Entrevista con el Presidente del episcopado argentino y Padre Sinodal en el próximo Sínodo Monseñor Ojea: el Sínodo para la Amazonía puede traer “un nuevo estilo de conducción política en el mundo”
"No hay ecología ambiental si no hay un servicio a la persona humana desde lo social. Todo está relacionado, todo está vinculado, yo creo que este punto se puede mostrar muy bien en el Sínodo para la Amazonía"
"Me da la impresión de que en esta encíclica (Laudato Sí) particularmente, el Papa habla como un ciudadano del mundo, lo cual es poco común, y hace una invitación como un contemporáneo más"
El Sínodo para la Amazonía "espero que sea un momento providencial para la Iglesia, un momento claro del Espíritu, que nos inspire a los padres sinodales a poder decir una palabra que pueda ser entendida por aquellos hermanos más pequeños"
El Sínodo para la Amazonía "espero que sea un momento providencial para la Iglesia, un momento claro del Espíritu, que nos inspire a los padres sinodales a poder decir una palabra que pueda ser entendida por aquellos hermanos más pequeños"
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
Monseñor Oscar Ojea es el actual presidente del episcopado argentino, un grupo del que hasta 2013 formó parte el entonces cardenal Bergoglio, del que el actual obispo de San Isidro fue auxiliar en Buenos Aires. El prelado argentino reconoce en Francisco, “la misma persona” del hasta hace seis años cardenal, a pesar de reconocer que “el Espíritu Santo se va acomodando a cada momento de la vida de las personas”.
Como miembro del Consejo Presinodal, que ve como “un verdadero aprendizaje”, será uno de los participantes de la asamblea del Sínodo para la Amazonía, que tendrá lugar en Roma de 6 a 27 de octubre, y que Ojea ve como “una manera de poner en práctica los principios de Laudato Sí, el cuidado de la Casa Común puesto en paralelo con el cuidado del pobre”, un modo de ir asumiendo el paradigma del cuidado, “un nuevo estilo de vida y un nuevo estilo de conducción política en el mundo”. De hecho, él espera que el Sínodo “sea un momento providencial para la Iglesia, un momento claro del Espíritu,…un profundo llamado a la conversión”.
Al hablar de Laudato Sí, ve que ha tenido mejor lectura y acogida fuera que dentro de la Iglesia, afirmando que “ha pegado muy fuerte en lugares que están en la frontera de la Iglesia”, viéndola como una encíclica donde “el Papa habla como un ciudadano del mundo”, destacándose “la figura del Papa misionero, pensando más en el lenguaje y el ser entendido por la frontera de la Iglesia Católica,… buscando un lenguaje propicio para poder hacerse entender al mundo de hoy”, siguiendo el ejemplo de Jesús, cuyas preferencias estaban en las periferias.
Hablando con un obispo argentino, lo primero que habría que preguntarle sería por el Papa Francisco. ¿Cuáles son las diferencias y las similitudes entre el cardenal Bergoglio y el Papa Francisco?
Es la misma persona, yo tuve la alegría y el privilegio de ser su obispo auxiliar durante tres años, así que tenerlo cerca, trabajando juntos, conduciendo la archidiócesis de Buenos Aires, fue para mí un testimonio excelente de vida pastoral y, al mismo tiempo, una experiencia con un maestro, diría yo, y me marcó mucho. Debo decir que el papado, evidentemente el Espíritu Santo se va acomodando a cada momento de la vida de las personas. Entonces, cuando entra el modo particular en él, al elegirlo Papa, claramente le da todo lo necesario para poder utilizarlo en servicio de la predicación del Evangelio, y parece que lo ha hecho muy bien.
El Papa Francisco ha convocado para el próximo mes de octubre el Sínodo para la Amazonía, que hay gente que dice que puede ser que el Sínodo para la Amazonía puede ser momento para implantar algunas de las grandes intuiciones que el Papa Francisco tiene en su planteamiento vital, espiritual y pastoral. ¿Hasta qué punto cree que el Sínodo para la Amazonía puede marcar pautas para el futuro de la Iglesia?
Yo pienso que es una manera de poner en práctica los principios de Laudato Sí, el cuidado de la Casa Común puesto en paralelo con el cuidado del pobre. Y la propuesta, que es realmente impresionante como desafío para la iglesia, de ir colaborando para que vaya cambiando el paradigma tecnocrático en la sociedad en que vivimos por un paradigma que tenga por Eje al cuidado, el cuidado como un modo esencial de ser, hacia las personas y hacia nuestra Casa Común.
Yo creo que esto puede ser un momento muy importante para poder reflejar una de las inquietudes y de las propuestas más claras del Papa Francisco. No hay ecología ambiental si no hay un servicio a la persona humana desde lo social. Todo está relacionado, todo está vinculado, yo creo que este punto se puede mostrar muy bien en el Sínodo para la Amazonía. La Amazonía es un modelo, una zona con un río inmenso que tiene más de 1000 afluentes, que tiene el 20% de la reserva de agua dulce del mundo, que es una reserva de carbono. Ver cómo el hombre lo está depredando, yo pienso que es poner de manifiesto hasta qué punto debemos cambiar, dialogar, ponernos de acuerdo, pensar, para ver cómo asumimos un nuevo estilo de vida y un nuevo estilo de conducción política en el mundo, para que estas cosas puedan ordenarse.
Usted que forma parte del Consejo Presinodal, ¿cómo ha vivido este proceso que comenzó hace un año y medio? Ustedes tuvieron la primera reunión del Consejo en mayo de 2018, desde aquel momento hasta ahora, ¿cómo ha visto este proceso que se ha ido llevando a cabo, primero con el documento preparatorio, después con el Instrumento de Trabajo?
Como un verdadero aprendizaje, el testimonio de mis hermanos obispos de la región, el testimonio de los peritos, las conversaciones con el cardenal Hummes, que realmente me parece una persona que une una enorme experiencia pastoral, un gran conocimiento de la región, y al mismo tiempo su experiencia en la Curia Romana. Yo creo que las dos han sido experiencias que el conjuga para poder este estar un poco a la cabeza, como relator, de lo que significa el Sínodo. Para mí ha sido un gran aprendizaje desde Argentina, que nosotros tenemos ecos de la problemática amazónica, tanto en el Acuífero Guaraní, cuanto en la Selva Chaqueña.
Ha sido de sumo interés las experiencias pastorales, las experiencias de territorio y de la vida que mana en el territorio, que los hermanos me han mostrado en este camino.
De todo lo que ha aprendido a lo largo de este de este tiempo, ¿qué es lo que usted lleva para la Iglesia argentina?
Una enorme necesidad de concientizar sobre la problemática, la mayoría de nuestras ciudades, la mayoría de nuestras diócesis, vive la realidad de la Amazonía como algo muy, muy, lejano. La necesidad de concientizar sobre lo que significa este momento en la vida del Planeta, la necesidad de cuidarlo, de preservarlo, y, al mismo tiempo, poner claramente el cuestionamiento de para qué estamos en el mundo. Si en realidad estamos preparando a las generaciones futuras un mundo más limpio, más digno de ser vivido, un mundo con aire, con agua no contaminada, o directamente hemos abandonado esa función y vivimos solamente para nuestra generación sin ninguna preocupación por el futuro. Pienso que son valores espirituales sumamente profundos que tenemos que replantearnos, y que tienen que ver con el sentido de nuestra vida en el Planeta.
Todo eso que usted dice nos remite un poco a la Laudato Sí. El Papa ha dicho que el Sínodo es hijo de Laudato Sí. ¿Cómo cree que toda la doctrina de Laudato Sí se ha implementado, se ha asumido, en la vida práctica, pastoral, de la Iglesia?
Me parece que todavía no se ha leído bien la encíclica, en general, en los medios católicos y en las comunidades, estoy hablando en general, pero sí algunos lugares fronterizos con la Iglesia Católica. Por ejemplo, yo siendo presidente de la conferencia episcopal he recibido pedidos de reuniones sobre el contenido de la encíclica, a personas de confesiones religiosas distintas. El respeto que tienen este momento los musulmanes por la doctrina del Papa y por la persona del Papa, es inmenso, casi conmovedor, diría yo, lo mismo los judíos. Por otra parte, he recibido también pedido de las universidades nacionales, muy interesadas en el texto de la encíclica. De modo que es una gran sorpresa como el texto ha pegado muy fuerte en lugares que están en la frontera de la Iglesia, proporcionalmente aquellos sectores más comprometidos.
¿Podríamos decir que muchas veces las posturas, las ideas, las palabras del Papa Francisco son mejor entendidas fuera de la Iglesia que dentro de ella?
Podemos decir, se lo digo un poco de otro modo, me da la impresión de que en esta encíclica particularmente, el Papa habla como un ciudadano del mundo, lo cual es poco común, y hace una invitación como un contemporáneo más. Digamos por eso, el mundo científico estaba a la expectativa de esta encíclica y muchos hermanos del mundo científico no son creyentes. Sin embargo, ha sido generalmente muy bien recibida en este mundo. Así que a mí me parece que es el lugar desde donde el Papa habla, lo que nos permite a nosotros tener un lenguaje, que nos pueda comunicar con aquellos hermanos con los que compartimos una cantidad de preocupaciones e inquietudes y de visiones del mundo, aunque no la fe.
Entonces, de alguna manera, en esto se ve claramente, la figura del Papa misionero, pensando más en el lenguaje y el ser entendido por la frontera de la Iglesia Católica que sólo por la Iglesia Católica.
En ese sentido, también podríamos decir que se visibiliza la espiritualidad ignaciana, que es algo muy presente en el Papa Francisco. San Ignacio decía: dame una buena persona y haré un buen cristiano, dame un buen cristiano y haré un buen jesuita. Ese partir de abajo, de la realidad de los últimos, ¿cómo influye en la vida y en las orientaciones del Papa Francisco?
Esta visión, además de ser ignaciana, es sumamente evangélica. Si nosotros miramos a Jesús, dónde estaban las preferencias de Jesús, dónde nació Jesús, dónde vivió su infancia, en la periferia del mundo y en la periferia incluso de la misma Jerusalén. Con qué gente se reunía Jesús, quiénes lo entendían a Jesús, cuál era el lenguaje que Jesús utilizaba. No eran precisamente los maestros y los sabios de Israel, sino que eran los desposeídos, los enfermos, los que no tenían cabida en la sociedad. Muchas veces el Señor trata de explicar esto, por ejemplo, a través de las bienaventuranzas. Pero evidentemente, a mí me parece que el Papa intenta colocarse desde el Evangelio. El Secreto del Papa Francisco es querer ponerse desde ese lugar, buscando un lenguaje propicio para poder hacerse entender al mundo de hoy.
Como padre sinodal, ¿cuáles son las expectativas que le genera, que le ha ido generando el Sínodo para la Amazonía? ¿Cómo espera que la asamblea sinodal se desarrolle?
Espero que sea un momento providencial para la Iglesia, un momento claro del Espíritu, que nos inspire a los padres sinodales a poder decir una palabra que pueda ser entendida por aquellos hermanos más pequeños, como una muestra de la cercanía de la Iglesia Católica frente a todas las problemáticas que vamos a analizar. Al mismo tiempo, un llamado de atención a las clases medias y a las clases medias altas, sobre las realidades que estamos viviendo en el mundo y cómo debemos dialogar y conversar sobre el futuro del Planeta. De modo que pienso que el paso del Espíritu va a ser un profundo llamado a la conversión. Nosotros hablamos continuamente de conversión, hablamos de conversión misionera, hablamos de conversión sinodal. Y en este caso, hablamos de conversión ecológica, que tiene que ver con este cambio de mirada frente a la naturaleza y frente al hermano.