacionales para el reconocimiento de la comida como cultura, "las inversiones en veneno son lo contrario de lo que el propio G20 plantea como mitigación de los impactos del cambio climático". Es una política de destrucción y devastación, que viene a intensificar los conflictos, le da mucha fuerza al agronegocio, y decreta una guerra a los pueblos de la Amazonía, es la muerte de los pueblos de la Amazonía por envenenamiento", hasta decir que "al agro se le da el poder de envenenar a los pueblos de la Amazonía".
No podemos olvidar que el actual Gobierno Federal ya aprobó 1517 nuevos agrotóxicos, en un país que es el que más gasta en agrotóxicos en el mundo con 10 mil millones de reales (unos 2 mil millones de dólares). Las consecuencias las vemos en las enfermedades causadas por los venenos: "enfermedades neurológicas, dificultades respiratorias, irritaciones de la piel, problemas gastrointestinales, cambios en el sistema reproductivo masculino y femenino, cáncer cerebral, cáncer de mama, cáncer de esófago, cáncer de piel, cáncer del aparato digestivo, fibrosis pulmonar, enfermedad de Parkinson, alergias respiratorias y daños renales", dice Mons. José Ionilton.
Junto con esto, nos enfrentamos a las consecuencias para el medio ambiente. Sobre este punto, el obispo de la Prelatura de Itacoatiara insiste en que "para nosotros, que estamos aquí en la Amazonía, los pesticidas contaminan el suelo y el agua. Es evidente que, si contaminan el suelo y el agua, traerán graves problemas de salud a la gente que está aquí, viviendo en la Amazonía, en las orillas de nuestros ríos, lagos y arroyos, que sólo tienen acceso a estas aguas, la población que consume el pescado, que ya estará contaminado".
Según Tainá Marajoara, "el Paquete Veneno no genera alimentos, genera hambre, escasez, conflicto y muerte". Insiste en que estamos ante "un paquete de males que se alía con la legalización del acaparamiento de tierras, la destrucción de las políticas medioambientales, la concentración de la tierra y de la renta y la violación de los derechos humanos". Por ello, la Consejera Nacional de Cultura Alimentaria denuncia que el veneno "se utiliza cada vez más como arma química en los vuelos sobre las poblaciones y la contaminación del suelo, del agua y de los cultivos provoca el desplazamiento de las poblaciones, y estas zonas son tomadas por la agroindustria, ya sea por bala, por contaminación o por decreto".
Tainá insiste en que hay alternativas, llamando a "visibilizar economías que mantengan la selva en pie y a su gente viva, que sean producciones basadas en la justicia social, sin trabajo precario, que sean procesos productivos aliados a la conservación de la selva, que sean generación de ingresos sin generar carencias". Insistiendo en que esto es posible, se posiciona abiertamente en contra de "la narrativa de que hay que destruir y los pueblos tienen que abandonar sus tierras", algo que define como "una narrativa del sistema hegemónico, que transforma nuestra realidad de conservación aliada al buen vivir de los pueblos en una utopía".
Ante la falta de reacción de la población brasileña ante estos hechos, tanto el presidente de la CPT como Tainá Marajoara, hacen un "llamamiento a presionar para que se cumpla la ley. Es hora de movilizarnos y hacer nuestras protestas contra una ley que trae enfermedades y muerte", insiste el obispo.
Según la directora del proyecto CATA, "el gobierno fue elegido con un discurso fascista, un discurso racista, un discurso machista y un discurso de eliminación de los pueblos de la selva, de los quilombolas, de las comunidades locales, donde este discurso es financiado por este lobby nacional y mundial, de manera que hay una comunicación para convencer de que el desarrollo del país está concentrado en la mano de una pequeña porción de la población donde esta porción, que tiene el poder económico, se presenta como un ejemplo de salida de la miseria, de salida de la pobreza.
Denuncia el discurso colonialista del Bolsonarismo, llamando a derrocar lo que llama "los pilares fascistas que se asientan en el colonialismo". En este sentido, Tainá ve la aprobación del PL del veneno, como "una victoria del agronegocio que está siendo apoyada por el gobierno de la muerte".
Estamos ante otro proyecto diseñado en base a "intereses de grupos que tienen poder económico e influyen en estas votaciones", según Mons. José Ionilton. Recuerda que los miembros del poder legislativo "son elegidos para representar al pueblo", pero "en la Cámara de Diputados no se discute pensando en el pueblo", algo que dice es "muy triste, muy lamentable", llamando a la Iglesia en la Amazonía a posicionarse ante esta realidad y a luchar por la vida y la naturaleza, dones de Dios que necesitan ser preservados, una petición del Papa Francisco en Laudato Si Si y Querida Amazonía.
Tainá Marajoara hace un llamado a tomar conciencia de las numerosas actividades generadoras de riqueza, frente al agronegocio, que "trae la carga del gobierno brasileño en sus más diversas formas, no contribuye con impuestos, genera un enfermamiento de la población, desde que comienza el manejo en el campo, con veneno, con transgénicos, hasta el consumidor que está dentro del vientre de la madre, cuando ese niño ya tiene problemas genéticos causados por este tipo de producción del agronegocio".
Por ello, insiste en que "prohibir el PL del Veneno es garantizar la vida de las poblaciones y de los que están en el vientre de sus madres. No podemos seguir permitiendo que el alimento de los cuerpos de las mujeres y la leche de las madres se contamine porque el poder económico brasileño necesita enriquecerse". Según Tainá "Brasil se ha convertido en un paraíso de venenos prohibidos en el resto del mundo y quien paga por ello es su población. La Amazonía pide ayuda".