Comentario al Evangelio del XX Domingo del Tiempo Ordinario Ojea: “Al comer su carne permanecemos en él, nos configuramos con su persona”

Mons. Oscar Ojea
Mons. Oscar Ojea

“Todo el que ama tiende a la unión profunda con el ser amado”

“Cuando yo como a Jesús me uno a Jesús de tal manera que al configurarme con él entro en su mundo de relaciones, entro en su compasión”

En su comentario al Evangelio del XX Domingo del Tiempo Ordinario, el obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Mons. Óscar Ojea, comenzó afirmando que “todo el que ama tiende a la unión profunda con el ser amado”. Por eso, continuó, “cuando amamos usamos expresiones como, ‘estás en mí corazón; estás en mi pensamiento; te llevo conmigo; estás en mí’, pero todas estas son imágenes porque nos separan el espacio y el tiempo, no podemos tener una unión que rompa el espacio y el tiempo”.

Pan

Permanecer en él

En su opinión, “la unión más profunda que existe espacialmente es la unión entre el hijo y la mamá. Por un tiempo vivimos una misma vida, pero llega un momento en que nos definimos en nuestro propio espacio y en nuestro propio tiempo. Sin embargo, la relación con Jesús, Jesús plantea un permanecer en ‘aquel que come mí carne y bebe mí sangre’, permanecer en él”.

“Al comer su carne permanecemos en él, esto quiere decir nos configuramos con su persona. De pronto tenemos sus mismos sentimientos, su mismo corazón, esta es la vida eterna, no es la vida aburrida, no es la vida siempre la misma, es la vida que nos va hundiendo ya desde la tierra en un conjunto de relaciones, nos sumerge en un conjunto de relaciones y de vínculos que tienen que ver con el amor y nos hacen crecer”, afirmó Ojea. Según el obispo, “cuando yo como a Jesús me uno a Jesús de tal manera que al configurarme con él entro en su mundo de relaciones, entro en su compasión, empiezo a crecer como persona y como cristiano. Se dilata mi corazón, esto es la unión con Jesús, desde ya, desde la Tierra”.

Unidad para poder abrirnos 

El obispo de la diócesis de San Isidro llamo a pedir al Señor “poder ser fieles a este modo de unidad, este modo de unidad es un modo que nos abre a lo diverso, que nos abre a la inquietud, por los demás hermanos que nos abre a formar comunidad, que nos abre a la fraternidad y solamente de este modo descubrimos mundos nuevos, mundos que tienen que ver con los corazones de las personas que es lo más digno y lo más rico que el Señor creó y lo creó para la relación, para el vínculo, para poder conocer a este Dios que es amor, que es puro dinamismo y que quiere hacernos entrar en él permaneciendo él en nosotros”.

Finalmente, solicitó “que cada vez que comulguemos, cada vez que comamos el cuerpo y la sangre de Jesús, la carne de Jesús nos haga conscientes de que nos vamos configurando con su persona, con sus sentimientos y con su corazón”.

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