Comentario al Evangelio del XXIV Domingo del Tiempo Ordinario Ojea: “Jesús nos pide más un seguimiento que un conocimiento”
"El Señor comienza a enseñarles que él tiene que sufrir mucho, que va a ser reprobado por los dirigentes del pueblo, los ancianos, los fariseos, los escribas, que va a ser condenado a muerte y que tres días después va a resucitar”
“Jesús llevando la Cruz delante nuestro va hacia una plenitud de humanidad"
“Seguirlo, no conocerlo solo de palabra, sino al seguirlo poder conocerlo de verdad y configurarnos con él”
“Seguirlo, no conocerlo solo de palabra, sino al seguirlo poder conocerlo de verdad y configurarnos con él”
Luis Miguel Modino, enviado especial al Sínodo de la Sinodalidad
En su comentario al Evangelio del XXIV domingo del Tiempo Ordinario, el obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Oscar Ojea, señaló que “claramente el Evangelio se divide en dos después de la confesión de Pedro. Hasta la confesión de Pedro, Jesús tenía algunos seguidores; luego va teniendo cada vez menos”. Según el obispo, “entonces se recuesta sobre sus Apóstoles y les pregunta: ‘¿Para ustedes quién soy yo’ Primero les pregunta qué dice la gente, después ¿Para ustedes quién soy yo?”.
Tú eres el Mesías
Ojea recordó que “Pedro, que lleva la voz cantante proclama a Jesús como el mesías, el esperado: ‘Tú eres el Mesías’. Aquel que realmente esperaba Israel”. En esa perspectiva, profundizó el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina: “probablemente Pedro se queda muy satisfecho con esta confesión, pero inmediatamente el Señor comienza a enseñarles que él tiene que sufrir mucho, que va a ser reprobado por los dirigentes del pueblo, los ancianos, los fariseos, los escribas, que va a ser condenado a muerte y que tres días después va a resucitar”.
“Esto lo deja atónito a Pedro”, destacó Ojea, que mostró que “entonces lo lleva aparte, lo arrincona a Jesús y por única vez en el Evangelio lo reprende, Pedro reprende a Jesús”. Según el obispo, “estaba realmente agrandado por haber hecho la confesión y se cree que tiene la libertad para reprender a Jesús. Él creía que siendo el mesías era imposible que le fuera a pasar eso, él imagina un mesías triunfante, un mesías dominador, un mesías político, un mesías según las categorías de este mundo y Jesús le va a decir algo muy duro: ‘Ve detrás de mí Satanás, porque vos pensas las cosas de los hombres y no las cosas de Dios’”.
Para Ojea, “esta tentación del poder que es lo que ve Pedro, es lo que realmente lo hace trastabillar y Jesús le ordena que vaya detrás de él”. Por eso, acrecentó que “Jesús nos pide más un seguimiento que un conocimiento”, afirmando que “es verdad que Pedro da con la fórmula de decir quién es, pero no lo conoce todavía. Como él va a decir cerca del calvario: ‘Yo no conozco a ese hombre’. En realidad, tenía otra imagen de Jesús. Para conocer a Jesús hay que seguirlo hasta la Cruz”.
Conocer a Jesús
“Jesús pide su seguimiento, él pone el pecho primero y nosotros podemos ir después. Este es el único modo de conocer a Jesús”, subrayó el obispo. Según él, “Jesús llevando la Cruz delante nuestro va hacia una plenitud de humanidad, esa humanidad para la cual el extiende sus brazos en señal de amor al prójimo y el otro palo de la Cruz, el palo vertical, indica la profunda unión con Dios. Estas dos partes de la Cruz, la parte que se extiende a los hermanos y hermanas y la parte vertical que mira hacia el cielo. Estas dos partes de la Cruz son las que van a resumir el amor a Dios y el amor al prójimo y van a resumir el verdadero seguimiento de Jesús”.
Pedro finalmente, recordó Ojea, “va a conocer al verdadero Jesús cuando él lo perdone, lo perdone de verdad y cuando le confiese en esa triple confesión de amor, su amor verdadero”. Desde ahí animó a pedir al Señor “seguirlo, no conocerlo solo de palabra, sino al seguirlo poder conocerlo de verdad y configurarnos con él”.